sábado, 25 de junio de 2011

Tarde apacible de sábado


Acabo superando los días, no sé ni cómo ni si los seguiré dejando atrás como la líneas discontínuas de la autovía que me llevaba desde la puerta de mi casa a la puerta de la suya. Acabo superando los momentos tristes en la inmesidad que conforman cuatro paredes, un mini-universo repleto de nitrógeno, un elemento que mi cuerpo no asimila, no hace nada con él, es decir, que desaprovecha el 80% del aire que le entra en los pulmones. Así de estúpido me siento yo, como mi cuerpo tan poco eficiente que se sienta y escribe en el calor del calor de esta tarde de sábado.

Hay cosas no me atrevo a escribir aquí. Cosas que me hacen débil, pensamientos y miedos, miedos que me provocan las malas experiencias. El otro día, una amiga japonesa me decía que yo era muy desconfiado, me decía que ella siempre había tenido buena suerte con las personas con las que se había cruzado a lo largo de su vida. En cambio yo no. No he tenido suerte. Quizá no he tenido suficiente vista.

Mira que tengo intuición, pero soy un jodido optimista, lo que me pierde es el optimismo. Por eso me encierro aquí, abrazado a todo este nitrógeno, para no tener motivos para ser optimista, para no tener que tener esperanzas y que éstas se disuelvan entre efervescencias y adioses.

Odio no poder dejar de odiarme por odiarla. En realidad no lo hago, no la odio, sólo le reprocho que me diera a entender que me quería. Así que nunca más voy a creer algo así. Tampoco voy a querer a nadie, no al menos de la forma en la que se quiere: confiando en el otro. No es una decisión. Es una consecuencia. El mundo es un gran traidor, un lugar en el que no merece la pena vivir. Todo es una gran mentira.

Cuando empecé este blog lo titulé moriría por ella por el cómic de Frank Miller. Siempre fui un romántico de las palabras. La voz en off de Bruce Willis en la versión original me llenaba de ganas de salir a buscarla y... pero todo se acabó. Vivo entre mentiras, entre sospechas, entre acusaciones que saben que son falsas, vivo en un infierno de paredes de hielo, donde el nitrógeno se licúa en los pulmones porque no quiere volver a pertenecer al aire que me envuelve, en las noches algo sale de mi cuerpo y grita su nombre porque todavía no puede entenderlo. Pero es así. No sé por qué todavía sigo enganchado a toda esa mierda.

Me retengo a la hora de escribir. La rabia me llevaría a un lugar del que no podría salir y no estoy para esto. Tengo todo el futuro en mis manos, pero no importa, el futuro es lo que menos me importa ahora. Ahora camino tambaleándome como un borracho sobre las teclas del portátil. Ya no moriría por ella. Querer a alguien es una tontería, una pérdida de tiempo, me he convertido en alguien a quien hubiese odiado hace sólo apenas un año. Creo que lo mejor que puedes hacer es dejar de leer. Yo no voy a dejar de escribir. Hace mucho tiempo que ya no escribo para nadie, ni tan siquiera para mí. A veces, como hoy, dejo al bicho que se salga con la suya, dejo que grite y se suba por los muebles y salte por la ventana y se pierda loco por las calles.

A veces recupero la esperanza. No suelo hacerlo muy a menudo pero lo hago. Pasan las fiestas y me dejo llevar.

Pero siempre vuelve el día.

Este blog ha perdido su sentido. Ya no moriría por nadie. Cuarenta y dos entradas más y lo cerraré.


12 comentarios:

Lady Artmer dijo...

¿Y si vuelves a recuperar la esperanza? No dejes de lado el optimismo, nunca ha sido malo confiar en las personas.
No todo es mentira, aunque una gran parte del mundo lo sea. Hay que saber encontrar las verdades.
No tienes por qué decidir no querer nunca a nadie en el futuro, sólo basta con que no la quieras a ella. No es justo ni que tú ni alguna persona que puedas encontrar en tu camino pague por el daño que te hizo una sola persona. Y aunque fueran millones de personas las que te hirieran, no vale la pena condenar toda la humanidad por eso.
¿Ves? A mí también me pierde el optimismo.
Me apenaría bastante que cerraras el blog, ya lo sabes. Mantendré la esperanza.

Lluna dijo...

