martes, 30 de junio de 2020

R-EVVOLUTIÖN



Bueno, ya sabes, todo esto se va acabando. En realidad todo esto no era más que el final de una era superficial y sin sentido, la parte posible de un sueño imposible, el raro esplendor que sufren las civilizaciones justo antes de su colapso.

Durante los últimos años he creído que podría dominar todo lo que podía imaginar... y a veces parecía todo tan cerca que, bueno, ya sabes; a veces las coincidencias se mezclan con el destino y parece que las cosas cobran sentido.

En algunas ocasiones desafiaba al universo con propuestas imposibles y éste se reía y me las concedía. Siempre con un precio a pagar. Recuerdo el día en la piscina de M. y que antes de entrar hablaba por teléfono con H y hablábamos de que si querías algo con todas tus fuerzas todo conspiraría para que lo consiguieras.

Ese día conocí a la chica de la bicicleta y no nos separamos en casi más de un año. No sé si el precio a pagar fue demasiado alto, sólo sé que durante un tiempo tuve miedo a desear y a obtener lo deseado. Años más tarde eso cambió, y desde entonces tengo la sensación de que ya nada es lo mismo. Ahora todo es más complicado que antes, entre otras cosas porque tengo la percepción de que la vida es más complicada a medida que pasan los años porque casi nada es capaz de sorprenderme.

Y aunque pueda parecer una contradicción, que todo se complica y que casi nada sorprende, la realidad es que creo que se llega a un punto en la vida en que uno se pone algo así como una capa de escepticismo que lo hace invulnerable a lo aparentemente extraordinario, porque hay algo que nos dice que nada es lo que parece y que a la ilusión siempre le sucede la monotonía cuando no la desilusión.

Como si fuera un ciclo infinito al que uno entra sabiendo que nada va a resultar igual o mejor a lo prometido.

Quizá por eso he estado enganchado a todo lo de la innovación, las patentes y a todo eso, porque me ha mantenido con la ilusión de algo mejor iba a ocurrir.

Estos días me he enganchado a una serie (Euphoria) y he sentido esa desesperanza y la ilusión al mismo tiempo. Lo de la vida es una mierda y lo de que encuentras a alguien y joder, todo cambia.
Sólo ha sido una temporada, así que el enganche ha sido breve.

Después de eso, he estado pensando en qué es lo peor que puede llegar a pasar.

Y creo que no he encontrado muchas cosas.

Hace muchos años que juego a un juego en el que perder significa perder y ganar significa no perder. Puede que haya equivocado el sentido de la vida, pero, sinceramente, si nos paramos a observar lo que importa, fríamente, el sentido de la vida es encontrar un sentido para seguir viviendo.

Sólo es eso.

No hay suficientes demonios en el infierno para que cambie ahora de destino.

De todas formas sé que no voy a salir vivo de ésta, ni nadie de los que quiero.

Venir y vivir ha sido un ejercicio interesante y seguiré intentando mejorar la experiencia.

Tengo la sensación de que algo grande está a punto de llegar a mi vida.

No sé si divino o terrorífico.

Pero lo sé

Me he estado preparando para ello toda la vida.

miércoles, 24 de junio de 2020

Siempre hay un primer día, una primera vez inesperada, un lugar nunca antes imaginado, un primer beso siglos después del primer beso, una nueva ilusión, un nuevo camino, algo a lo que otros puedan llamar locura



Supongo que para M. escribir era poco menos que algo vitar, como el respirar o beber agua; empezó un día y ya no pudor parar. Nunca había pensado en que la fiebre por leer libros adolescentes acabara por empujarla a crear sus propias historias.

Escribía para no dormir, para no perder tiempo, tiempo que por culpa de dormir poco no le cundía, a pesar de que, si era cierto eso lo que dicen los estudios de las universidades más prestigiosas, le iría destruyendo poco a poco por dentro.

Escribía para no vivir, porque le parecía que vivir era tomar la responsabilidad de hacer las cosas que necesitan los sueños para poder llegar a cumplirse.

Pensaba que a veces era mejor buscar una vía de escape, recorrer un camino cuesta abajo siempre iba a ser mejor que enfrentarse a sus expectativa a cómo iba a ser su vida, sobre todo, cuando todo el mundo a su alrededor creían que eran inalcanzables para alguien como ella.

