martes, 28 de junio de 2011

Blanco; este martes es blanco


Sé que vivo perdido en algún punto a medio camino entre la estupidez y la esperanza. Ahora mismo no recuerdo donde leí que el éxito es ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo y creo que la frase era de Winston Churchill. El caso es que después de haber dormido casi siete horas (todo un récord) esta mañana me he levantado con algo más de calma. No sabría decir muy bien a qué es debida, quizá durante el sueño las neuronas dejan de vibrar a lo loco, quizá sea porque durante la noche refrescó lo sufiente como para abrir un boquete en mi acalorada conciencia. Será que soñé otra vez contigo y no lo recuerdo. Será porque cada día que pasa es un día menos para verte.

A veces me hago mapas, esquemas donde me sitúo en alguna esquina, en un centro imaginario o, incluso alguna vez, cuando lo acabo me doy cuenta de que no estoy dibujado ahí, es decir, no formo parte de mi vida.

Ayer, mientras esperaba en un bar y hacía un plano de situación de un local al que debo hacer el proyecto para la licencia de apertura, descubrí un texto mío de octubre de 2003, es la ventaja de vivir rodeado de un cinturón de asteriodes hecho de libretas y de textos inconexos... en cierta forma, este blog sirvió para ordenar mis ideas, para no tenerlas por ahí ocupando un especio físico. Con él perdí el tacto con el que mis ojos recuerdan pensamientos muy antiguos. Pero ahí están, como comentas en una órbita dispar, regresando cuando menos me lo espero, devolviéndome al hombre que era con poco más de treinta años... he cambiado poco, soy poco más o menos que antes, quizá mucho menos ingénuo, menos humano, menos cercano al hombre que quería ser cuando me propuese ser algo en la vida. A veces esperamos demasiado de la vida, bueno, no, a veces esperamos que la vida nos lleve en la esperanza de que todo salga más o menos bien. No sé, creo que me estoy liando.

El caso es que la ciudad olía a asfalto seco y caliente, no demasiado, no con esa textura reseca de agosto, cuando el sol acumulado en las aceras ha deshidratado el suelo hasta las mismas paredes de las alcantarillas y que, cuando llueve, absorbe las gotas con rapidez, como si las baldosas tuvieran miedo de que éstas fueran a salir rebotadas otra vez hacia las nubes. La ciudad olía a ciudad que espera la noche porque aún refresca algo y yo me planté en un bar de esquina y me convertí en alguien que se observa a sí mismo mientras escribe en un bar de esquina. ¿Pensé en ti? Claro que pensé en ti, pensé en que hoy te escribiría esto, en que, probablemente tú me leerías y te plantearías escribirme otro comentario como el de hace unos días. Pensé en ti y en lo mucho que me haces falta, en lo mucho que cambiarían nuestras vidas el uno al lado del otro, en esas cosas en las que el paso del tiempo cada vez va perdonándome menos, y claro que pensé en ti, y en las palabras que nunca nos hemos dicho y, ahora que ha llegado el verano y el sol funde las sombrillas en las terrazas, que voy de aquí para allá soñando con que seamos amantes a tiempo completo, ahora precisamente, me doy cuenta de lo lejos que estamos, tú a 23º y yo en una cueva a 15, escribiendo por escribir, por no pedirte que nos veamos, que me enseñes a vivir tranquilo, a no tenerte miedo, a huir lo justo para no ser siempre un fugitivo... quizá porque no te he dicho, no te he prometido que yo, a cambio, te ofrezco lo mismo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal como lo veo yo, la esperanza no es ni realidad ni quimera. Es como los caminos de la Tierra: antes sobre la Tierra no había caminos; han sido hechos por el gran número de transeúntes. Mientras que, por otra parte, el oro azul ha estado siempre ahí, sólo que hoy en día ya no es accesible a todos. Es reconfortante constatar como aún hay personas que trabajan porque el agua llegue a quien tiene que llegar. ¡Gracias por hacerlo tú posible y por aportar tu gota de agua, Espera a...!

:D
Mil sonrisas para ti,

Ámber

Anónimo dijo...

Sueños en blanco. Muy vivos.

Me quedo con el "que me enseñes a vivir tranquilo", dice tanto esa sola frase.

YO

Espera a la primavera, B... dijo...

Ambos podremos hacer algo por quien necesita acceso a agua potable. Estoy totalmente seguro.

Gracias por los ánimos y ¡a trabajar!

Daltvila dijo...

He dejado de leer un poco la novela que estoy leyendo para leerte a ti y sigues sin defradarme...por ahora (yo también he decidido huir un poquito).
Me surge una duda pero me parece muy osado formularla por el momento.
Dulces sueños "Moriría por ti".

P.D. Leyendo este escrito descubro que has resucitado para volver a poder morir por ella y eso me alegra.