sábado, 29 de mayo de 2010
Siempre digo alguna palabra que lo ahuyenta todo
Anoche volví a ver en la oscuridad como un gato, volví a sentir el dulce y amargo sabor de la sangre de las palabras. Anoche volví a quererte, dios mío, anoche el bicho despertó de nuevo, recorrí la espalda de las calles que serpentean tu barrio, me supiste en los labios como si fueras alcohol de cuarenta grados, anoche empecé a saber qué exige estar a tu lado y a sospechar que es todo lo que tengo. Cerré los ojos con fuerza hasta que dentro de mi cabeza desapareciera el infierno y sólo quedaras tú.
Quedaste tú. La vida es jodidamente rara. Una palabra y el futuro se disuelve como un alka seltzer en un vaso de agua. No existe el futuro. Sólo hay un presente que no tiene sentido. Me gustaba el presente cuando estaba a tu lado, ahora sólo estás cuando cierro los ojos con todas mis fuerzas. Y sin embargo te siento a todas horas aunque no estés, te siento ahora encerrada en estas cuatro paredes conmigo. A veces hablo contigo, te cuento mis cosas mientras hago las tareas en casa, solo, como esos niños que tienen amigos invisibles que acaban un día desapareciendo. Diría que me estoy volviendo loco si no fuera porque tengo la certeza de que enloquecí del todo el día en que te fuiste.
Nunca creí en el amor. El amor no existe, a veces confundimos amor con posesión tratando de crear algo que en realidad sólo es un acuerdo entre dos partes. Yo poseía tu cuerpo y tú poseías mi alma. ¿Amor? No se puede amar cuando se convierte en desesperación, cuando te lo juegas todo a una sola carta. Diría que te quise, que estar a tu lado me hacía feliz, me gustaba qué clase de hombre era cuando estaba junto a ti. A veces no sé si te echo de menos a ti o a la felicidad que sentía cuando estabas conmigo. A veces intuyo que esa felicidad no era otra cosa que saberme el origen de tu paz. Paz; echo de menos tu paz.
No te lo he dicho. Te he visto de lejos y no me he acercado a ti. Si lo hubiera hecho hubiera tenido que decirte que he vuelto a escribir. He vuelto a escribir, quizá por eso vuelvo a ver en la oscuridad como un gato, quizá por eso mis dedos son capaces de soñar con tu piel, una piel que destila un dulce veneno al que, empiezo a darme cuenta, soy adicto.
Hace días que doy vueltas en la cama, me levanto demasiado pronto y no puedo dejar de pensar. He buscado tu cuerpo en otras voces, tu voz en otros cuerpos, he querido querer y he querido olvidar sin conseguir nada de ello. A veces salgo a perderme por las calles hasta que no puedo más, hasta que no sé volver a casa.
Y sin embargo sé que si nos viéramos, si habláramos una sola vez, todo sería como cuando nos dijimos adiós, sólo habría reproches, sólo quedarían las preguntas de siempre y las respuestas de siempre, que los momentos que se fueron requieren de un largo tiempo, de una imposible vuelta a atrás, como si para recordar el cariño dado fuese necesario meterlo en una barrica durante años de quietud y silencio hasta que se convierta en algo valioso, algo que podamos beber sin querer escupirlo de inmediato. Y sin embargo, no tenemos tiempo.
La vida es demasiado corta para salir huyendo y darse tiempo. Tiempo; no existe el tiempo. Si alguna vez se extingue nuestro universo y desde otro universo algún arqueólogo de estrellas encuentra nuestro rastro, no lo hará por lo que haya pertenecido al tiempo, lo hará por lo que haya escapado a él.
Y yo quiero escapar al tiempo contigo.
viernes, 28 de mayo de 2010
Me gustaría
Me dice adiós con la mano. Suelta lastre, le digo. Suéltame a mí se te peso, vuelvo a decirle. Me mira. Me mira y no me suelta. Es por esas cosas por las que sigo aquí, pienso.
