viernes, 31 de julio de 2009

Llego tarde


Jueves, las 2:22 h, no sé si había dicho que soy un tipo poco recomendable. Sí, soy de esa clase de gente cuya sinceridad le condena, cuya soledad es, en realidad, el síntoma y no la enfermedad que se padece.

En el primer capítulo de la novela el protagonista dice: "... alguien dijo de mí que yo estaba solo porque había comprendido que estar junto a mí era sufrir inútilmente y para ahorrarle ese dolor a las personas queridas había decidio apartarlas de mí para siempre". Bueno, quizá no fueran las palabras literales. He leído mucho ese principio de novela porque siempre quise rehacerlo, darle algo más de humanidad al personaje desde que se presenta al lector. Nunca lo he conseguido, es más, si alguna dificultad se me presentea a la hora de reescribir ese primer capítulo es que el personaje es demasiado parecido a mí y al mismo tiempo demasiado distinto. Y me confunde y me atrae hasta un abismo en el que no quiero precipitarme. Si alguna cosa sé de mí mismo es que si alguna vez caigo en ese agujero sin fondo, no podré salir de él. Por eso soy un luchador, por eso soy un superviviente, porque no me queda otro remedio, porque me juego la vida en cada palabra que te escribo. Tú ya lo sabes. Lo has sabido desde el preciso instante en el que entraste en este blog y sentiste el vértido de la tela de araña sobre tu piel. Sí, claro, lo he dicho otras veces. Yo soy la tela y soy la araña, ambas son lo mismo, como tu ropa y tú, como tu trabajo y tú, como tu cuerpo y tus sentimientos temblando dentro de tí.

Si estuviera delante de tí te miraría a los ojos y ya no existiría nada más para nosotros. Quien es el cazador y quién el cazado habría que verlo mucho tiempo más adelante. Sospecho que las cosas no serían como parecen, al fin y al cabo, qué fácil es deshacer una tela de araña, y en cambio, qué esfuerzo es construírla para atraparte. Porque si alguna vez tuve claro para qué escribía este blog es para que te quedes en él. Sí, no empezó así, empezó de otra forma mucho más inocente, empezó para escribir la novela, empezó para poder olvidar a una mujer a la que ya he olvidado, y eso es algo que me tengo que recordar todos los días, "toni, la has olvidado".

Hoy jueves (viernes) he salido a tomar algo con amigos, he hablado demasiado, he tensado la cuerda, he dicho ciertas verdades de las que duelen porque no te voy a decir lo maravilloso que eres cuando te comportas de una forma distinta a como siempre fuiste. Nunca te diré lo que quieres oír. Te diré lo que me dicta mi corazón. Puede que el destino de un amigo sea estar a tu lado pase lo que pase, pero estar a tu lado significa decir lo que piensas. Luego decidirás qué es lo que quieres. Nunca dirás de mí "podías habérmelo dicho entonces". No, nobleza obliga.
Sé que he hecho mal, tenía que haber sido más cauto, pero tienes que saber que no todo se consigue por la fuerza, que como dijo no recuerdo bien "el tacto es hacer ver la luz sin que te deje ciego el rayo". Si te aprecio te diré qué pienso. Si me das igual, tal vez me quieras toda la vida.

Con esto no quiero decir que sea como un elefante borracho en una cacharrería, quiero decir que si me preguntas qué es lo que pienso te contestaré lo que realmente pienso. Siempre y cuando no te haga daño. Ante todo no quiero que te duela, quiero que tú mismo entiendas el porqué soy así, por qué las cosas son así.

Soy un tipo poco recomendable, soy pendenciero, irreverente, diplomáticamente sincero, a veces duelo como una herida abierta. A veces hay que abrir heridas para extraer el veneno.

Supongo que es tarde, he acpetado demasiadas invitaciones y tengo demasiado sueño como para ser coherente.

Me gusta cuando me escribes, no dejes de hacerlo, por favor. Necesito esa dosis diaria de ilusión, saber que estás ahí, que tienes aunque sea sólo una frase para mantenerme a flote. Sé que no lo entiendes pero no pierdo la esperanza de que algún día lo hagas. Y me abraces. Y me sienta a salvo. Y yo pueda dicirte que no me dejes. Y tú me digas, estáte tranquilo, estoy aquí.

Pero es jueves y son casi las tres de la mañana. Y se me cierran los ojos. Y necesito pegarme a tí, a tu mirada profunda como el océano, al olor de tu piel a la que aunque me abrase me aferro como si me fuese la vida en ello. Y no quiero dejar de escribirte. Y se me duermen los dedos encima de las teclas como niños agotados de tanto jugar.

No pienso revisar este texto. Maldita sea, te echo de menos. En estos momentos, me faltan tus palabras, y con ellas tu cuerpo.

jueves, 30 de julio de 2009

Las aceras


Colisiono contra ella, más bien contra su bicicleta, tal vez fuera ella la que se echara encima de mí (bueno, la bicicleta). Va por la acera y sale de detrás de una mujer que camina lento. "Perdona, te has hecho daño" me dice sin hacer la interrogación final, es como si afirmara: te has hecho daño, lo sé.
En el choque (ella sale despedida hacia adelante y nos quedamos a veinte centímetros el uno del otro) se dan de bruces nuestros ojos con su historial de miradas a cuestas, de todas las miradas que hemos dejado ir, todas las que hemos tenido que soportar. Sus ojos son de un azul infinito, "se podría nadar en ellos" le digo. Me sonríe con suficiencia mientras me atrapa en una tela sólo capaz de ser creada por una araña experta. "Te podrías ahogar en ellos" me advierte con la divertida seriedad del que se sabe seguro de sí mismo, a salvo de los demás. Estoy a punto de decirle que la estaba buscando pero hubiera parecido o la torpe frase de un imbécil o la de un psicópata, pero no dejo de pensar que es cierto. Se aparta el pelo del flequillo, tiene las manos bonitas.
Hace el gesto de subirse de nuevo a la bici y seguir su camino. No puedo dejar que se vaya así, con ese tiempo de estrella fugaz que me sabe a poco. Le digo que dónde cree que va, que tendríamos que hacer papeles, que ha sido un atropello en toda regla, encima de la acera, por lo menos, de tres a quince años, retirada del carnet de la biblioteca, quizá sería mejor solucionarlo de manera amistosa. Vuelve a sonreír ante esta osadía mía. Miro hacia hacia el bar que está justo al otro lado de la calle (el mexicolindo) y le digo que mejor buscamos una sombra. Se lo piensa. Nuestras miradas se enredan como la hiedra sobre el tronco de un árbol. "Llego tarde al trabajo" acaba diciendo. Esta vez se sube a la bici y se va. Y al cabo de un par de pedaladas se gira para mirarme una décima de seguno y vuelve a sonreír.

Esta mañana me he apostado en la acera contraria, tras los cristales del mexicolindo la he visto pasar, veinte minutos antes del horario del incidente de ayer. Se ha parado en el punto exacto donde me arrolló y ha mirado alrededor buscando algo, algo que tiene que ver conmigo, lo sé, con algo que soy yo. Como si de repente se acordase de algo o le traspasara una corriente eléctrica mira hacia donde yo estoy. Me ha visto. Sonríe y me saluda con la mano. Luego se baja de la bici y cruza la calle sujetándola por el manillar, la ata con una cadena al poste de una señal y entra en el bar. Se sienta con energía en la silla justo al otro lado de la mesa cuadrada. "Sólo tengo diez minutos" dice mientras la araña tira del hilo; y entonces pienso que tiene razón, que podría ahogarme en esos ojos, y le digo que vivo a sesenta kilómetros, y que está bonita esta mañana y ella me mira segura de sí misma y me pregunta que si he venido sólo por ella y yo le respondo que tal vez.

martes, 28 de julio de 2009

Se busca


Se busca musa por huída de la anterior con el bajista (ese cabrón). Para cuando ella se dé cuenta de que los bajistas sólo piensan en "un, dos; un, dos, tres; un, dos..." él ya se habrá enterado de que las musas no existen más que dentro del corazón de cada uno y que no se pueden robar como se hace con un cesto de naranjas en un descuido.

Se busca sirena de escamas de plata, con reflejos de luna, con cola de pez.

Se recompesará modestamente, con versos salados, con besos escritos, con tinta de calamar.

Se admiten currículums en pergamino, en otros idomas, hacerlos llegar mediante sueños, dejarlos escritos en el vaho de la ducha contra el espejo, en una nota sujeta en la puerta de la nevera.

Requisitos: Que tenga las manos bonitas, saber jugar a la rayuela, dibujar sin perspectiva, salirse de la raya al pintar, no tomarse en serio eso de a las diez en casa, saberse niña a pesar de querer aparentar ser mayor., que le guste la cerveza, que sepa de gatos, que sepa soñar dormida y despierta, que haya viajado al menos una vez, que no le gusten los bajistas... que no tenga ni idea que es una musa.


vídeo: Moby - Dream about me

Vídeo: Amaral y Antonio Vega - Cómo hablar

Esta mañana (quizá fuera por la tarde o por la noche) me han regalado el sueño de un caracol.
Esta es mi forma de dar las gracias.

lunes, 27 de julio de 2009

No aniversario


Esta mañana me levanté con la firme determinación de olvidarte. "Empezamos mal" pensé mientras apuntaba en la agenda, Hoy:olvido y para el viernes, recordatorio: haberte olvidado. Metí tu recuerdo en la funda de las gafas (por error, probablemente) y me las puse con la intención de no quitármelas en todo el día. Fui a hacerme el desayuno y estaban las dos tazas, la que tú nunca utilizaste y la mía (la que siempre utilizabas). Se fueron tus últimas palabras por el desagüe con la espuma de lavarme los dientes, el olor de tu piel al doblar las toallas y colocarlas en su sitio y tu batín, ya invisible (probablemente porque no estaba) dejaba una no sombra en el suelo . Ha sido una locura todo esto, una estúpida e inservible locura.

