miércoles, 8 de junio de 2011

La tregua

La lluvia me concede una tregua. Dicen que lloverá hasta el viernes, desde que lo sé llevo el viernes en la boca como esos perros que aprendieron a ir a por el periódico al kiosco de la esquina, viernes, viernes, viernes.

El caso es que cuando releo los momentos de lluvia en el blog, me asalta una vergüenza inexplicable, me siento como si ese que escribe fuera algo mucho más que yo, como si el niño que llevo dentro me dijera "joder, tío, no era esto lo que debíamos ser. Tendríamos que tener otra vida, con más amigos, más barbacoas... ni siquiera hemos aprendido a ir en bote de vela..." El caso es que esos días de lluvia son un síntoma de que algo no va bien, como la fiebre lo es para una infección.

Reconozco que paso demasiado tiempo en casa, que me centro demasiado en preguntarme porqués que no tienen respuesta ni remedio, reconozco que muerdo a la más mínima y me acabo alterando ante lo que considero injusticias, que me entristece que la avaricia de algunos acabe con las ilusiones de otros y que encima se atrevan a llamarlos(nos) ilusos.

Entiendo que la vida es algo tan precioso que vivirla como la estoy viviendo ahora es desperdiciarla y entiendo también que me cueste sobreponerme a los fracasos continuos porque es algo que nos pasa a todos. Cuantas más veces lo intentas más posibilidades tienes de fracasar pero también de conseguir lo que deseas.

A veces me siento como si nadie me comprendiera y quizá por eso escribo en este blog, por si soy capaz de explicarme, por si alguien en algún rincón de este planeta me entiende.

Soy un tío divertido, a veces he colgado algún texto cómico, los que me conocen saben que mis mails son hilarantes y están llenos de ingenio, mi profe de novela tenía esperanzas en mí, y soy un ingeniero aceptable con una visión amplia del mundo. Soy cariñoso pero mantengo mi carácter, soy solidario porque entiendo que el amor en mayúsculas es, entre otras cosas, una palabra de consuelo, otra de ánimo, compartir risas, estar ahí... también cuando las cosas van mal.

A veces siento que vivo sin una piel que me separe del mundo, me siento como si me hubieran desollado la inocencia. Soy, básicamente, un hombre crédulo y no hay nada peor para alguien como yo que estar en esta situación de necesidad. Necesidad, ilusión, credulidad... mala combinación.

Soy así aunque me duela. Llegar hasta esa conclusión me ha costado muchas horas de terapia. Siempre quise cambiar cuando de lo que se trataba era de aceptarse (que no resignarse). Eso me condena a no cumplir las expectativas de otras personas y a que éstas se busquen otra opción más rentable que yo. Me cuesta separarme de alguien con quien creías que existía un vínculo de solidaridad, me cuesta remontar las decepciones (como a todos) y el niño que habita en mí pierde algo más que un compañero de juegos, pierde la capacidad de amar y la sentirse amado.

Es buena la lluvia y la melancolía, porque se van y queda retomar la vida en el punto en el que se había dejado. Y yo ya estoy con el proyecto del agua de nuevo, me va a salir bien aunque sólo sea por estadística y voy a viajar y voy generar muchos proyectos, voy a lanzarme a un mundo enorme donde conocer a centenares de hombres y mujeres como yo. Doy por bueno todo lo que me ha sucedido y me sucederá.

Supongo que te gustan más los textos donde soy más poético pero a veces necesito poner en orden algunos asuntos que tienen que ver con quién soy y qué quiero.

5 comentarios:

Lady Artmer dijo...

Pues a mí me gustan más estos textos que los poéticos. Porque si quieres que se te entienda, es mejor así, diciendo las cosas tal y como te pasan por la cabeza, sin retórica.

Me arriesgo a decirte que te entiendo, y que aunque no te conozco mucho, a veces creo que lo hago un poco, y puedo pecar de pretenciosa, lo sé.

Entiendo lo que te cuesta y como te sientes, pero es lo que eres. Yo no creo que estés malgastando tu vida, porque para mí no existe eso de malgastar una vida. Morir sería malgastarla, pero mientras vivas, harás lo que quieres hacer.

Si lo que quieres es estar en casa, ¿por qué no puedes estarlo? ¿Quién dice que aprovechar la vida es tener muchos amigos o hacer barbacoas? Y no malgastas nada, porque tienes uno de los mejores blogs que he leído nunca, y lo sabes. Con que hubieras escrito sólo una de todas tus entradas, ya valdría la pena, ya ha servido de algo a alguien.

Me callo ya. No te rindas, que leerte se ha convertido en algo casi esencial para mí, ya. Aunque no lo parezca, y hay muchos como yo.

Espera a la primavera, B... dijo...

Gracias por tu comentario, Alba. Me gusta y me inquieta al mismo tiempo que se haya convertido en algo esencial para ti. Durante mucho tiempo llevo volcando mi alma en este blog como el que vuelca un cajón desordenado encima de la cama con el propósito de ordenarlo. No lo consigo.

A veces pienso que vivo en un estado de shock permanente, otras que debería acabar la novela de una vez por todas, otras que sólo escribo para convencerme de que realmente hay una solución a todo esto.

Tengo unas cien visitas al día, pero casi nadie me deja un comentario... y lo entiendo, yo también leo y luego no sé qué decir. Es como si se me hubiese secado algo dentro de los ojos, algo que los conecta con los dedos, es como si de tanto estímulo ya casi nada me sorprendiera.

Gracias por tus palabras, por estar ahí en la distancia, por aguantar la melancolía...

Un abrazo

Toni

Alex B dijo...

Hola:)
no sé como lo he hecho pero se ha borrado lo que acabo de escribirte ( te lo digo por si aparece por ahí)

No sé si te comprendo( te conozco muy poco para eso) pero si que commprendo lo que expresas.
Y estoy segura que tambien lo hacen otras personas que como yo te leen y con toda probabilidad personas que te conocen en persona, de cerca.
Hoy no quería dejar de comentarte.

Un saludo.

El lado Oscuro del Corazón... dijo...

Yo es la primera vez que vengo, lo que tengo lo llevo dentro, pero me parece una valentia el vaciarte...de esa manera, yo no lo consigo...es de admiraresa capacidad que tienes..un saludo.

Daltvila dijo...

Si no fuera Daltvila, probablemente no te escribiría esto:

¿Hay alguien ahí?


Me quedo con tu optimismo.