Más dura será la caída, me dice una voz a mi espalda. Me doy la vuelta y no veo a nadie. Debe de ser mi imaginación. Me siento en el suelo. Ella se eleva por fin, ya no me dice adiós. Sólo me mira fijamente. Se hace pequeña. Me envía un mensaje por teléfono. La echo de menos. Aún no sé por qué lo hago. Imagino que es porque mi vida es una despedida constante, que en el momento que conozco a alguien, ya sabes, ya he empezado a despedirme de él.
Ahora es un punto en el cielo. Un punto negro sobre un cielo azul oscuro. No entiendo nada peor que sentimre solo de esta forma. No hay nada peor que oír los maullidos de Penélope echando de menos a Ulises que anda por los tejados.
miércoles, 26 de mayo de 2010
El sol y el dragón blanco
Hace días que me despierto sobre las seis. Me levanto, bebo agua, a veces vuelvo otra vez a la cama, no consigo dormir. Como no consigo dormir ahora subo a la oficina y adelanto trabajo. No me ducho hasta más tarde, como si me hubiese adelantado al ritmo natural de mis días y lo reenganchara con ese gesto sabiendo que esa hora u hora y media de más es un tiempo robado, un tiempo vivido sin que estuviese planeado, un tiempo del que nunca guardaré ningún recuerdo.
A veces tengo la sensación de que existen etapas en mi vida que fueron así, un tiempo extra, una salida de la rutina hasta que llegara de nuevo el ritmo natural de las cosas, y volver a levantarme solo, hacer las cosas solo, pasar los días con las incertidumbres conocidas... permitidme que haga un alto, el sol sale por encima del tejado del edificio del otro lado de la calle y me da de lleno, entorno los ojos, recuerdo que hay un gurú en no sé dónde que se alimenta de los rayos del sol haciendo un ejercicio todas las mañanas al mirararlo. "El primer día diez segundos, el segundo veinte, el tercero..." ahora que lo pienos de diez en diez es mucho. No sé, se lo preguntaré al dragón blanco que habita en cierta fortaleza.
El sol me molesta para escribir pero me consuela saber que, de alguna forma, me está alimentando.
Hoy no he soñado contigo ni con tu voz, hoy he permanecido como muerto, sin soñar, sin esa rabiatristeza que me provoca saber que nunca me querrás, a sabiendas que la distancia aumenta mi debilidad, con la certeza de que soy el muñeco de trapo de la niña que acaba de entrar en la adolescencia. Podría decirte que no me importa pero sí me importa, me importa tanto que a veces se me descosen las costuras, envejezgo demasiado deprisa, como si un muñeco lo que no pudiera soportar de verdad fuera la soledad de la repisa, la añoranza de dormir acurrucado entre tus brazos.
Resulta curioso, para mí la crisis empezó cuando tú te marchaste, justo en el momento en el que empecé de nuevo a tener trabajo. Pero no sé por qué sospecho que los muñecos de trapo sueñan todo el tiempo, que si existe algo en el mundo que se pasa veinticuatro horas soñando son ellos. Me gusta estar de alguna forma, conectado con ellos en una hermandad secreta de alma descosida, de reuniones en la cara oculta de la luna, de tostadas untadas de mantequilla que acaban siempre intactas, de polvo lunar en la alfombra del recibidor al regresar de madrugada, de repisa fría todas las mañanas, mientras tú te despiertas con el zumbido del reloj y corres desnuda, pasillo abajo, camino de la ducha.
martes, 25 de mayo de 2010
Flores raras
A veces sueño con tu voz y el dormir se convierte en algo abominable, lucho y me desespero por despertar de él pero cuanto más lo zarandeo más hondo clava sus uñas en mí. A veces me rindo y me quedo a escucharte como si esa letanía fuese una canción en un tocadiscos eterno. No te lo he dicho, tu voz suena al raspar de la aguja haciendo nuevos surcos, una y otra vez en mi cada día más débil corazón.