Trato de llamarte por teléfono, una y otra vez marco tu número pero no le doy al simbolito del auricular verde. Apunto en la agenda: olvidar también tu número de móvil, con tres signos de exclamación y en rojo para que se vea bien.

Me llaman del banco, hay recibos pendientes, y mientras escucho al director diciéndome que no está bien esto que hago, que lo que he cambiado en los últimos tiempos, yo me elevo y me voy a otra parte, contigo, hasta que justo en el momento que él me dice: "¿me está escuchando?" me digo "pero si tenía que olvidarte" y digo "sí, claro, señor director. Haré lo que pueda, señor director. Ya sabe usted que no es fácil. Estos tiempos... ya sabe ¿qué le voy a contar a usted?". Le cuelgo y escribo en la pizarra Velleda con letras grandes y verdes "No volar, ni soñar contigo".

Luego me ato un hilo al dedo para recordar en todo momento que estoy en fase de olvidarte, me hago doble nudo, voy al bar de la esquina donde solías esperarme antes de que viviéramos en la misma casa, donde yo te recogía y subíamos a mi casa, a probar la resistencia de nuestra piel, una contra la otra, como si el desgaste tuviese que ver con ese movimiento de vaivén, que es como decir que el tiempo es el movimiento del péndulo y no el inconstante trasiego del sol contra las nubes.

Te eché de menos cuando el dueño del local me preguntó por tí y yo le dije que estabas bien, visitando a tus padres. Su mujer me puso lacasitos en el platillo del cortado y me sonrió con tristeza. Luego me levanté y volvía a trabajar y a mirar por el ventanal que da a la terraza donde tú y yo solíamos sentarnos.

Hoy hace dos años justos que me dijiste que te ibas a vivir con tu novio de toda la vida. "Lo nuestro es más bonito, toni, pero él tiene los pies más en el suelo. Y también me quiere" dijiste. Luego vinieron las tardes donde era yo quien iba a tu casa y hacíamos el amor encima del sofá en el que luego, por la noche, veíais la televisión. Luego fue como tratar de alimentar un fuego ya apagado. El día que me dijiste que lo dejabas creí que volverías pero no fue así. Siempre tienes guardadas cartas en la manga. Pero nunca guardas ases. Nunca he entendido el porqué. Esta vez la aventura era otra y pusiste un mar de por medio. Quizá haya sido lo mejor. Pero hoy es nuestro no aniversario (nos conocimos un día como hoy) y como siempre lo he olvidado. Y como no tengo dinero para hacerte un regalo, hago como los niños que pintan un dibujo.

Como no sé dibujar, te escribo esta carta que tú nunca sujetarás, con un imán, en tu nevera.

Monólogo de Paquirrín


Pues sí, anoche echaron por la tele el monólogo de Paquirrín (el héroe de la juventud de este país: del que a partir de ahora pienso emigrar en cuanto pueda). El tío estaba nervioso pero no estuvo mal del todo. Yo entiendo que un chaval así, con los dos hermanos más guapos de España y con toda la prensa detrás de él para darle para el pelo, lo tiene bastante mal para conseguir una autoestima como por ejemplo... no sé, la mía. Pero el tío le echa dos cojones, hace lo que le sale de los cojones y se pasa el día rascándose los cojones. Yo supongo que es porque no le cabe el traje pero si no, siendo hijo de quien es y con tantos cojones, tenía que ser torero (o telonero de Nacho Vidal).

En fin. Creo que ha llegado el momento de desvelar algo antes de que alguien tenga una imagen errónea de mí. A mí, en mi barrio, me llaman el doble feo de Paquirrín. No lo voy a negar, soy como el clon echado a perder por dejarme fuera del congelador de la clínica. Cuando me dí de alta en FAcebook recibí un correo del moderador diciéndome "No, eso no, por favor, quiérete un poquito, sube una foto de espaldas". Lo hice y recibí otro "Pero tápate la coronilla esa de cura que tienes, gilipollas". Así que la retoqué con el fotoshop. Ahora parezco Clooneyrrín. Una extraña mezcla de ser humano y gorila albino. Cuando subí mi primera foto a Facebook pasé de tener 37 amigos a -2. ¿Cómo coño se puede tener menos dos amigos? ¿Qué pasa? ¿Es que no sólo no eres ya su amigo sino que además te odia? ¿Por una foto? Claro, que ahora que lo pienso la foto es pa odiar a quien sea.
Si alguna persona que me escribe me imagina guapo o simplemente normal, ya pude tirar de National Geographic y verse todos los reportajes de Gorilas en la Niebla que haya, sobre todo el de "Depilando Gran Gorila a la cera (que no se estaba quieto ni amarrao)".

El otro día salí y fui a Luz de Gas con una amiga. Por segunda vez en mi vida me dejaron entrar. La otra vez me metieron en medio del grupo para que los porteros no me vieran. Pero esta vez la influyente belleza de Ch hizo que ni se fijaran en mí. Luz de Gas está bien porque todo el mundo te mira a los ojos, como si quisiera algo de tí. Yo suelo ir a discotecas donde la gente también quiere cosas de tí pero en lugar de mirarte a los ojos te ponen una navaja en el cuello. Como iba con Ch no le tiré los trastos a ninguna otra (ni birlar carteras) y espantaba a los posibles pretendientes de ella con métodos sutiles como ladrarles o mearme encima de ellos. Pero había una que no paraba de mirarme. Yo me dije: "toni, ya has ligado" Después de santirguarme tres veces, la ví venir. "Ha sido éste" le dijo a un tío enorme que venía con ella. Después sólo recuerdo el sonido de las sirenas de la ambulancia y las risas de los camilleros. "Con la nariz rota ya lo que le faltaba al chaval" decía uno.


En fin, que me ha gustado mucho lo del monólogo de Paquirrín. Os aconsejo que lo veáis si queréis pasar vergüenza ajena y a Ángel Martín repetir su único monólogo que tiene. En la vida le he visto sacar tanto partido a una gracia por un tío menos gracioso. Este se encuentra un palo de chupa chups por la calle y monta un imperio que ríete tú del de Gengis Khan.

Agradecería que alguien me incluyera en su facebook. Por lo menos dos personas para igualarlo a cero. Gracias

Tened una entrada de semana tan agradable como la he tenido yo esta mañana. Voy a mirar el correo.


(Dos horas después)
-6. Pero ¿cómo se puede ser tan canalla?. Ahora tengo -6 amigos en Facebook. Pa mataros.

domingo, 26 de julio de 2009

Cosas que a veces ocurren y uno se pregunta sin querer encontrar respuestas



Hoy he echado de menos aquellos días en los que escribía entradas de la novela, he echado de menos a María y su vestido de estampado de flores verdes y amarillas, la habitación de la casa de Carmen donde nos escondíamos de los hombres de J..., he echado de menos incluso a Garr con sus ojos azules y labios minúsculos, he sentido las mismas arcadas al ver a Sansón disfrutar torturando a alguien a quien yo mismo hubiera torturado, y sí, he echado de menos el sabor de la sangre y el sonido de los huesos al romperse bajo mis puños, pero sobre todo la he echado de menos a ella y su suave piel, su desdén hacia mí de todos aquellos años, sus llamadas a media noche pidiéndome que la sacara de algún apuro. He echado en falta tener aquella razón para morir por ella, aquella sinrazón para quererla en un lugar y un tiempo pasado, demasiado alejado incluso para un melancólico como yo.
Hoy es uno de esos días en los que volvería a decirle que se viniera conmigo y con Cris y dejara al hombre de la silla de ruedas, y esta vez insistiría tanto que la acabaría convenciendo aún a sabiendas de que duraríamos unas semanas, unos meses quizás, porque somos como dos animales salvajes dentro de una misma dimintua jaula, con demasiadas cuentas pendientes el uno con el otro, con las mismas ansias de libertad y eso significa liberarse de la jaula y liberarse del otro.

Hoy he caído en la cuenta de que hace mucho tiempo que he perdido algo esencial que necesito recuperar. No sabría decir qué es con exactitud, quizá haya perdido la inocencia que me llevó a escribirle este blog y titularlo así, o tal vez no haya olvidado del todo a quien iba dedicado este blog sino que simplemente haya perdido la esperanza de volverla a ver. Hoy es uno de esos día en los que uno se planta y deja de apostar porque empieza a sospechar que en los juegos de azar apostar para recuperar lo perdido es ir de cabeza a la ruina.

Vuelvo al punto de partida, cambio fichas nuevas. No voy a recuperar lo perdido. Creo que va siendo hora de acabar lo empezado. Hace días retomé una antigua novela (sí, una de esas histriónicas con las que Pau me dijo "vaya, otro graciosillo en la clase"), he mirado hacia atrás y he visto que tengo suficiente material publicable. El otro día hablé con A. y me dijo que qué pasaba con lo que le había prometido hace tres años y que él estaba dispuesto a publicarme, no en su colección sino en otra y yo le dije que estaba todo muy fresco, que ya le diría algo. Cuando se lo dije no pensaba en llamarle porque no pensaba acabar nada. Estoy agotado mentalmente y los últimos días han sido muy complicados en todos los sentidos posibles.
A. está convencido de que tengo un talento excepcional para un tipo de relato y yo pienso que A. me lo dice porque me aprecia. En fin, siempre nadando en la duda, toni, siempre tratando de ir en todas las direcciones posibles. Es curioso. Hace diez años que me dedico a escribir y no tengo nada estructurado, para mí lo más difícil es ser constante. No sé. Supongo que nunca he creído que pudiera hacer algo con todo esto, que lo mío era otra cosa. Y entre una y otra no he me decidido por ninguna de ellas.

