lunes, 28 de marzo de 2016

Y ya es primavera...



Podría haber sido todo distinto. Podría haber evitado volver al mismo lugar una y otra vez y todo hubiera sido mejor, más amable. No sabría explicar el porqué siempre acabo llegando a sitios donde ya sabía de antemano que acabaría todo más o menos mal.

Me pregunto si mi aprendizaje en esta vida es, precisamente, el dejar marchar en el momento adecuado; cortar amarres que no sujetan ya nada. Tal vez ese es el destino que tenía reservado desde el día en que nací, aunque puede que, en realidad, todo eso no sea más que una excusa y sólo vaya de un lado para otro añadiéndome al primero que pasa.

Sin embargo creo firmemente en que nuestro subconsciente lo sabe todo y nuestra vida es una batalla constante contra él, queriendo llegar a un pacto entre lo que somos y lo que queremos ser, entre lo que sabemos e ignoramos y entre lo que creemos ignorar pero internamente sabemos.

La novela que empecé a escribir en este blog es una muestra de ello. Del pasado que uno no quiere dejar ir hacia el futuro al que teme que no sea más que una repetición del pasado.

Toda historia es iniciática. Como todo viaje. El inicio de una nueva ruta hacia lo desconocido con lo aprendido como único compañero de viaje y con la esperanza como único combustible.

Me gustaría creer que tarde o temprano me reencontraré con algunos de los personajes que no sé cómo vinieron a mi cabeza y tomaron la historia como suya. Me pregunto si el asesino quiso ser desde el principio el asesino y si ella quiso ser el personaje de ella.

El resto, supongo que nacieron y crecieron a medida que iba escribiendo, un poco como cada uno de nosotros, que nos vamos convirtiendo en nosotros a medida que vivimos.

A medida que resolvemos incógnitas.

Y nos planteamos otras.

domingo, 27 de marzo de 2016

Y pasaron diez años... Once



Pasaron diez años desde que vi esta película (más o menos) y no recuerdo con quién la vi. Puede que la viera dos veces...

Dentro de diez años no sé si recordaré nada de lo que estoy haciendo ahora.

No sé ni siquiera si seguiré vivo.

En los últimos días voy dejando atrás partes del pasado. Si me hubieran dicho hace tan sólo un año que estaría haciendo esto hubiera pensado que estaban locos. Miro hacia adelante

A veces me pregunto qué hubiera sido de mí sin internet, lo que me ha cambiado el destino.

No sé si es una sensación mía o diez años dan para mucho.



Quedaron atrás. Los que importan son los que vienen a partir de ahora.


jueves, 24 de marzo de 2016

El reflexivo interrogatorio del hada de la voz


... y dejar ir. Sin más, sin esfuerzos. Dejar que las cosas vayan ocupando su lugar, su razón de ser y su oportunidad conquistando, a la vez esa parcela de tiempo dentro de nosotros que les pertenece.

Llevo unos días de reflexión. Diría que de redescubrimiento. Días de volver a ser el que solía y ser y plantearme quién de los dos (mi yo de ayer o el yo de hoy) es mejor que el otro y en qué.

Imagino que a estas alturas todos sabemos que vivo en el pasado y que toda vista hacia atrás tiende a fijar las cosas buenas y diluir las malas. No sé si importa todo eso ahora, el caso es que hace mucho tiempo que me resultaba cómodo volver al blog y soltar lastre, entrar y ser el triste que, en el fondo, nunca he sido.

Supongo que a todos nos gustan los personajes y sus conflictos. No quiero decir que no los haya tenido o los tenga, pero vamos a ser sinceros, son los de alguien que vive en un mundo protegido, con injusticias más o menos controladas, de desamores y amores comunes, de día a día en un país de que nunca se ha movilizado a nada.

Alguien que vive en su zona de confort, aunque su zona de confort le lleve a una felicidad insatisfecha (o a una infelicidad complaciente).

No sé si alguna vez pude o no cambiar eso. El caso es que ahora me he puesto manos a la obra y parece que voy por, más o menos, buen camino.

Me dicen que he de elegir un camino u otro, que no se pueden escoger dos al mismo tiempo, y eso es, básicamente, lo que he ido intentando hacer desde hace muchos años.

Ciencias y letras. Vivir de día y vivir de noche, ni demasiado bueno ni demasiado malo, ni demasiado ocioso ni demasiado ocupado. Escribir sin escribir, crear sin ser demasiado creativo.

Muchas cosas al mismo tiempo.

Todas desgastando la vida como si fuera a vivirla eternamente, o queriéndo vivir varias al mismo tiempo no vaya a ser que se acabe antes de tiempo.

Tal vez sea esa la razón de todo este cansancio, de no llegar a donde me gustaría llegar.

De repetir lo conocido sin atreverme a desprenderme de él de una vez por todas.

Sospecho que será la primavera...

...o que llegado a cierta edad me planteo el resto de mi vida.

o que empiezo a intuir que dentro de poco será demasiado tarde para cambiar de verdad algo,

o que estoy alcanzando algo parecido a una conciencia de mí mismo...

... el caso es que empiezo a creer que estoy entrando en esa fase de la vida en la que debo conquistar mi derecho a ser quien deseaba ser, intuitivamente, desde niño. Y eso, en realidad, siempre lo he tenido muy claro.

Y aunque en parte lo he ido consiguiendo, me queda ahora la tarea de disfrutar de ello.

Eso si no pasa nada que lo frustre.

Porque no recuerdo quién decía que la vida es eso que te ocurre mientras tú estás haciendo otros planes.




jueves, 10 de marzo de 2016

Por si la niebla nos deja ver



A veces necesito la calma de entrar aquí, no sé si como a un santuario de ideas o como a una corriente que me lleva. Imagino que las dos cosas.

O ninguna.

No sé el porqué pero cada cierto tiempo busco la cueva y me voy a ese lugar donde parar y respirar, donde sentir que todo va a ir bien, que tarde o temprano se abrirá la caja de Pandora y estará allí la esperanza aguardando.

Me gustaría creer que ese día cada vez está más cerca.

Que al final del camino estarás ahí

Que todo esto valió la pena.

Y que en esta vida me reencontré contigo después de tantas otras vidas...

... después de tanto oleaje.