Tú no lo sabes pero tu voz y mi deseo van de la mano, deseo de tu piel, de tu cuello, de mis manos arrancándote la ropa, de buscarte una y otra vez con desespero el broche de tu sujetador. Tu voz sólo se calla cuando acabas desnuda y enredada en mí, entonces es cuando paso de querer despertar a querer que no se acabe nunca la noche. Pintaría la habitación de negro para que no acabara nunca. Vaciaría de luz el mundo. Dejaría ciegos a todos.
Despierto anhelo el sueño con tanta fuerza como deseo despertar cuando te cuelas en mis oídos mientras duermo. Despierto te espío, te escucho, te huelo como un animal hambriento. Tú te crees a salvo en esta distancia que nos separa y me ignoras, no quieres saber de mí, tal vez nunca existí, al fin y al cabo ¿quién puede afirmar que alguien o algo existe?
Pero algunas noches tu voz te delata, dices palabras que no quieres decir y rectificas de inmediato, hablas sin saber qué dices, como si tu corazón se desbocara por tu boca, como si el guardián de tus deseos durmiera borracho abrazado a una neurona. Y entonces, sin tú saberlo ya eres mía, sin que ninguna palabra medie entre nosotros, me perteneces.
Somos esclavos del corazón, no de la mente. Y mi corazón sólo entiende el lenguaje del deseo. Del deseo de ti.
Pequeños gestos
Tengo treinta y nueve años, dos meses y catorce días, dos gatos y un bonsai al que llamo Alberto, tengo la cabeza bastante mejor amueblada de lo que yo mismo creo y el corazón de un niño embobado. Me rijo por leyes poco convencionales, soy bastante asocial a veces pero sin embargo caigo bien y soy hasta divertido. Noto que la gente me acaba cogiendo cariño, un cariño que, para qué vamos a negarlo, nunca creo que merezca.
Tenía un sueño: quería ser escritor pero supongo que no tengo nada interesante que contar, así que lo dejé en el limbo. Tengo otro sueño desde hace años, llevar agua potable a quien lo necesita. Con el tiempo el sueño se fue convirtiendo en una pesadilla. Acabé haciendo depuradoras para personas que no lo consideraban necesario, me dejé la piel en ello, ahora tengo tres hipotecas que voy pagando a trancas y barrancas. Tengo el piso en venta y una propuesta encima de la mesa para trabajar viajando por el mundo a la búsqueda de proyectos de tratamiento de aguas. Quizá cumpla por lo menos uno de mis sueños.
Tengo el corazón hecho pedazos, unido con cinta aislante, creo que cuando nací ya lo llevaba así, ya casi estoy acostumbrado pero cada vez los pedazos son más pequeños hasta que un día se acaben convirtiendo en polvo. Entonces, supongo que no habrá cinta aislante que los pegue. Me pregunto qué pasará entonces.
Tengo un blog desde hace dos años y medio al que puse el nombre de un cómic de Frank Miller. Siempre he sentido curiosidad por quién me lee, siempre he tenido afán por conocer las vidas que hay detrás de cada comentario y leo sus blogs y me gustaría saber más de quienes no lo tienen. He de reconocer que me ha sorprendido que mi adiós fuera como esta primavera y que brotaran tantas flores. No sé si os habéis fijado que este año han crecido casi el doble que otros años. Me he emocionado hasta la lágrima pero lo negaré incluso bajo amenaza de muerte.
Siempre llego tarde a casi todo. Cuando la chica ha empezado a salir con otro, cuando el puesto de trabajo ya ha sido cubierto, cuando hace una hora que han decidido qué proyecto licitar. Siempre llego tarde y además nunca hay segunda oportunidad. Y no es que no lo intente pero es así. Debe de ser coincidencia. Cuando me cruzo con historias en las que ya van por la décima oportunidad y siguen desperdiciándolas me da rabia, pero una rabia muy flojita. Pocas cosas me importan de verdad, he aprendido a vivir en una gama de azules muy míos (no grises, que conste) en la que me sobresalto poco. Hoy he dormido fatal. Estoy cansado, tengo sueño, hoy el día es azul cielo apagado. Sólo yo sé el porqué.