Creo que ha llegado el momento de tomar una decisión y superar ciertos prejuicios. Todo era más fácil cuando estaba ella. Todo era más difícil cuando estaba ella. Ahora me quedan pocas cosas que contar.

Quiero acabar con una frase de Mario Benedetti que da título, además, a una de sus obras: La tregua.

"Al principio, me resistí a creer que eso pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerza, después me di por vencido y lo creí. Pero no era la felicidad, era sólo una tregua. Ahora estoy otra vez metido en mi destino. Y es más oscuro que antes, mucho más".

No puedo pedirte que me comprendas ni siquiera que me acompañes a donde yo voy. No te voy a pedir cuentas si tú no me las pides a mí, no te haré preguntas si tú no me preguntas. Pero aunque no estés yo te sentiré porque sabes que no puedo ir a donde voy sin ti a mi lado.

No soy nada


Vuelvo a mis cuarteles de invierno (tiene guasa que lo diga en pleno mes de julio y con el termómetro sudando). Esta noche he sentido la certeza, como una punzada en el estómago, de que no soy lo que escribo. Soy un fantasma.
Un fantasma que no tiene ni cuerpo ni alma, un fantasma de sábana vieja y raída, un fantasma de los que ni dan miedo. Soy "esa cosa" que escribe mientras que lo importante es lo escrito, soy lo que tú lees pero no soy lo que te escribe. Nunca lo he sido. Si has pensasdo que sí, por lo visto, es una ilusión. Soy un espejismo. Así que soy un fantasma y un espejismo, menuda nochecita.

No sé si mañana me levantaré de la cama y comprobaré que las sábanas (la mía y las de mi lecho) no se habrán arrugado o si entenderé que todos estos años haciendo la cama era un ejercicio de disciplina más que una necesidad de alisar mis torcidos sueños. Tal vez me dé de bruces contra la torpe y cotidiana realidad y esta vez no me encuentre en el espejo cuando intente lavarme la cara o intente poner pasta de dientes en un cepillo que no existe, en una casa que no habito.

En cualquier caso hoy me he encontrado con la advertencia (como si de una señal de tráfico se tratase) de que tenga cuidado no vaya a dar a entender a quien me lee que hay alguien detrás de estos posts que aparecen misteriosamente en este blog. No, no hay nadie detrás. Nadie que sienta, ni sufra, ni ría, ni se las ingenie para hacerte reír o sentir bien; o sentir mal, nadie que, simplemente, se permita decirte que, a pesar de que la distancia entre autor y lector puede ser diez veces la distancia de la Tierra a la luna, el primero es, en realidad, intangible. Por lo visto, no existe en un plano real "tienes que colgar un cartel donde sea bien visible para que todo el mundo pueda verlo: Prohibido existir (ni tener esperanzas de hacerlo)". Sólo hay niebla. Fría. Niebla sin esperanzas. Niebla que el sol borrará a mediodía.

Sospecho que tú ya te habías dado cuenta pero no me lo decías por no acelerar el proceso. Sospecho que por eso tanta gente ha empezado a ignorarme y empiezan a cuadrarme muchas de mis últimas vivencias, como cuando acaba "El sexto sentido" y Bruce Willis hace flashbacks por las escenas en las que él creía estar pero no estaba. Sí, supongo que es eso. Entonces, supongo que seguirán apareciendo posts mientras siga creyendo que los escribo y seguiré recibiendo comentarios mientras siga creyendo que alguien los lee, siente algo y luego envía una respuesta.

Espero que dure. Porque no sé hacer otra cosa

vídeo: Amaral - Esta madrugada

viernes, 24 de julio de 2009

Indignado


Hoy estaré prácticamente todo el día fuera. Ayer ya lo estuve. Bueno, mejor. Creo que por lo menos este verano podré disfrutar un poco las vacaciones.

Ayer mandé a tomar viento a J., por mezquino. Si hay algo que no soporto es que alguien sea cruel sin necesidad.
J. es el director de la delegación española de una firma alemana de equipos para spas y piscinas a todo lujo. Siempre he tenido muy buen feeling con su secretaria, es una buena chica, con caracter pero con un buen corazón. Si hay algo que reconozco de inmediato son esas cosas.
De vez, en cuando, cuando paso por el polígono y es la hora de comer, eligo un restaurante que está justo debajo de sus oficinas y antes los llamaba por si querían comer conmigo y ahora sólo baja Marta para tomar el café.

Me contó que hoy es su último día en el trabajo. Que la echan. No la echan por la crisis, la echan porque no es la persona adecuada al puesto (después de dos años, después de que ella junto con J. montaran de la nada la delegación aquí y con la supervisión de Norbert). Yo sé por lo que es porque J., algo me contó hace tiempo, vamos, que se le escapó delante de mí. Marta dejó de ser la niña de sus ojos en el momento en el que le dijo que porque fuera su jefe no se iba a creer todas las tonterías que decía, que no iba a aplaudir ni sus salidas de tono ni su falsas ínfulas de hombre de mundo. A J. (lo conozco desde hace más de veinte años, estudiamos juntos y luego hemos sido amigos) le puede que la gente deje de admirarle por (cuando lo que de verdad hemos hecho todos ha sido soportarle sus salidas y sus actos de presunción).
Bueno, a lo que iba. Resulta que la ha despedido con la consabida cláusula de traslado. Él se ha ido a vivir a Madrid y le ha dicho que abre delegación en Madrid y que traslada la oficina allí. Como ella vive con sus padres en Barcelona ha dicho que no se traslada, algo con lo que ya contaba J. para decirle que de indemnización por despido nada, que sólo la pone al paro. Aquí tengo que decir que es mentira, que la firma piensa mentener abierta la oficina en Barcelona.

Cuando J. tuvo problemas en su anterior empresa, J. utilizó todas las armas legales para cobrar una indemnización millonaria, no perdonó un céntimo y puso a todos los abogados por medio que hubo que poner. Por eso creo que es mezquino que le ratee dos mil euros que son de Marta, con la argucia esta. Imagino que si la empresa fuese suya, el banco le amenazara con quitarle el piso, si no tuviese esos dos mil euros, pensaría distino. Ese por ejemplo es mi caso y no pienso dejar de pagarle a mi ex-secretaria la parte que aún le corresponde aunque para ello tenga que pasar un tiempo. No le aguanto a J. eso cuando vive en una mansión de varios cientos de metros, mansión a la que ha contribuído con su trabajo más allá de su obligación, Marta y no soporto otras cosas.
Ayer supe que J. y Norbert no se hablan.
Cuando J. estaba a la deriva y no encontraba trabajo, cuando pensaba que por asisitir a dos clases de doctorado y fuese amigo de la catedrática de turno se iba a doctorar en algo de lo que ni siquiera tenía la carrera, cuando estaba en pleno delirio de fantasía, apareció Norbert y le ofreció coger las riendas de la delegación en España. Les ví trabajar porque los primeros cuatro meses, como no tenían despacho, les ofrecí una parte de mi oficina (Norbert no sólo se ofreció a pagar un alquiler y los servicios administrativos asociados sino que cuando venía nos invitaba a comer y agasajaba a M. con piropos y algún regalo). Norbert le dió en bandeja todo el mercado español quitándoselo y despidiendo a los comerciales antiguos porque eran incompatibles con J. (eran unos perlas, eso vaya por delante) y J. ahora se ha quitado a Norbert de encima. Lo siento, pero hay algo con lo que no puedo, no soporto que alguien mida con distinto rasero a la misma persona sólo porque le interesa lo que le puede dar y lo tira cuando ya no le sirve.

Lo que no sabe Paloma, su actual, es que está haciendo lo mismo con ella. Si ha dado puerta a Norbert es porque Paloma le aporta el 95 % de los contactos que necesita para seguir arriba del todo ya que Paloma era la directora de una empresa de construcción de spas. Imaginaos ahora quien coloca todos los equipos de las obras de la empresa donde trabaja Paloma. Efectivamente. Con Paloma pasará exactamente igual que con Marta y con Norbert, lo mismo que pasó con su ex-mujer y lo mismo que ha ido pasando con sus ex-amigos. Así que después de esto ya no pienso perder un minuto más con J. a mí me tocará exactamente lo mismo.

Estoy indignado, perdonad, aquí se ha acabado una amistad que debiera haberse acabado mucho tiempo antes.

Hasta aquí he llegado. Me planto.

Y ahora me tengo que ir. Supongo que no volveré hasta el domingo.

martes, 21 de julio de 2009

Bike Road Movie


Ladri di biciclette


No tuve bastanta ayer con salir a correr que hoy he salido con mis sobrinos en bicicleta. Estoy medio muerto, tengo agujetas en las piernas, en el culo, en las manos, hasta en el sobaco tengo agujetas.

Por cierto ¿qué les dará mi hermana a mis sobrinos para comer? Qué aguante tienen esos niños. ¿Yo era así de pequeño, o sea, indestructible?

Lo mejor, me he parado con ellos y nos hemos sentado en un murete con los pies colgando y hemos bebido agua y hemos hablado de sus cosas, y de la escola d´estiu y de sus amiguitos y de la Manoli y del Pol y de que el jueves quieren repetir esto de salir con la bici conmigo. Casi me da un patatús cuando lo he oído salir de sus bocas.

Meritxell va y me dice dándome golpecitos en la espalda (tiene ocho años) "te estás haciendo mayor, tiet". Angelito.