Después de la muerte de N. cayó en una profunda depresión. A los ojos de los demás seguía siendo la misma, sólo que un poco triste, pero dentro de ella empezó a crearse un malestar sordo e implacable que la arrastraba a unas infinitas sesiones de llanto. Poco a poco empezó a surgir la idea, hasta convertirse en una obsesión, de que  sólo uno tiene la capacidad de determinar qué es lo que está dispuesto a apostar para vivir su propia vida porque, entre otras muchas cosas, nadie de los que opinaban a su alrededor iban a vivirla por ella iban a poder asegurarle que siguiendo sus consejos todo iba a ser mejor de la que sentía que tenía que vivir.

Supongo que eso es, en principio, el primer paso hacia la madurez, o el primer paso que nos aleja de la infancia, que nos la hace soltar y abandonarla como un juguete más con el que ya no podremos simular historias que nos gustaría vivir y nos enfrentamos al reto y al juego de realizarlas en primera persona. Supongo, también, que pensó en todas las cosas que N. ya no podría hacer y las que nunca llegó a hacer por miedo a lo que pensaran los demás; lo mismo que ella había hecho hasta entonces.

Y puede parecer un difícil de creer, puede sonar a serie adolescente americana, pero un mañana al despertar se supo diferente, sintió esa determinación dentro a ser ella misma, notó que ya no sentía aquel malestar y que tampoco había, en su lugar, un vacío que llenar.

Supongo que es precisamente ahí donde nacen todas las historias.

Donde empieza realmente el viaje, donde acaba un camino y empieza la ruta hacia la persona que no estábamos destinados a ser y empezamos a ser que que somos.

Supongo que es ahí donde está el peligro de perderse, una vez desaparece el destino, nosotros elegimos dentro de las circunstancias que nos rodean.

Para volverse todo más confuso.

viernes, 19 de junio de 2020

Dicen las estrellas que vivimos un destino indescifrable, que somos viajeros cambiando de estación sin saber a dónde vamos



Quizá si es cierto eso de que el tiempo en realidad no existe y que decisiones del futuro modifican el pasado para poderlas crear. Si es así, en mi futuro, esto que digo ya lo he tomado como una forma de vida. Las acciones de hoy e incluso las de todos los días de mi vida están condicionadas por esa fuerza interior que nos impulsa.

No me gustaría irme de aquí sin haber escrito al menos un libro, haber desarrollado una idea singular, haber amado a alguien de verdad. Empiezo a sospechar que es lo mismo.

Se abren ante mí muchas posibilidades porque algo dentro me impulsó a crear las circunstancias (algunas lo hicieron y otras no) y por alguna razón aposté por ellas.

Por ejemplo, no fui marino porque en el último instante cambié las preferencias en la hoja de selectividad y en lugar de estudiar ingeniería naval, estudié química. Hay momentos en la vida en los que una decisión que dura un milisegundo cambia el rumbo de la línea temporal en la que vives... según la física cuántica eso sucede a cada instante. Mientras escribo y decido qué decir y entre lo que lees o no quieres continuar leyendo... a cada instante se crean millones de infinitas posibilidades y algo en el universo les concede un orden, un relato coherente que nos habla de cordura frente al caos.

He de aprender que todo lo que empiezo tengo que acabarlo.

Dicen las estrellas que vivimos un destino indescifrable, que somos viajeros cambiando de estación a cada instante, sin saber muy bien a dónde vamos, aunque acabaremos llegando al destino que nos está determinado desde el día en que nacemos.

Creo que la vida es la lucha para salir de eso, que cuando Buda se sentó sólo lo hizo por bajarse y no seguir con esa carrera hacia ese destino, detener el tiempo, algo así como un "yo me bajo aquí, vosotros haced lo que queráis".

Luego llegaron los que lo analizan todo para tener algo que hacer con su vida e instauraron algo así como un manual de instrucciones.

Todos los libros sagrados me han parecido una guía, paso por paso, hacia un sinsentido.

Quizá por eso me importan tanto las cosas y al mismo tiempo las abandono, porque en el fondo creo que nada importa del todo, que si no nos bajamos llegaremos a nuestro destino y si nos bajamos, qué aburrimiento. Y así siempre, debo de ser un alma que reencarna muchas veces porque siempre llego a este bucle y bueno, pues eso, entro en bucle.

En ésta lo intenté con lo que estaba de moda, la innovación técnica y todas esas cosas. No sé. Creo que al final es lo mismo siempre, me esforcé y gané y perdí y volví a ganar.

Me ha gustado vivir. A ratos.

He vivido cosas interesantes.

Me hubiera gustado quererte de verdad, pero creo que eso ya va a ser improbable.