Sólo yo sé el porqué, sólo yo sé de qué pie cojeo, sólo yo llego a mis propias conclusiones. Es lo que tiene intentar escribir novela negra, siempre hay un secreto que el protagonista acaba por descubrir. Construir engaños acaba por ayudarme a aclarar los que me encuentro, a sospechar de los malditos fallos de guión, a las incongruencias.
El otro día alguien me dijo algo que debería sorprenderme pero no lo hizo. Me dijo algo así como que yo captaba la atención por cómo escribía, enamoraba por la forma de ser al principio y esos ojos verdes que miran tan fijamente y acababa defraudando por la fatalidad que acaba siempre aflorando. "No dejas que nadie te ayude o aconseje, toni" me dijo. Supongo que tiene razón, yo también podría haberle enumerado sus tres porqués pero me callé, no venía a cuento. "Oye, ¿por qué lo dejamos tú y yo?" le pregunté. "Siempre tuve la sensación de que merecías alguien mejor que yo". "Nadie era mejor que tú" le dije. "Entonces me fui porque me sentía fuerte. Haces que la gente se sienta tan bien y tú estás tan cerrado... y entonces haces sentir tan mal". Entonces, pensé, no es que creyeras que yo merecía alguien mejor, lo que ocurría es que tú creías que merecías alguien mejor que yo. No dije nada, no me gusta decir cosas que no me gustaría que me dijeran a mí. Si ella era feliz con eso, yo no iba a remover aguas tan reposadas.
Sinceramente, no sé si voy a seguir con el blog, no sé si esta forma de escribir no hace otra cosa que reforzar esta reflexión, esta fatalidad. Lo mejor sería que hiciese algo "productivo" y acabara de una vez la novela, volcar esta rabiatristeza en el personaje para acabar desaciéndome de ella.
En cualquier caso, son planes que me reservo, a pesar de ser hoy un día azul cielo apagado, tengo la sensación de que precisamente hoy, he empezado a tomar las riendas de mi vida. Y no sabría decir exactamente el porqué. No sé si es porque tengo la oportunidad de cumplir uno de mis sueños, de salir de este agobio económico, de que he escrito unas cuantas líneas de la novela, o es porque he aceptado que hay etapas de mi vida que se acaban y empiezan otras. Otras que he ido soñando y construyendo poco a poco, sombras de las que ahora veo el objeto que las provocan. No sé qué me deparará el destino; pero sí sé que sabré afrontarlo.
lunes, 17 de mayo de 2010
Cerrado
¿Seguiré escribiendo? Probablemente sí pero mi intención a día de hoy es no seguir haciéndolo aquí.
¿Decepcionado con el mundo? Decepcionado. Y no me sirve aquello de que uno proyecta lo que piensa, que todo está dentro de nosotros y todo eso, que pensar que el mundo es una mierda es lo que lo convierte en una mierda. Ni hablar de eso.
Debo de valer muy poco para que siempre me pase lo mismo, debo de ser un idiota por pensar que en algún momento he tenido alguna oportunidad de que me quieran por lo que soy y no por lo que tengo.
Siempre acabo volviendo pero no sé por qué algo me dice que esta vez no va a ser así.
También estoy seguro que, tarde o temprano, nos volveremos a encontrar.
Hasta siempre.
domingo, 16 de mayo de 2010
My Buddy´s
Las tres. Regreso a casa después de una noche extraña, de viejos compañeros de clase, de hombres curtidos. Me miro en un espejo cuando llego a casa mientras me pregunto por qué no has llamado, por qué no has contestado a mi llamada. Intuyo el porqué y no siento nada. He bebido, es cierto. Eso debe de disipar cientos de enigmas que no tienen nada que ver con todo esto.
El bicho duerme tranquilo, el alcohol sabe ser el bálsamo que necesito. No he podido dejar de compararme con los amigos de hace veinte años. Esta noche ha sido una noche de porqués y de por qué yo.