Me voy a dormir. Hoy voy a dormir a gusto. Ni las diez y ya se me cierran los ojos. Algo bueno tenía que traer todo esto.

lunes, 20 de julio de 2009

La soledad del corredor de fondo (fundido)


Hoy ha sido la primera vez desde hace mucho tiempo que he salido a correr. Hace días que salgo a caminar, camino una hora y media más o menos y luego casi puedo dormir. El maldito insomnio está hecho de horas sedentarias, así que lo combato con cierta actividad a media tarde. Pero hoy, después de caminar durant un buen rato he decidido que lo que me quedaba hasta llegar a casa lo haría corriendo.
Desde que hace cuatro años sufriera una lesión en la espalda durante un curso de windsurf (dios ya me advirtió que lo mío no era el equilibrio) no había vuelto a correr porque la dichosa vértebra de los cojones (bueno, lumbar) me dolía cuando lo intentaba. Después de tres meses de pesas y abdominales mi cuerpo está más o menos sujetando esa parte del cuerpo y como me encontraba bien he pensado, venga, prueba, si te duele te paras. Más me hubiese valido haberme pegado un tiro.

Al principio fue bien. Una ligera cuesta en la que podía cargar el peso sobre los gemelos y el cuádriceps. Hasta ahí bien, encaré una curva y la recta kilométrica de la avenida de Barcelona. No me dolía pero notaba las piernas agarrotadas de no haber hecho un esfuerzo así en años. Mi poderío mental me permitía ese sufrimiento y más que me echaran, mi cuerpo , en cambio sufría dominado por mi psique sobrehumana. Empecé a encontarme bien y a aumentar la velocidad y amplitud de mis zancadas. Por primera vez en muchos años me sentía realizado en aquella carrera contínua. Los pocos transeúntes se perdían al pasarlos como estrellas fugaces en la noche de San Lorenzo. Yo era de nuevo veloz. Sí, una máquina perfecta (sin engrasar, es cierto) en el funcionamiento para el que había sido creada. Dios me admiraba desde las alturas, estoy seguro de ello, y se mesaba la barba y decía "joder, qué tio, ese toni" y yo le respondía para mis adentros "complácete en la gloria de tu perfección: yo".

Después de un rato empecé a notar que mi fortaleza mental tampoco estaba engrasada y pensé que por hoy ya tenía bastante, que el ejercicio moderado se llama así porque alguien lo modera, o sea, el que lo practica y yo ya había decidido que ya estaba bien.
Pero el hombre es un animal extrarodinario, un compendio de virtudes y moral suprema, un ser por encima de todo, creado para superarse a sí mismo. En el instante en el que iba a parar de correr tuve una revelación, en juego estaba algo más que probarme a mí mismo si podía aguantar corriendo o no, estaba en juego si los elementos (la fatiga, el sudor, el calor...) podían con mi determinación o si era al revés. Vale, esta bien, la verdad es que dos chicas jóvenes y guapas salieron de una esquina y yo que casi me había parado, volví a arrancar. Eran, posiblemente, dos extranjeras. Al ver mi ánimo invencible me jalearon y lanzaron besos como una dama a su caballero paladín. Yo les sonreí con un gesto de suficiencia y alcancé a decirles algo como "aarrrg, mmmm, mmmmme mmmmuero". Ellas, en su idioma me respondieron con algo que si hubise sido castellano hubiera sonado como "Pero si ya nadie te persigue pa que corres" y que se podría traducir como "Oh, loor a los invencibles". Seguí corriendo y dándome la vuelta de vez en cuando para ver si ellas me miraban. O no me miraban o lo disimulaban muy bien y lo hacían cuando yo no miraba, seguramente esto último. Esta operación de mirar hacia atrás hizo que tuviera dos encontronazos con sendos árboles sin consecuencia para ellos y con arañazos de veinte centímetros en mi cara.

Cuando perdí de vista a las muchachas mi mente me pasó una nota mental: "toni, párate, gilipollas, que nos vas a matar. Firmado: todas las células de tu cuerpo". Ante tal demanda, (aunque hubiese podido correr todo el tiempo que me hubiese dado la gana) iba a acceder a parar cuando ví que venía hacia mí el vecino del tercero tercera; mi archienemigo. No podía abandonar justo delante de él. No podía darle esa satisfacción. No. No podía claudicar, no cuando me mira con esa autosuficiencia o cuando en el ascensor me dice "joder, qué bien se vive solo. Puedes traer a casa a quien te parezca, puedes hacer todas las fiestas que te dé la gana... menos mal que tú eres un tío tranquilo y no nos das problemas" Lo que el tío me llama es gilipollas. "Yo me pasaría follando todo el día, con una con otra. Pero no sería tan discreto como tú, que jodío, en ocho años que somos vecinos te habré conocido un lío, eso me gusta, discreción". (¿Será cabrón?).
Ante tal elemento no podía hacer otra cosa que sacar fuerzas de donde fuera y pasar por delante de él y saludarle con la dignidad que me define allá donde voy.

Llegué a su altura con las piernas temblando. Él me dirigió una sonrisa sardónica y me saludó con un arqueo de cejas. Yo alcé la barbilla y sonreí con plácida suficiencia. No ví el seto.

El seto me llegaba por la cintura y choqué con él a una velocidad vertiginosa. Mi cuerpo entró en la inercia de un jugador de futbolín cuyo eje por la cintura le hace precipitarse hacia adelante con una nefasta proyección de la cabeza hacia el suelo. En el futbolín el jugador nunca se cae al suelo porque está sujeto por la barra. Yo no.

El talegazo fue importante, aunque paré el golpe con las manos (una de ellas sobre una caca de perro) eso no impidió que mi posición fuese técnicamente la del pino (cosa que tiene gracia porque yo jamás conseguí hacer el pino en el cole ni en el instituto) y que después de unas décimas de segundo mi cuerpo se desplazara hacia adelante dando con mi espalda en el duro suelo.

Mientras mi vecino se alejaba riéndose y sacudiendo la cabeza sin ni tan siquiera preguntarme si estaba bien, me arrastré hasta un portal cercano, cuyos bajos ocupa el Centro de bronceado "Luz cegadora" (a los chinos no deberían dejarle escoger nombres de negocios) . Me senté allí para recuperar fuerzas. Al cabo de un minuto la encargada salió con una escoba y me dijo en un castellano pasable: "Aquí no se pide" y haciendo cara de asco "a ver si te lavas, serdo". Me levanté, y me dispuse ir caminando hasta casa mientras la chinita me daba de escobazos (yo no tenía fuerzas para correr así que me fue dando con la escoba hasta la puerta de mi casa. Yo caminado y ella llamándome serdo por todo mi barrio, donde la gente salía de las tiendas para ver el espectáculo. Llegué a casa y al meterme la mano en el bolsillo comprobé que la llave se me había caído, probablemente en el incidente del seto. Volví hasta allí con la chinita dándome con la escoba y llamándome serdo y luego camino de vuelta de igual forma. Subí las escaleras (el ascensor no funcionaba) y me metí en casa donde recordé que la tubería de agua caliente tiene una fuga. Me quité la ropa y me tumbé en la cama, pensando que, antes del incidente de mi vecino, yo había conseguido un gran triunfo, había vuelto a correr.

"Sí, toni, han sido los ciento veinte metros más gloriosos de tu vida".


Bueno, quizá exagere, igual fueron ochenta.

¿Quién sabe qué? (pasa por mi cabeza)


Y mientras tanto arde el hielo, que en lugar de humo desprende pombas de jabón. Y mientras tanto yo me quedo sentado, tan desconcertado que no llego a enteder de qué estoy hecho, si de carne y huesos o de sueños. Y me levanto de la silla y voy a buscar una manzana, arrastrando los pies como si en lugar de estar despierto quisiera estar dormido, como si esta mañana no me hubiese levantado, como si al final de todo me dijeran, en un susurro y al oído, que todo había sido un juego.

Hoy estoy triste y animado al mismo tiempo, como si mi cuerpo, mi mente y mi conciencia hubieran hecho las maletas y hubieran comprado billetes para pasar sus vacaciones a lugares distintos. Como si mi cuerpo sintiera mucho más que nunca la necesidad de ir por su cuenta, como si pensar fuese, esa carga pesada de todas las mañanas que me impide buscarte los labios, como si mi verdadera vocación fuese tu cuerpo y sobraran casi la mitad de las palabras.

Hoy me levanto y leo y no entiendo. Y no sé qué hacer ni qué decir, como si volver a hablar fuese hacer otro nudo cuando en realidad se quiere deshacer. Como si al decir "no" alguien hubiese pensado "¿por qué dice no si yo no le pregunté nada? Será que quiere ocultar un sí".

No suelo ocultar nada. Mi vida es tan transparente que podrías ponerte a mirar por la ventana de mi casa y me verías como soy sin que pudieras pensar nada extraño. Quizá lo que me pase por la mente tenga la fantasía del niño que fui. Sigo siendo aquel niño, no lo voy a negar, aposté por él porque el niño que fuimos es lo mejor que tendremos nunca. Y a mi niño le gusta jugar, juega con la mente, se inventa historias, vive en su mundo de príncipes y piratas. Pero el hombre adulto que soy se rige por una ética, algo que impide que haga daño ni a mí ni a los demás. No creo en formas morales. La moralidad de la masa suele ser amoral y lo considerado amoral puede llegar a ser lo natural.

Este blog es, básicamente, ficción. Hago experimentos con imaginarme tal o cual cosa. Trato de meterme en la piel de todos los"yos" que soy y voy hasta el fondo. Porque vivir estas vidas me llenan la mía. Porque creo que así llego hasta ti de la mano del niño que todavía soy.

Todos los besos que soy son reales. Si alguna vez te digo que te quiero ya puedes dar por hecho que es cierto, si alguna vez te digo que eres increíble es porque lo siento. Todo lo que escribo pasa, antes de llegar a mis dedos y de éstos al teclado, por el corazón. No tengo otra forma de expresarlo porque, además, no quiero tener otra.

Eres libre de hacer tus propias teorías pero serán tuyas, estarán tus miedos, tus "ya lo sabía", los "no merece la pena"... pero serán tuyos, será por esa capacidad innata de imaginar siempre lo peor. Puede que conocerme no merezca la pena pero te aseguro que conocer al niño que fui y que vive en mí, sí.