Supongo que escribiré el maldito libro desde algún lugar donde se haya parado el tiempo.

viernes, 12 de junio de 2020

Rebrotes i otros fantasmas



Sospecho que el tiempo se va acabando, que todo lo que vamos a hacer es algo que no servirá de nada.

Lo que pasa en este momento me recuerda la escena de la piscina en Lo imposible, cuando llega el tsunami y nadie se mueve. Sólo esperan el golpe ante la ignorancia sobre lo que está pasandoy la sorpresa de lo que llega en unos pocos instantes.

A veces pienso que no hay ningún lugar al que huir.

Antes pensaba en Canadá o Nueva Zelanda. O Estados Unidos, pero ya no.

Susurran las estrellas que esto sólo acaba de empezar.

El otro día recibí un correo de mi contacto en el MIT en el que me decía que habían evaluado mi tecnología y les parecía que podría pasar las pruebas, que había estudios parecidos en sus proyectos y que mi enfoque podía ser complementario, vamos, que sí quería podríamos empezar a trabajar en la posibilidad de incorporar esta tecnología en su programa de investigación. Fue un golpe de autoestima cuando ya me quedaba poco de eso.

Le envié un mensaje de whatsapp a Nati Olsen contándole el correo que había recibido.

"Ya lo sabía" me dijo "Allan me preguntó por ti y por la patente". Que la asesora tecnológica del último presidente inteligente de Estados Unidos le diga eso a un chico de un pueblo al otro lado del mundo es casi un milagro. Y yo no creo en los milagros.

"Tenemos que hablar" dijo.

La tecnología ha sido declarada como estratégica para los intereses de la Unión Europea, que pueda llevármela a otra parte no sé si es correcto, tampoco sé si me harán devolver lo invertido, que no es mucho, ni si me voy de un lugar seguro a otro no tanto. Y ellos lo saben.

La costa Este no era lo que yo esperaba, sinceramente. Siempre había soñado con los Red Wood y la carretera de la costa oeste. Dice mi madre que de niña soñaba con Barcelona porque su padre había estado allí y, aunque no le contaba muchas cosas, ella, tan de pueblo como yo, imaginaba una vida distinta en otro lugar más próspoero e interesante. Supongo que ahora estoy en lo mismo.

Dejar casi todo atrás cuando he decidido quedarme tantas otras veces, me sabe a derrota. Tengo otras propuestas nacionales, pero todas me suenan igual. Las de aquí me darían risa si no fuera porque lo dicen en serio. Nadie entiende casi nada. Sinceramente, creo que esto se hunde porque el modelo de nación se ha basado en el orgullo de los que mandan de no entender nada que suponga desarrollar algo que implique algo técnico.

Me gustaría creer que ahora se plantean una nueva oportunidad para crear industria, conocimiento, como la semilla de un nuevo inicio, pero sospecho que no llegarán ni la mitad de los recursos que se supone que deberían hacerlo.

Sigo sin saber muy bien hacia dónde vamos.

Estoy más confundido que nunca.

Ayer me hicieron una proposición que ya me habían hecho hace dos meses, cuando casi no queda tiempo. Me dicen que van a mover cosas, que tengo que irme con ellos, que van a invertir pero que claro, quieren el control. Vivimos en un país de listillos intentando dar el pelotazo a costa de "cerebritos" y "científicos locos".

Como si el conocimiento no valiera la pena, eso ahora ya no importa.

El mundo se está resquebrajando como la cáscara de un huevo dando paso a otra cosa.

A un nuevo paradigma.

La esperanza es que sea un proceso pacífico y no traumático.

Pero conociendo a los que detentan el poder en todas partes del globo me da la sensación de que no va a ser posible.

Espero equivocarme.



Lo que sí creo que tengo claro es que merecemos que las cosas cambien para bien.

martes, 9 de junio de 2020

Lo invisible



Sigo con la conciencia de que todo puede cambiar pronto. No sé si para bien o para mal. Sigo ahí, tras el cristal de la ventana obedeciendo ese "quédate ahí" interminable a la espera que vuelvas a por mí.

Como cuando era niño.

Los niños creen que pertenecen a sus padres.

A veces los padres no piensan lo mismo.

Viven su propia vida como pueden, echados al mundo para sobrevivir con lo que puedan hacer por sí mismos. Viajeros de una infancia que nunca fue una infancia del todo y que se añora. Todos añoramos el mundo de las primeras veces, la protección y la osadía, la libertad y el amor, todo mezclado como si fuera una sola cosa.