Entre la bruma espesa como mayonesa que me impide avanzar hacia la cama y me lleva al cuarto del ordenador donde no veo tu sombra. Todo se ha desvanecido. No tiene sentido seguir hacia adelante. Ahora escribiría la frase que he escrito y he borrado varias veces. No lo hago.
Sé que no voy a poder dormir. Sé que no voy a poder dormir nunca más.
sábado, 15 de mayo de 2010
Vagamundo
De repente tengo miedo. Precaución, llámalo como quieras, pero miedo al fin y al cabo. Hasta ahora tenía un negocio propio y todo lo que hacía era para mí. Iba justo. Excesivamente justo pero pensaba que podía decidir mi futuro. Ahora se crean las oportunidades necesarias para que todo se enderece. Pero algo me dice que este no es mi sitio, no es mi lugar. No sabría decir el porqué. Quizá porque quería vender el piso y empezar de cero y ahora todo irá deprisa. Demasiado deprisa.
Lo que me he dado cuenta es que no me mueve el dinero pero que se necesita demasiado para poder vivir... en cierta forma me había convertido en un esclavo. Ahora, me relajo, pienso en cómo acabar todo lo que tengo empezado, en cerrar los trabajos que llevo años detrás de ellos y que parece que por fin van a cristalizar.
Pero creo que entre toda esta confusión he descubierto algo bueno: Puede que las cosas salgan mejor o peor, puede que las cosas que creías que iban a durar, duran lo que tarda en caer una hoja de la rama al suelo, pero ante todo hay que ser honesto con los demás y con uno mismo, y confiar en que el camino lo es todo, que los resultados sólo son altos en un viaje muy largo que no nos va a llevar a ninguna parte. No puedo ser otro que no soy de la misma forma que no puedo querer a quien no quiero ni puedo no querer a quien sí quiero.
Siempre confié en el destino y en que un día llegaría la oportunidad, que las oportunidades han de madurar para que puedan comerse como una fruta. No sé qué me depara el futuro pero lo viviré con la misma intensidad con la que he vivido mi pasado, los éxitos y los fracasos, los proyectos que se quedaron en el camino y los que acabaron por cuajar. Lo vivo todo como si me fuera la vida en ello, si alguna vez te he dicho que te he querido lo he dicho de verdad, si alguna vez me has visto llorar es que no pude no llorar, si alguna vez te pedí paciencia es porque estaba convencido de que este momento llegaría. Como llegarán otros momentos. No es lo importante, lo importancia de las cosas no tiene nada que ver con todo eso, no sé, ahora estoy desvariando.
Por fin, después de escribir esto, me abro a la esperanza, a lo que tenga que venir. Voy a por ello. Espero encontrar calma interior.
P.S: Luego, casi siempre, escribo triste. Pero ¿qué le voy a hacer si todos los autores que me gustan escriben triste?
martes, 11 de mayo de 2010
Frankenstein
lunes, 10 de mayo de 2010
Poder
Domingo
domingo, 9 de mayo de 2010
Me queda la esperanza (y los domingos por la mañana)
Me llamas porque sabes que yo te diré lo que quieres oír. Nada fuera de lo común, te digo que sólo tú sabes qué es lo que quieres y qué no. Tú asientes con la cabeza al otro lado del teléfono, sabes lo que quieres pero te avergüenza reconocerlo. Hablamos. Cuelgas. Dejo de existir para ti. Yo me quedo un buen rato pensando en ti.
Al principio pensé que para olvidar es una gran ayuda que te olviden primero. Luego, con el tiempo, fui cayendo en la cuenta de que hay cientos de (quizá cientos de cientos) formas de olvidar. Tardé en aprender a saber que ante ese lenguaje, nuevo para mí, mi léxico era limitado y acabé concluyendo que soy un ser demasiado sencillo o que, simplemente, el olvido habla dialectos personales más difíciles de entender cuánto más diferentes somos. Posiblemente ande desconcertado, he leído los mails que me enviabas, son las 10:45, va a ser un día muy largo.