Luego, el mundo es como es, no todas las piezas del tetris caen en el mejor sitio ni en el momento oportuno... ayer alguien dijo: "en la vida se trata de no elminar lo importante por deshechar lo supérfluo, se trata de no tirar el bebé con el agua donde lo has bañado".
Hay algo esencial, algo que tu sabes que existe, un camino que no lo puede tapar la caída de una sola hoja de un árbol.

domingo, 19 de julio de 2009

Curso de permisos


Me siento agitado. Algo dentro de mí se ha despertado y estoy nervioso. No sé lo que es pero creo que se trata de una contradicción interna, un tira y afloja entre dos bandos.
Un bando me dice que es mejor que me vaya y me aleje de aquello que creo que me limita mientras que el otro me dice que no hace falta que me vaya, que mis fantasmas me perseguirán allá donde vaya, que el cambio es interno y que, por tanto, no requiere de otro escenario.

Por otro lado, ahora creo que tengo claro el permiso y que las limitaciones a las que estoy sujeto tienen un origen local (vivo en un entorno seguro pero estático). Contradicción, como si para que pueda seguir creciendo tuviera que cambiar de tiesto, como una planta.

Recursos: Todos los otros participantes me han elegido para posiciones claves y he "leído" perfectamente todos y cada uno de los matices, he hecho lo que tenía que hacer y lo he hecho, no sólo desde la emoción sino desde el conocimiento y eso me ha dado mucha confianza. Creo que he alcanzado un nivel alto. Todos me buscaban para que fuese "yo" quien les diese el permiso y eso quiere decir que puedo darlo y puedo dármelo, todos han "intuído" que hay algo en mí que lo permite.

Estoy agitado porque tengo mucha energía y no sé qué hacer con ella. Es como si me hubiera dado el permiso de dar permisos, como si me hubiese concetado a una gran batería interior que generará permisos a mi alrededor y dentro de mí. En los próximos meses llegará la perlaboración, es decir, la integración del permiso. Este año estoy convencido de que va a resultar un proceso rápido.

¿Sabéis? Ni os imagináis lo bien que respiro, es como si me hubiera quitado un ahogo de encima. Es increíble. Hoy siento la vida. Hoy siento que no necesito arrastrar nada ni a nadie de mi pasado, hoy entiendo que mi vida es lo que tengo ahora mismo y lo que me queda por delante, que no voy a dejarme hundir por actitudes o acciones externas.

Está bien, no puedo contentar a todo el mundo, así que no voy a gastar energía en ello.

Y voy a disfrutar mi vida, tal y como es, un lugar y un tiempo repleto de oportunidades. Ahora que soy consciente de mis habilidades, las utilizaré.

Habrá días de todo, no es un precio que hay que pagar, es que las emociones son el altavoz del alma cuando quiere que se la escuche.

Sí, toda la noche


Y soñaré toda la noche con la ciudad donde ella dormirá ignorando mi insomnio, derramando sus labios sobre otros labios que no son los míos, tal vez durmiendo sola, dejándose mecer por estas manos mías que sólo saben de teclas, de tejer con ellas los sueños que no se sueñan aunque se quiera.

Y alguien pensará que debiera dejar de soñar con la punta de los dedos para gastarme la piel de las palmas de las manos contra su piel de púas de acero. Pero ese alguien no sabe que las musas desaparecen al tacto y que sólo hay una forma de comprobar si ella es una de ellas o la tigresa dormida que sospecho.

... y yo soy de sospechar mucho.


sábado, 18 de julio de 2009

¿Qué harías?


Llego del curso, agotado, mañana otra paliza de kilómetros y otra sesión agotadora. Reflexión para los que creen que ando enamorado.

Si te ofrecieran el amor parcial de unos días cada equis meses, si te llamaran a destiempo, si te conformaras con la idea (o la sospecha) de que piensan en tí en la distancia y aún así te alegraras por tan poco. Si lo peor que te pudiera pasar es que ella estuviera dos días sin llamarte o enviarte un mensaje porque sabes que está con su pareja oficial y sabes que si un día eso se acaba tendrá otra pareja oficial que tampoco serás tú, si esperaras y esperaras y dejaras pasar todas las oportunidades de ser feliz junto a otras con las que te levantarías por las mañanas feliz de ser tú quien se levante junto a esa mujer, si te envía tres mensajes a la semana... pero conformarte con tan poco nunca te llenó tanto... entonces ¿tú que harías?

Si cada mensaje que recibieras fuese un jeroglífico que te deja medio día sin atender al teléfono del trabajo, si no pudieras probar bocado, si fueras al gimnasio todos los días para cuando estés con ella darle tu cuerpo más firme y ni tan siquiera te mirase. Si al final, un día después de todo el tiempo pasado te dieras cuenta que dejó hace muchos días de prometerte que lo dejaría a él por tí, si a pesar de ello sigues teniendo insomnio y el insomnio lo llena ella con mil historias que tienen finales felices e infelices por igual... pero conformarte con tan poco nunca te llenó tanto... entonces ¿tú qué harías?

Pero si tuvieras la esperanza de que vinieran de lejos, para enlazarte con los brazos y la boca otros cuerpos y otros labios, si te miraran otros ojos fieros y voraces, si encontraras en su lengua el antídoto que te librase de tanto y tan dulce veneno, acaso ¿no empezarías a olvidarla?

Y parece tan fácil... y sin embargo, sólo espero que me diga "quedamos" para que pregunte "¿cuándo?" y ella diga "un día de éstos" y yo empiece a soñar. ¿Es eso malo? Si lo es, haz algo.

viernes, 17 de julio de 2009

Cosas del verano


Hace días que no sé qué escribir. Antes solía hablar el hueco por mí. El hueco le hablaba a la esfinge y yo tecleaba. Eso era todo. Ahora es distinto, la esfinge vuelve a su naturaleza enigmática y el tiempo se carameliza a temperatura ambiente volviendo insensible las yemas de mis dedos. No sé qué ocurre, me dejo llevar, eso es todo... y entonces ella aparece y desaparece y yo me no sé a qué obedecen los cambios de luces, las nocturnidades casi transparentes, la piel deseada y al mismo tiempo la piel prohibida.
En torno mío danza del verano, la gente va y viene con sus cuerpos bronceados, se enamoran, salen a las terrazas, sonríen, se roban besos de plata, el mundo es un poco así, una caipirinha en una terraza pr la noche en la mejor de las compañías. Es como si al llegar el verano alguien pensara "no puedes estar más tiempo solo, busca a los demás, sal, muévete". Y este año no sé moverme. Debe de ser este maldito calor sin aire acondicionado, los planes frustrados de antemano, la infame voluntad de los que se han ido.

Este verano aún me queda la esperanza. Este fin de semana curso de permisos, en septiembre y octubre Psicosocionomía, quizá cambie de ciudad en invierno, cuando probablemente la novela esté a punto de publicarse.

Este verano es el final de un ciclo y el principio de otro mejor. No es un deseo, es una certeza. Y aunque siempre he confundido la sensibilidad con la fragilidad, espero que a partir de ahora, a pesar de que sigan yendo de la mano, van a dormir en habitaciones separadas.

Y espero verte este verano... sí tú quieres.

jueves, 16 de julio de 2009

Coincidencias


Hoy tengo sueño. Así que hoy me dormiré pronto, aunque debo revisar qué es para mí pronto, porque cuando empiezo a escribir este post son las 23:35 h. Espero no desvelarme mientras escribo esto, últimamente espero demasiado de todo, del mundo de la vida, quizá.

Esta tarde me acordaba de cuando estuve en India, de cuando fui al Ashram de Sai Baba o a la Fundación del Padre Vicente Ferrer. Creo que entonces yo tenía una fuerza que ahora no tengo, no sabría cómo expresarlo, entonces era más valiente y no me refiero a más temerario, quizá era más consecuente con lo que quería ser. Creo que de India me traje dos cosas muy distintas.

Una: que allá dónde vas te persiguen tus fantasmas. Puede que las circunstancias acaben configurando un lugar mejor para partir de cero, pero nunca se parte de cero del todo porque tú ya tienes tu pensamiento estructurado y lo has estructurado para adaptarte a tu realidad más inmediata. Lo hiciste de niño y a un nivel muy profundo sigues repitiendo lo que funciona y no pruebas más cosas porque de niño diste por sentado que no te funcionaban.

Dos: Los mundos de las personas convergen en extrañas coincidencias. India es un país con mil doscientos millones de habitantes, no se cuántos kilómetros cuadrados y está plagado de lugares interesantes que visitar y los medios de transporte son lentísimos. Aún así, coincidí con una pareja de Zaragoza en tres lugares distintos (habiendo dicho ambos que iríamos a otra parte y cambiando el destino en el último momento). Así, también, en India, conocí a Javier, que era el encargado de las obras de la depuradora de la Fundación. Unos meses más tarde conocí por puñertera casualidad a Roger en el curso de novela del Ateneu Barcelonès, que era asiduo de los ashrams de Bombay. Roger ganó un premio literario y el premio fue un fin de semana para dos personas en un pueblo perdido de León y como no tenía con quien ir, me dijo que me invitaba si conducía yo, hicimos un curso (el curso era para más gente) de Relato. Allí, no sé por qué, el profesor del curso habló de un amigo suyo que estaba en India, sin venir a cuento, estaba hablando de otra cosa. En ese momento le dije que esa persona de la que estaba hablando era Javier. Él me miró con los ojos desorbitados y me dijo que efectivamente era él. Existen cada vez más redes sociales que aceleran el proceso, pero básicamente, nos encontramos cada vez más personas afines o, simplemente que están ante las mismas encrucijadas. La humanidad se está interconectando. Es un hecho imparable. Ese proceso hace que nos hayamos conocido, que yo te atraiga por algo y tú me atraigas por algo. Por que no te quepa la menor duda: me atraes.