Dice un buen amigo mío que buscamos que nos reconozcan como sea, que vivimos en una constante necesidad de atención.

Con el tiempo he comprendido que era lo que querías, que en el fondo yo era tu forma de no entenderte con el mundo, el no ser del todo niño y el de ser un niño que nunca creció del todo.

Todos somos un poco así: un adulto a medio hacer que no sabe qué hace aquí y aún así sigue adelante.

Me gustaría creer que en el último momento te reconciliaste conmigo y que me liberabas del hechizo.

Porque todo destino es, en realidad, un porqué y un camino por delante que tiene mucho de profecía.

Somos flechas disparadas desde un arco.

Plancton a merced de las olas.

Marionetas en manos de una divinidad de la que nunca comprenderemos qué quiere de nosotros.

Hace tiempo que no le temo a la muerte, quizá porque entiendo que en realidad es la diana, el estómago de la ballena o el fin de la obra que interpretamos sin sabernos el guión. Me gusta creer que, en el fondo, vinimos a eso: a vivir una vida de pega, a existir mientras exista un espectador que se ponga de puntillas para mirar qué hacemos en el escenario.

Gotas de lluvia que condensan y vuelan en caída libre hasta diluirse en el torrente con otras gotas de lluvia hacia un nuevo ciclo que les lleve a ser de nuevo nubes.

Me gusta pensar en lo invisible, y que desde allí aún me recuerdas y te preocupas por mí, que de alguna forma que me facilita las cosas, mientras yo, como tú, busco un reconocimiento por delante de ese lugar en el mundo, sintiendo el amor o el rencor como una forma de sentirme vivo o de explicarme la vida que me sostiene y a la que sostengo.

Mientras sigo buscando todo eso que tiene que ver con el antídoto que, probablemente, no necesite. Tratando de encajar y que me dejen en paz al mismo tiempo.

Y mientras, llueve. Mucho. Truenos y relámpagos.

Y sale el sol al mismo tiempo.

En ese lugar al que tú no querías del todo. Al que no perteneciste nunca...

Al mundo le acaba de crecer un arcoriris.

Sé que lo has hecho tú.

viernes, 5 de junio de 2020

Diez universos no bastan.


Bueno, ya sabes. El tiempo se cerró sobre nosotros dejándonos a oscuras; y eso en cuestiones de espacio-tiempo es algo así como una una distancia infinita al cubo.

Necesitaríamos diez universos como éste para abarcarlo.

Y la mentalidad de un niño para comprender que no merece la pena tratar de entenderlo porque es demasiado grande; y aceptarlo sin dramas. Sabiendo que creceremos y algún día, si realmente era necesario, aparecerá ese conocimiento, que la vida lo traerá hacia nosotros.

A mí, que siempre fui tu fan número uno, encontrarme delante de eso fue la chispa que enciende una llama que, descontrolada, puede acabar con todo, pero al mismo tiempo de esas que si la conservas viva te dará el calor para llevarte sano y salvo a cualquier parte por muy frío que sea el camino.

Hace días escribí aquí algo que se borró. Juro que pensaba que era lo mejor que había escrito nunca. Traté de repetirlo, pero ya sabes, todo instante es único, toda frase que te sorprende al leer un libro ya nunca la leerás por primera vez.

Imagino que eso es la esencia de la vida: mantener la esperanza de una primera vez en cualquier cosa que hagas. El tesoro y la búsqueda de él. Creer que hay algo mejor un poco más allá de donde alcanza nuestra vista.

Todo lo demás son mapas que trazamos para convencernos de que controlamos algo que nunca podremos controlar. La idea de que sabremos ir y luego regresar con el botín del recuerdo hacia el centro de nosotros mismos. Hacia eso que creemos que somos y que ahora mismo te dice que eres tú quien está leyendo esto y que me dice a mí que me lees y tienes conciencia de quién soy yo.

Buscar la certeza en todo después de un acto de inconsciente valentía.

Dormir seguro al abrigo de un refugio al calor de ese fuego controlado.

Pero no es eso lo que quería escribir.

En realidad no sabía de qué quería escribir. Sólo quería saber que sigo vivo, porque mientras escribo y me lees sé que aún existe la posibilidad de que en algún lugar remoto de la región menos poblada del mundo exista un chamán al que se le hayamos aparecido en sueños y cree en su realidad un universo que tú y yo podamos compartir sin que ni la distancia ni el tiempo tengan la misma importancia que en éste.

En el que la fuerza de la gravedad no nos encadene los pies a donde creemos que pertenecemos.