A bonsai dejaron de nacerle flores. Sinceramente, yo pensaba que le iban a brotar todas a una. No sé qué le ha pasado, quizá le haya asustado la primavera, tal vez la lluvia de éstos día lo ha confundido, quizá las flores blancas eran como los dientes de una sonrisa que se ha muerto en el primer gesto de las comisuras de los labios al saber que ya nunca volverías. Antes me asustaba la tristeza que me provocaban tus desplantes, ahora lo que me preocupa es esta la calma, esta calma que me pone tan nervioso.
El tiempo corre, quiero acabar cosas. El lunes vendrán a hacer fotos al piso para colgarlas para su venta. Tengo ganas de acabar con todo esto. Si miro hacia atrás no sé si he sido fuerte o solamente tozudo. A día de hoy, eso me da igual. Me empiezan a dar demasiadas cosas igual. No es que me haya resignado es que, sincermante, no voy a dar prioridad a lo que no tiene remedio.
sábado, 8 de mayo de 2010
La oportunidad
Quizá cambie mi suerte. Quizá, después de todo, exista la gran oportunidad, puede que esté ahí ese tren que sale de la estación y pueda cogerlo aún en marcha. Corro con todas mis fuerzas y me olvido a Carver en un banco de la estación. Dudo un instante, si volver a por el libro o perder la posibilidad de que el tren me lleve lejos (o a otra estación). Esa décima de segundo de duda disminuye mis posibilidades. "Siempre tendrás a Carver dentro" me digo "has esperado este tren durante mucho tiempo".
Corro veloz como el viento, tanto que sobrepaso el vagón de cola. Me agarro al asidero y pongo un pie en el primer escalón. Miro atrás, a la estación. Carver me dice adiós con la mano. Me grita algo que yo no entiendo pero que sé que siginifica que nos volveremos a encontrar en otra estación.
Entro en el vagón. El tren va cogiendo velocidad. Me siento en un compartimento solitario. El traqueteo del tren me tranquiliza. Todo viaje es una aventura. "Toda historia escrita es un viaje hacia algún lugar" me digo, "Sería bueno que empezara con un buen planteamiento" pienso, "creo que debo empezar a pensar en el nudo y en el desenlace, en lo que quiero".
Es importante saber dónde se quiere llegar.
jueves, 6 de mayo de 2010
Vídeo: Leonard Cohen - Suzanne
Tal vez ser humano consista en eso. En estar sólo medio cuerdo para poder tomar el impulso necesario para que los sueños cojan la inercia de los deseos, para poder llegar a algún lugar en el que importen pocas cosas, para encontrar por fin la calma... dejar de correr, de perseguir a nadie, de que te persigan.
¿Y si los deseos me llevan hasta ti?
La caja de los deseos
lunes, 3 de mayo de 2010
Aurora boreal - Islandia
No puedo dormir. El bicho me grita al oído y no puedo tampoco leer, no puedo cerrar los ojos porque tengo la necesidad de abrirlos de nuevo. Esta noche tengo vetada la calma. Me levanto y me tomo otro spidifén. ¿Hasta dónde aguantará mi hígado?
Me deslizo hacia el submundo que hay entre el dormir y el estar despierto, un lugar deshabitado y por donde a veces se cuelan fantasmas. Fantasmas de personas vivas, fantasmas que se ríen o me miran fijamente, fantasmas que enumeran listas en voz alta de cosas que nunca me sucedieron ni me sucederán. Y yo intento mantenerme despierto y dormir al mismo tiempo. Ahí me quedo para siempre, una eternidad de quince minutos, de una hora, de toda una noche.
Tengo tanta rabia en mi interior que si explotase acabaría con todo el país, haría un cráter que extinguiría de nuevo a los dinosaurios de Jurasic Park. Me duele horrores la cabeza.
domingo, 2 de mayo de 2010
Luz Casal - Lo eres todo
Llevo dos días con migraña. Los días en los que tengo migraña no puedo hacerme el fuerte. Mi cuerpo no responde, se queda mudo, cojo, manco, ciego, sordo. Descubrí el Spidifén casi de casualidad y eso me hace que pueda vivir a medias. Vivir a medias.
