miércoles, 1 de abril de 2015

El tiempo acabó por borrar su nombre, pero gmail, linkedin y ahora Andrés se empeñan en devolverlo de vez en cuando...


A estas alturas, yo ya sé que el tiempo cura poco y mal, que lo único que se puede hacer es mirar atrás y acostumbrarse; y a mirar adelante con un poco de miedo a que al volver a mirar atrás los recuerdos queden más lejos que la última vez y a tener miedo de ya no verlos. Y también acostumbrarse a eso.

A estas alturas ya no me quedan dudas, de las poco importantes quiero decir, porque las otras, las de si aún piensa alguna vez en mi, todavía están ahí, agarrándose al clavo ardiendo. Pero por lo demás ya no creo en nada. Tampoco echo de menos nada. "Nada" debe ser un estado de ánimo.

Supongo que es la primavera, que rompe con fuerza este año, y el eclipse y esta gripe, y tanta lluvia y tanta crisis y tanto tiempo así...

... esperando a que curase las heridas y era un fraude.

Tengo suerte de que al menos pueda seguir escribiendo estas cosas casi sin dolor, de hacer de sueños corazón, de abrir puertas de las que nunca imaginé encontrar la llave, de haberme convertido en lo que quería ser de niño, de saber pasar el tiempo sin echar de menos la alegría, de no irme ahora mal con las mujeres...

... pero nunca pensé que las coincidencias fueran a acertar hasta con las placas de las calles.



... y me pilló desprevenido.