No sé por qué escribo esto. O sí lo sé. Al final es como esos dibujos animados en los que alguien pone el tablón justo donde va a pisar el otro para evitar que caiga al precipicio.

Llevo unos días entre muy alegre y muy triste al mismo tiempo. Es extraño. Entre muy decepcionado y cargado de esperanza. Entre enamorado y con miedo a que no sea correspondido. Ando entre la lujuria de una mirada y el pudor de que mi vecina me pueda ver pasear desnudo por la cocina.

Entre la calma y el viento, entre la risa y el llanto, entre tu espalda y mi mano.

Para estar cayéndome de sueño no está tan mal estructurado, no sé si al empezar a escribir quería decir lo que acabarás leyendo. En cualquier caso, espero no haber cometido muchas faltas y que no me arrepienta mañana de nada.

Se me cierran los ojos...

Me pregunto si la mujer de la foto se imaginará tal vez que su imagen está colgada en internet, si sabrá qué es una red social o un blog y si le importará lo más mínimo.

Espera


Cuando te espero mis manos se meten en mis bolsillos sin que yo pueda evitarlo, como si fuesen animales de madriguera. Esperarte no me cansa, me llena de minutos el día, cubre los espacios en blanco con las palabras que te diría, esperarte es, sin que me de cuenta de ello, la mejor parte de mi tiempo, la gota que colma el vaso sin derramarlo, la luciérnaga que no se apaga, el recuerdo de mi tardes de verano cuando era niño.

Esperarte es lo que espero todo el día. Aunque no vengas.

martes, 14 de julio de 2009

A lo que el deseo (o la cafeína) me empuja


El universo se ha vuelto del revés en una espiral acrobática. Si me hubieran dicho que mi mente era capaz de crear "eso" no me lo hubiese creído. Creer, crear, ya sabes, todo, al final, está hecho del material de los sueños.

Creo, sinceramente, que uno es aquello que desea, es más, diría que uno es deseo puro, voluntad, determinación. También creo que el destino es, en realidad, hacia donde apuntamos. El destino lo elegimos nosotros un buen día y desde ese día tendemos a él. ¿Qué destino elegí? ¿Cómo era aquello de que el barco que no sabe adonde va no arriba a ningún puerto? Supongo que elegí uno. Uno que perdí de vista, como se pierde de vista la costa cuando estás en el mar y sólo ves agua por todas partes. Nunca he sido un experimentado navegante, creo más bien que soy de tierra firme.

¿Por qué he desoído a todos los que me decían que tenía un talento innato para algo concreto? ¿Por qué a mis treinta y ocho años deseo y tengo la oportunidad de empezar no de cero sin de más muchos? Creo que porque, por alguna razón que no entiendo, han confluido circunstancias y personas en mi vida que han hecho que todo desemboque en un día como hoy, un día en el que he tomado una determinación.

Es como si arrastrase un error cometido a una edad temprana y el resto de mi vida fuese una justificación de aquella decisión. También creo que si no hubiese sido por aquella presunción de infinita fortaleza que me empujó a aquello y que me ha hecho echarme a la espalda toda una responsabilidad que no era mía, no sería el hombre que soy ahora. Y no es que esté orgulloso de lo que soy; es que soy así. Y puedo aceptarme o no y en esa disyuntiva prefiero aceptarme.

Creo que era Nietzsche que decía que uno podía soportar estóicamente su destino o amar su destino. Amar el propio destino significa ser. ¿Qué importan las circunstancias si eres y eres de verdad tú? (Vale, Nietzsche acabó mal de la cabeza y murió totalmente perturbado, pero eso nos lo vamos a pasar por alto tú y yo).

Hoy he tenido uno de esos días lúcidos (me he tomado dos cafés y dos coca-colas light) y he atado cabos sueltos. En realidad todo empezó ayer.

¿Qué me queda por delante? ¿una nueva etapa? Ojalá. Lo que me queda por delante es la cristalización de un deseo que ya estaba latente en aquella decisión de mi adolescencia. Aquella decisión fue una dicotomía, elegir entre dos caminos. Hoy sé que elegí los dos y sincermente, no se puede elegir las dos opciones como no se puede ir a la derecha y a la vez a la izquierda en un cruce. Yo lo intenté. yo iba por un camino y mi deseo iba por otro.

Los que entráis en el blog participáis de mi sueño. Gracias por abrirme los ojos, de veras. Nada ha sido gratuito, cada palabra vuestra ha sido como una gota necesaria para que acabase germinando la semilla de mi deseo.

Ahora, es hora de que los sueños se hagan realidad.

Viejas fotografías


A veces siento ganas de salir corriendo hacia ninguna parte. Antes me sucedía más a menudo, cuando salía de trabajar, tenía la necesidad de andar rápido. Ahora, que trabajo en casa, no puedo hacerlo y salir del trabajo es como llegar a casa y viceversa. Sí, es cierto, a veces salgo, paso el día fuera, pero ahora no me sale buscar ese tiempo a destiempo, no, ya no soy el que era antes. ¿Qué soy? Ni siquiera voy a intentar responder a eso. Me da igual lo que soy.

Este fin de semana voy a un curso. Se trata de un curso de permisos. ¿Qué es un curso de permisos? Es una especie de psicodrama en el que te das y te dan el permiso de hacer algo hacia lo que tienes una resistencia sin saber muy bien el porqué. Por ejemplo, E. hace tres años llegó pidiendo un novio porque sus relaciones eran difíciles. Ahora debe estar a punto de dar a luz. Es realmente mágico. Yo he ido varias veces pero como no sé lo que quiero siempre acabo por pedir lo primero que se me pasa por la cabeza. Recuerdo que hace años pedí enamorarme... pero se me olvidó añadir que fuese correspondido. Eso sí, la frase tiene que ser muy clara porque se cumple aquello que estaba escrito. Un año fuimos a Rio de Janeiro a hacer el curso de permisos y dos personas pidieron el permiso de separarse. Dos años después ambos estaban separados de sus parejas, aunque allí no se dijo nunca eso. Se dijo, "separarme de mis padres", "separarme de mis emociones negativas" pero escribieron separarse. Se escribe lo que realmente se quiere y eso es trascendente.

No sé. Es curioso eso de darse permisos. Es como si toda nuestra cultura, nuestra familia nos dijera "no hagas eso", "no hagas aquello" como si fuéramos un niño de dos años. Con el tiempo esas prohibiciones resultan absurdas porque están fuera de contexto. Tu familia puede haber heredado una prohibición por algo ocurrido en un pasado de hace muchos años. Si los tiempos actuales son muy distintos a los años treinta imagínate lo desfasada que puede estar una creencia. Se trabaja con el árbol genealógico. Es muy vivencial.

Esta noche he recibido un correo muy especial. Hace unos días decidimos dejarnos de ver por el bien de los dos con alguien con quien llevaba viéndome casi todos los días desde hace ocho años. Se estaban torciendo las cosas y quizá lo mejor era eso. No me gusta hacer daño, no suelo ser de esos, ¿qué podía hacer? Había pensado muchos días en llamarla, tenía la necesidad de llamarla para saber cómo estaba pero sabía que no podía hacerlo tan pronto. Sé que ella lo comprende y también sé que la comprensión no mitiga el dolor. Seguirá siendo especial para mí, la echo de menos.

Creo que es en la página de Loida que leo algo así como "Todos somos el amor de la vida de otro" y cuando veo esa frase escrita pienso que en realidad, formamos parte de una reacción en cadena en la que en el desorden es difícil encontrar la calma para reconocer al otro y que esto de los blog es como una parada en el tiempo, una especie de oasis. Leo algunos buenísmos y otros en los que habitan almas de increíble fuerza y belleza. A veces me pregunto cómo me imaginarán quienes no me conocen a través de lo que escribo, no he colgado mi foto (que yo recuerde) aunque hay un truco por el que se me puede ver (es una foto de hace dos años y creo que he cambiado un poco). También me pregunto qué pensarán de mí quienes me conocen y no saben qué escribo, qué pasa por mi cabeza.

Ahora, que voy a dar un salto mortal hacia delante en mi vida, creo que merece la pena hacer balance y en ese balance M. estará siempre en el lugar de las cosas buenas. Presiento que nos volveremos a ver muy pronto.

Se me están cerrando los ojos, son más de las dos. Por fin dormiré. Y creo que me dormiré con una sonrisa, por varios motivos, todos ellos azules.

domingo, 12 de julio de 2009

Te deseo el corazón en calma


Te echo de menos. Me resulta raro decir algo así de quien sólo conozco una parte tan pequeña. A veces creo conocer a alguien tanto que se me eriza la piel sólo al pensar en ella. Contigo me pasa, confiesa que también a tí conmigo. Dicen que, en realidad, cuando conoces a otra persona ésta ocupa la posición de alguien anterior, que despierta la emoción de alguien cuya forma de ser se le parece. Hoy he sentido un vacío extraño en la boca del estómago y digo extraño porque era como la resurrección de otro más antiguo, uno que nacía en las ausencias prolongadas y silenciosas.

Sé que no tiene importancia, y que todo lo que se le parece es pura coincidencia pero de pronto he recordado que aquellas ausencias que me han evocado esta de ahora, ocurrían porque la mujer de entonces acababa por poner, tarde o temprano, palabras a aquella sensación de hueco en mis pulmones, de insomnio contumaz y despiadado, de soledad liviana como el aire.

Ya he dicho que sé que no tiene importancia, que regresaron viejos fantasmas (como ocurría también entonces) y que las cosas son así y que a mí qué me importa. Y es cierto, a mí que me importa. Supongo que tendrá que ver con otras ausencias mucho más arcaicas, que si me remontara al principio, cuando era un niño, encontraría el orígen de todo, de la primera ausencia larga y silenciosa, de la primera vez que quise estar en otros brazos que no estaban.