Vivir a medias es como que te echen de casa pero que te pidan que te quedes en la puerta por si acaso. Vivir a medias es no conocer la alegría, es ir solo a todos los sitios, es no tener una palabra amable sincera, vivir a medias es todo lo que has hecho no valga la pena, es ver a cámara lenta cómo cae la gota que acaba por derramar el vaso y tener prisa para que se desborde de una vez por todas. Es no poder ni leer porque la ansiedad hace que se junten las líneas, es no saber qué va a pasar mañana, tener una reunión de la que sabes no vas a poder sacar nada en claro porque debes invertir cien euros y no tienes esos cien euros. es vivir de rodillas esperando la bala en la sien, es no conocer la calma, es no conocer nunca la calma, es saber que nunca serás un hombre de verdad porque tienes miedo; un miedo atroz al futuro, un miedo que aparece una y otra vez, que te aísla mientras tú crees que te protege.
¿Importa? Lo peor es cuando ya no importa nada. Cuando tampoco le importas a nadie. Cuando ya te has convertido en una sombra de lo que eras, cuando ya no hay marcha atrás y sólo quedas tú sin nada. Siempre me he preguntado cómo se llega al arroyo, a no tener casa. Ahora voy empezando a vislumbrarlo.
Hoy es un día extraño, un día en el que ha salido toda la rabia. Un día de adioses y un día de nuncamases. A veces me pregunto por qué soy tan estúpido, por qué siempre estoy ahí cuando me llaman y por qué nadie está cuando lo necesito. Por qué se me juzga con tanta severidad y por qué yo soy un panoli.
Me voy a dormir. Sé que no podré pero me da igual. Sólo tengo ganas de que todo acabe de una vez. No sé cómo ni cuándo. Que todo se acabe.
Nada
Llevo dos días con migraña, la boca seca, mi vida al relentí porque no puedo hacer nada. Me siento delante del ordenador y apenas puedo estar unos minutos, minutos que no son nada. Probablmente mi cuerpo me está diciendo algo, probablemente mi cerebro me esté susurrando algo en un lenguaje que no entiendo.
Ayer me comí la masa de pizza que compré para cuando vinieras. Estaba caducada, la salsa de tomate caducada, el atún no (lo compré la semana pasada). Nunca te pedí que vinieras pero tú me dijiste que vendrías, primero fue un día, luego lo postpusiste para otro, y luego para otro, y después para otro. Ahora sé que no vendrás nunca.
Podría decir que me da igual, pero mi vaso está demasiado lleno y cada gota está más cerca de desbordarlo. Estoy triste, debe ser de la migraña, esta manía mía de confundir las cosas me hace demasiado vulnerable. Gata dice que ya no quedan hombres como los de antes. A mí me gustaría sólo parecerme al hombre de mentira que era antes. Estoy cansado. Infinitamente cansado. No es que no pueda más, es que hace meses que no puedo más. Me siento como si hubiera estado luchando contra dragones que les salen dos cabezas en cuanto le cortas una, me siento como si hubiera estado tratando que entendieras y no entendías y ahora vas y me cuentas lo mismo que quería que tú comprendieras de mí. Ahora que ya es tarde.
Me jode me digas que todo el mundo pregunta por mí, que qué bien le caigo a tus amigas, a tu familia, a tus compañeros de trabajo, que a ver cuándo nos vemos. Me jode que todo el mundo quiera hacer negocios conmigo pero teniendo que hacer yo la parte más dura, me jode que mis padres se lleven a morir, que tenga que irme de mi casa porque no llego a fin de mes, me jode que estemos tan bien cuando estamos juntos pero no estemos juntos nunca, me jode que no pueda escribir nada de lo nuestro por respeto a ti y que tú me hablaras de ese tipo sin venir a cuento cuando estábamos juntos para que no se me pasara de largo que en cuanto lo dejamos ya lo tenías llamando a la puerta (y tú lo sabías).
Me jode la soledad y la pobreza. Me jode que no estés cuando lo necesito.