Pq 42? Perdona però m'ha picat la curiositat.
No sé que dir-te, puc entendre una mica com et sents, jo tb pensava que no hi ha res més, però poc a poc sembla que vaig descobrint que el món no s'acaba quan ells marxen, i encara que jo mai he volgut morir per ningú sí que si tornés hi cauria de 4 potes. Que hi farem...
Un petó i una braçada.

Daltvila dijo...

Querido "Moriría por ella":
Siento comunicarte que tu intención de no escribir para nadie ha fracasado, siguiendo tu linea de pesimismo. Desde ayer te descubría comentando en otro blog, creo que era algo así como "No me beses que acabo de lavarme el pelo" o " Tus besos pueden despeinar mi maravilloso cabello recién lavado y perfumado con mascarilla". Me pareciste realmente optimista (lo eres, tu mismo lo reconoces) y me hiciste reir, misión realmente compleja en los tiempos que corro.
En fin, solo deseo que continúes escribiendo poque el día menos pensado lo que cuentas nos puede servir a otros.
P.D. El amor lo construimos en nuestra cabeza, de modo que es fácil tunearlo.

Anónimo dijo...

Entiendo perfectamente por lo que estás pasando...A mi me ha pasado también,pero hay que seguir viviendo, aunque ya nada es igual. Cuesta recuperar la ilusión, yo ya soy mayor y después de 10 años ya no la voy a recuperar pero una persona joven puede, seguro que sí.
Me gusta como escribes.Podrías escribir una novela y así sacar algo buenonde todo lo que te pasa.
Saludos. Una amiga

Espera a la primavera, B... dijo...

Alba, tienes razón, no todo es mentira. Y nadie debe pagar por algo que hizo otra persona. Pero lo cierto es que a veces uno no es dueño de sí mismo y quien diga que lo es siempre no se conoce en absoluto.

Me duele sentir esto que siento, me duele lo que hago, digo, muestro...

Espera a la primavera, B... dijo...

No podem fer res, Lluna, estimar no és tan dolent, el problema vé quan s´ha acabat allò que funcionava. Els clubs de futbol canvien l´entrenador, alguns pensen que canviant es sol.luciona tot.

I tot depèn. De vegades només hauria haver-se assegut a parlar-ho.

I fer l´exercici de compendre

I fer-se unes rises

I saber que les coses tenen moltes sol.lucions.

Espera a la primavera, B... dijo...

Puede que el amor, Daltvila, esté en nuestra cabeza, a mí siempre el amor me atacó como un enjambre de abejas-mariposas en el estómago, así que en mi cabeza sólo queda un espacio confuso de porqués sin respuestas. Mi parte límbica me dice algo y mi neocórtex me dice pase página.

No pasaré página hasta que lo entienda.

Soy un tozudo.

Por cierto, no puedo escribir comentarios en tu blog. No me deja.

Un abrazo

Espera a la primavera, B... dijo...

Generalmente no publico anónimos, es una larga historia. El caso es que, anónimo... nunca se es demasiado mayor, no sabes cuando va a morir, si mañana o dentro de cincuenta años, por tanto... no vas a desperdiciar cincuenta años de tu vida por creer que eres mayor... porque no lo eres. Sospecho que alguien quiere hacértelo creer. No vivas la vida de otros, aunque los quieras con locura.

Empecé a escribir una novela... una novela en la que él iba a buscarla y la encontraba. El desamor es casi tan fuerte como la esperanza (a veces pienso que son lo mismo). Siempre escribiré sobre el desamor porque siempre lleva consigo esa brizna de esperanza. Y aunque no te lo creas soy un optimista empedernido. Nunca pierdo la esperanza. Siempre he creído en la perseverancia.

Gracias por tu amistad anónima...

Te va a parecer una tontería pero me has recordado por tu forma de escribir y por lo que dices a una persona muy querida a quien hace mucho tiempo que no veo.

Anónimo dijo...

¿Cuarenta y dos?

¿Y luego qué voy a leer?

Saludos a Penélope y Ulises y un abrazo para ti

Yo.

Espera a la primavera, B... dijo...

No sé, quizá supere la barrera de los mil. Creo que no lo haré, espero para entonces tener un gran proyecto entre manos...

Saludados quedan

Alex B dijo...

Creo que amar y confiar merece muchas más veces la pena que no hacerlo.
Mejor dicho estoy convencida.
Saludos

Espera a la primavera, B... dijo...

la cuestión no es si merece la pena o no, si no si somos capaces de hacerlo una y otra vez (y hasta cuándo)

Besos Alex