Confieso que estas últimas semanas han estado llenas de esperanza y desesperanza, que he recuperado el buen ánimo y he tenido ganas de verte. También he de decir que me siento cómodo en las grandes distancias, no por nada en especial, quizá porque en las distancias cortas se me haría irremediable deshacerte la blusa, buscarte con las manos y con la boca, y acabar perdidos en el bosque salvaje de unos ojos que añoran el crujir de hojas de las sábanas de una cama.

Lo malo de los pasos es que dejan huellas, como las huellas digitales en una copa, como si al final, uno pudiera intuir por el rastro la emoción que la provoca. No he dejado de hacer nada que no quisiera hacer, no he cerrado puertas ni he abierto ventanas que no hubiera abierto o cerrado a pesar tuyo, he bajado al mercado, he pasado la aspiradora, he puesto tres lavadoras, he ordenado la habitación de los libros, he pensado en poner papel pintado en las paredes de la oficina y en mi casa y cepillado a Penélope y Ulises (antes de pasar la aspiradora, por supuesto).

Pero no puedo dormir. Y no dormir, es pensar en ti.


sábado, 11 de julio de 2009

Sobre cómo se tejen los sueños


Quisiera contar algo que hace días que me ronda por la cabeza.

Creo que tengo una enfermedad, una enfermedad relacionada con la esperanza. Es una mierda. Si te duele el estómago sabes que es el estómago, si te duele la cabeza te tomas Paracetamol, pero si te duelen los sueños no sabes dónde, ni qué, ni quién, y sobre todo no sabes cómo lograr calmarlo.
Me duele la esperanza y hago pesas todas las noches, me duele la esperanza y hago planes, abro cuentas, negocio partidas, escucho ofertas. Me duele la esperanza y escribo cartas de amor, me duele la esperanza y escribo una novela donde los personajes son los hermanos Marx.

Hace días que sospecho que soy como una tela de araña. Te atraparé con mis palabras pero seré tan frágil que cualquier golpe me deshará. Soy la araña que teje y teje sin descanso, un día y otro, tejiendo sobre una tela anterior rota. La araña y la tela son lo mismo y no te das cuenta. Soy eso que podríamos llamar un maldito encantador de serpientes al que le ha picado la serpiente que suele hacer bailar al son de su flauta. El cazador cazado; el hombre de lata, el espantapájaros y el león buscando a Dorothy.

Sé que no tengo salida, que soy así, podría decir que me gusta ser así. Pero no me gusta. Sospecho que la enfermedad de la esperanza es mortal por agotamiento.

Todo lo que soy


Hoy he aprendido la diferencia entre el ser y el tener, la diferencia entre la promesa y los hechos. Hoy ha sido uno de esos días en los que el sol brillaba sólo cuando las nubes le dejaban, sin embargo ha sido un día lleno de minutos de cálido e intenso sol.
- Han salido una veintena de pompas pequeñas del bote de Fairy de forma espontánea y me he acordado de Cova.
- He comido con Montse y estaba radiante.
- He hablado con Ángela por teléfono y nos hemos reído un rato y luego hemos hablado de los padres.
- He cenado dos veces
- He comprado dos natillas a un euro
- Dormiré en sábanas recién puestas.
- He hablado con Elena por teléfono
- Monik me ha enviado un pps que me ha hecho sonreír.
- He abierto mercado en Canarias
- Y la sidra seguía de oferta en el Eroski de detrás de mi casa.

Imagino que las nubes también tienen nombre, pero hoy me lo salto.

Estoy cansado y sin embargo no puedo dormir. Creí que podría cambiar escribir por dormir pero por lo visto siguen existiendo cosas que nunca sabré hacer del todo. Como prometer que voy a dormir en cuanto me vaya a la cama, como que voy a poder dejar de escribir en el blog.

Creo que daría mucho por que ciertas personas me hubiesen cogido el teléfono hoy, me hubiese gustado que otras me hubieran llamado por inciativa propia. Y sin embargo aquí estoy, a las dos de la madrugada, sin poder dormir, tentado de escribirle a alguien para alargar algo parecido a la esperanza, las dos y me voy a la cama. Leeré a Murakami, quizá entre en ese blog en el que no he entrado en todo el día por miedo a que me queme lo que haya.

Ahora ya me conocéis mejor. No suelo cumplir promesas... sólo quiero poder dormir.


PS: Al final entré en ese blog y, por supuesto, me quemé. Siempre he sido un iluso.

vídeo: Gary Jules - Mad world

jueves, 9 de julio de 2009

vídeo: Chris Isaak - Life will go on



Supongo que no voy a poderme ir del todo. Entre otros motivos porque no sé por dónde se sale de aquí. Me gustaría poder decir que aunque un día tiremos la toalla, la vida seguirá al día siguiente, caminaremos por las calles y nos econtraremos con nuestros vecinos en las mismas esquinas. Cuando algo se acaba algo nuevo empieza.

Si sientes especial esta canción es que es para ti.

martes, 7 de julio de 2009


Tenía la idea intención de llegar hasta las 500 entradas pero no va a poder ser. Cuando abrí el blog en enero del año pasado nunca imaginé que me iba a ocupar tanto tiempo. Ha sido una experiencia bonita pero sólo otra ilusión más, solo una adicción más.

Titulé el blog "Moriría por ella" por el cómic de Frank Miller y por que había una persona por la que hubiese muerto, quizá. Hoy ya todo ha cambiado. Me he deshecho de su recuerdo ya que antes ella se había deshecho del mío. Eso está bien, es lo sano, es lo correcto.

Ahora prefiero tomarme un tiempo en stand by. Los acontecimientos de los últimos días me piden un cambio, que aproveche una burbuja de aire. No sé cuánto durará ni si durará para siempre. Quizá vuelva mañana o no vuelva nunca. Pero ahora sé que no puedo continuar.

Gracias por todos los mensajes. Si alguna vez dejé alguno en vuestros blogs fueron siempre de corazón y sin ninguna doble intención. Quizá alguna vez dejé algún mensaje para sacudir alguna conciencia en particular, siempre me movió el cariño.

Seguiré visitando algunos blogs, probablemente en silencio, pero no creo que actualice éste.

Un abrazo a todos.

lunes, 6 de julio de 2009

Vídeo: Keane - Everybody´s changing

A day in life

Hoy he ido a comer con mi buen amigo R. R. tiene un atractivo subido, las mujeres se le echan literlalmente encima, imagino que es porque además es buena gente, y cuando digo buena es que es de una madera especial. A R. lo de internet se la suda y cuando le dije, hace casi un año que tenía un blog me preguntó con preocupación que si era maligno. Cuando voy con R. me siento como si Dani de Vitto fuera de discoteca con Brad Pitt y George Clooney, los tres juntos.
Hoy R. estaba de bajón y me ha explicado sus cosas. Yo también estaba de bajón pero me he callado porque en seguida he pensado que no iba a convertir una comida en una competición de quién está más jodido. Me cuenta que no sabe por qué está así cuando en realidad lo tiene todo. Luego empieza a hablarme del trabajo, le va bien, es el director de operaciones, gana lo que quiere, pero no soporta a su jefe. Tiene una pareja estupenda, pero no soporta a su jefe, no tiene hipoteca, pero no soporta a su jefe, gana mucho dinero, pero no soporta a su jefe, tiene dos hijos maravillosos pero...
Durante un buen rato sólo le escuchaba, luego le he hecho un par de observaciones acerca de su relación con su jefe y con la empresa. Me ha dado la razón y eso le ha calmado, dos lingotazos después ya estábamos planeando salir un viernes a tomarnos otros tantos lingotazos, después de los cuales él saldrá de donde vayamos con una rubia y una morena a cada lado y yo con el teléfono del primo de alguna, que es pintor porque se me habrá ocurrido decirle que estoy haciendo obras en casa.
Luego él se ha ido para su trabajo y yo para la oficina. Como estaba solo he dormido la mona (tipycal spanish y olé mi madre) pensando en cómo pagaré la hipoteca este mes, en si el del banco me pedirá otra vez el alma rodeado de una cohorte de seres del inframundo y en lo mucho que pierdo con la luz encendida.
A las ocho fui a ver a mi tía que la habían operado de cataratas pero era mentira, en realidad, le habían operado de un ojo y me tome un sunny de naranja (o de zanahorias) con ella y mis sobrinos.
Y ahora estoy aquí escribiendo esto. Pero estoy contento. Y no sé por qué.

No sé por qué. Porque también hablé con Alicia y había estado ingresada (y yo pensando imbécil que no me quería coger el teléfono), porque tengo varios temas pendientes que no dejan de dar por saco con teléfono, porque después de ver a mis tías he ido a ver a mis padres y bueno, están ahí, sencillamente mayores, no entienden que siga solo; porque no sé por qué muchas veces me acuerdo de M. y lo mal que me porté con ella, porque he entrado hoy en Facebook para mirar el perfil de E. por si había escrito algo y sé, a ciencia cierta, que no sabré nunca más nada de ella, porque llevo días queriendo ordenar los papeles y no encuentro el momento ni las ganas, porque hoy no he recibido ningún correo de A. y eso quiere decir que se está cansando, porque sospecho que todo el mundo se está moviendo y yo sigo aquí.

sábado, 4 de julio de 2009

vídeo: Sixpence none the richer - There she goes

Me gusta más la versión original y primera de The La´s pero siento cierta debilidad por Leigh Nash. En este vídeo hace unos movimientos con las manos y los ojos que parece que, en realidad, sea un robot mal programado. Hay algo de máquina rota en esa chica.

Colgaría "kiss me" pero no es el momento ni el lugar adecuado, sobre todo el momento.

Pasa un buen fin de semana.

viernes, 3 de julio de 2009

Desayuno envenenado.


Hoy es el último día que te quiero. Lo he decidio mientras untaba la tostada con mantequilla esta mañana, en el desayuno. Ha sido un pensamiento fugaz compuesto sólo de palabras, no había imágenes. Supongo que debe de ser difícil poner imágenes a una determinación así. Luego he ido recordando que debo enviar las fotos que nos hicimos en IFEMA hace tres años al anuario del Centro Tecnológico porque son las únicas fotos que tengo en las que aparento ser feliz y tener dignidad al mismo tiempo. Ideal para publicitarse, ya sabes, la felicidad vende felicidad.

No sé si pensé antes en las fotos y tomé después la decisión o si fue al revés. Si fueron antes las fotos querrá decir que yo ya tenía la decisión tomada de antemano y que fue pensar en tí y el cerebro (esta vez no, cariño, esta vez el corazón no salió en tu defensa) dijo en voz alta: "He decidido que dejamos de quererla, Toni" No he preguntado el porqué. Lo sé de sobras.

En la parte pre-operativa de mi pensamiento, esa que determina las filias y los miedos por el binomio ausencia-presencia, tú hace mucho tiempo que pasaste a estar ausente. Ausente e ilocalizable. Y eso es demasiado para alguien que necesita que estés cerca. Demasiado es mucho, ¿lo recuerdas? así se lo explicaste a Alex aquel día. Yo me quedé atrapado en esa explicación porque me pareció sencilla y al mismo tiempo enorme. A veces vive en mí un niño de dos a siete años que funciona así, a base de conceptos sencillos, de presencias y ausencias. Da igual que en la evolución psicogenética de Piaget haya estados más avanzados en el pensamiento. A veces funiciono así.

Así que si estás ausente no voy a convocarte de nuevo (ayer estuve a punto de llamarte pero pude vencer el deseo de hacerlo). Veremos a ver qué ocurre cuando repase las fotos que nos hicimos en IFEMA o cuando aparezcas por accidente en los archivos del teléfono móvil o en las fotos de los últimos veranos, cuando me tope de bruces con alguna entrada en tu muro del Facebook, eso va a ser más difícil porque he optado por no entrar, o cuando alguien pronuncie la isla donde vives, el archipiélago donde vives, el mar que te baña...

Debería estar contento de dejar de quererte ¿pero qué niño lo está? Cuando un niño te dice "ya no te quiero" lo que está diciendo es en realidad "has traicionado mi cariño y te pago negándote lo más valioso que tengo". Pues eso, te pago negándote lo más vailoso que puede salir de mí. Ya no te quiero.

Aunque no pueda odiarte.

jueves, 2 de julio de 2009

vídeo: Dani Flaco - Princesa del Subterfugio

Ya sé que me repito... pero ¿qué quereís? Este blog se llama así por algo...

Y el resto parece que es humo.

"...como un cristal contra el suelo"

miércoles, 1 de julio de 2009

El tintineo de los cuerpos celestes


Cuando entro en el bar todo el mundo está en silencio. Se oyen las pisadas del camarero, el tintineo reprimido de una cucharilla contra una taza de café, hasta el dueño del local detrás de la barra trata de hacer el menor ruido al sacar el vapor con el que calienta, en una jarrita inoxidable, un cuarto de litro de leche. Los hombres miran de reojo hacia el fondo del bar con disimulo, las dos mujeres que hay, una sentada en la barra y otra en una mesa junto a un hombre, parecen nerviosas.

Dirijo la vista hacia donde las miradas de los clientes se ven atraídas como si en ese lugar se hubiese abierto un agujero negro de gravedad infinita que sólo afecte a los ojos. Y allí la descubro a ella, que me mira a mi fijamente con cierto fastidio, como si estuviese esperando a otra persona y yo fuese culpable de alargar su espera. Es una diosa. Cada gesto que hace genera un universo, cuando pasa la página de La Vanguardia, el aire danza en torno de su brazo, un aire más ligero y limpio en un gesto elegante de dedos gráciles y pausados.

Me siento en la mesa de siempre, de tal modo que tengo al grupo de clientes a la derecha y ella a la izquierda. Le hago un gesto al camarero para que venga, se inclina y le susurro que un café con leche y un croasán como si estuviese en una biblioteca, con miedo a que alguien me diga "ssssh". Cuando levanto la vista noto que ella ha clavado la suya en mí. Me mira con detenimiento, me estudia como lo haría un tigre a su presa. Se levanta y camina hacia mí como un felino y sin dejar de mirarme a los ojos se sienta en la silla de mi izquierda. "Tú debes de ser Toni" me dice. Consigo respirar. "Sí" le digo con una voz que apenas recuerda en algo a la que suelo tener. De cerca es increíblemente hermosa, una mezcla de razas inexplicable. Ella parece leerme el pensamiento "mi padre era boliviano, mi madre alemana, mis abuelos de México, de Filipinas, de Mozambique, de Laponia... me llamo Lucía" dice sonriéndome. Su sonrisa deja a la puesta de sol a la algura del betún, sus ojos del color del limo de los ríos, su tez morena, sus perfectos labios rojos... mi cuerpo experimenta una ingravidez alucinógena, algunos de mis capilares sufren el estrés de la enfermedad de Stendhal y estallan emitiendo chasquidos por todo el cuerpo, en una melodía que me resulta conocida "¡coño, el bolero de Ravel!" "¿Qué?" pregunta ella. "Nada, nada" respondo avergonzado. "Me dijeron que te podría encontrar aquí. Hace tiempo que te vengo buscando. He leído tu novela, estaba en la ciudad y he querido conocerte en persona. No te imaginaba así, perdona la confianza, te imginaba de otra manera, no sé, no eres como escribes..." dice en un tono más relajado. Se recuesta en la silla. Hablamos y reímos, es encandora, mucho más sencilla de lo que sería alguien que se supiera el súmum de la belleza. Poco a poco me voy dando cuenta de que su cuerpo es una máquina perfecta, todas sus células trabajan al unísono en bien de un fin más alto que ellas, un fin que se llama Lucía y que ni siquiera tiene la más mínima contractura ni el más pequeño de sus músculos, un organismo que funciona en un equilibrio extraordinario. Si dios existiera bajaría a este bar, me echaría la mano por el hombro y señalándola me diría "Toni, la perfección. Para que luego digan que no sé hacer bien las cosas" y yo le respodería "no hacía falta que me tocaras para decirme esto". Hasta su voz, templada, ni femenina ni masculina, es un prodigio. Si me dijera que me tirara del edificio más alto de la ciudad lo haría convencido, como si en realidad me hubiese dicho que le acercase una servilleta.

"Eres un hombre simpático y ocurrente. Me gustas" ¡Hála! ¡a tomar por culo media docena de arterias! "¿Sí?" respondo (toni eres un imbécil). "Me voy esta tarde. Me gustaría que nos viéramos otro día. Si me das tu número de teléfono te llamaré cuando vuelva por la ciudad y así no tendré que buscarte por los bares, no te imaginas lo que hay por ahí". Le doy mi número de teléfono. "¿No quieres el mío?" me dice con picardía. "Ah, sí, claro" tengo otra lucía en la agenda del móvil. "Lucía qué más" pregunto. "Lucía Fernández" me dice. Nos despedimos, me da un beso en la mejilla demasiado cerca de los labios. Paga y nos vamos. En la puerta ella sale en dirección norte y yo... ni me acuerdo. Me dice adiós con la mano.

Me digo que no la llamaré hasta por lo menos dentro de dos días para que no se piense que estoy impaciente. A las nueve suena el teléfono móvil. En la pantallita sale su nombre. Descuelgo "¿Sí?" digo. "Hola. Soy Lucía. He pensado que como voy a cenar sola, si quieres cenamos juntos, si puedes claro". "¿Hoy? pues no sé. Espera que mire la agenda" (toni, imbécil, son las nueve de la noche, ¿quién coño se va a tragar eso?) Me bajo de la lámpara del comedor a la que me he agarrado del bote que he pegado al ver su nombre en la pantallita, cojo la agenda que me regarlaron por reyes y le saco el plástico que la envuelve. "Pues no tengo nada (no sé para qué he tenido que buscar la agenda si ella no me ve) si quieres quedamos en tres cuartos de hora en el café Zurich" le digo. "En un cuarto de hora" dice ella. "Allí estaré" le digo.

Sin cobertura en el país de las Maravillas


Alicia tenía que llamarme esta mañana. Yo no podía esperar y a las seis ya estaba despierto. El horóscopo de Terra me dice que justo cuando algo parecía imposible sucederá algo que contradiga esa afirmación. Pero yo espero esa llamada en la que me tiene que desvelar un secreto que ya dura quince días. No sé qué será. A cambio yo le debo clarirficar una pregunta que hice en uno de sus juegos y que también era secreta. No recuerdo la pregunta que hice exactamente ni qué respuesta me confirió el libro. Sólo sé que Alicia me prometió llamarme esta mañana como suele hacer a menudo y no lo hizo. No estoy enfadado ni triste. Sólo estoy pensando qué será y en si lo que nos contemos hoy nos unirá o nos separará.
Me voy arriba a trabajar. Hoy tengo cosas que solucionar y también tengo pagos. Soy de los que dejan algunas cosas para mañana y ese mañana ya dura algunas semanas.

Hoy tengo la sensación de que es uno de esos días en los que puedes cerrar muchos capítulos de tu vida, darles carpetazo, para poder empezar algo nuevo. Sin embargo sospecho que hoy no podré escribir ni una sola línea más cuando acabe esta entrada. Ya es julio. Me siento bien pero extremadamente cansado. Ayer salí a cenar con Paco, le ví bien. Hay personas que pase el tiempo que pase sabes que podrás hablar con ellos con la misma confianza, como si no hubiese pasado el tiempo desde la última vez que te ves con ellos. Con Paco es así. Ojalá siempre todo fuera tan fácil con todo el mundo.