viernes, 19 de junio de 2009

Mi vecina, el armario ropero y Klaus, el perro salchicha


He de decir algo que no he dicho hasta ahora y eso que no he dicho es que bebo los vientos por mi vecina de la puerta de enfrente. No es un amor obsesivo por mucho que Ricard diga que sí lo es sólo por el hecho de que haya trasladado mi cama a la cocina (contigua a la suya) para oírla abrir la nevera cuando se levanta por las noches a beber agua. No, eso no es obsesión. Obsesión era cuando me pasaba el día en la puerta de casa mirando por la mirilla, le abría el correo con vapor para saber quién le escribía y si tenía deudas ofrecerme a solucionárselas, hacer copia de su llave y aprovechar que ella no estaba en casa para ponerme su ropa, dormir en su cama y ese tipo de cosas. Ahora me avergüenzo de ello. El señor juez y el doctor Serrano fueron muy comprensivos y desde que me dieron las descargas ya estoy mejor y hasta he encontrado trabajo en FECSA porque no tengo peligro de electrocutarme. Ya no es obsesión. Ahora es amor.

Me preguntaréis qué tiene esa chica. No sé, la verdad, ante todo es una gran persona, tiene un trabajo muy humanitario, siempre va super limpia, no he visto entrar nunca un hombre en su casa, sólo tiene amigas. Tiene un corazón que no le cabe en el pecho, hace que la gente se sienta mejor con sigo misma, es profesora de aerobic.

Sí, ya sé lo que estaréis pensando que la quiero por su físico pero no. Eso os pasa a vosotros, pero no a mí. ¿Que está super buena? Vale sí, lo está, pero eso no es lo principal. Lo principal es que sea buena vecina. Y lo era. Hasta que tuvo que avisar a la policía para que me detuvieran porque me pasé todo un día llamando a su timbre sacando espuma por la boca y gritando como la hija del exorcista o la niña de Rajoy. Eso fue antes. Ya me he disculpado y ella ha aceptado mis disculpas (aunque sigue teniendo el piso en venta).

Mi vecina tiene un perro; un perro salchica llamado Klaus. Ese perro es la cosa más sosa y quieta del mundo. Por no hacer ni ladra. No ladra ni que lo pises (y mira que lo he pisado veces). Como Klaus sólo sale de casa por las mañanas y por los noches cuando vuelve su ama de su trabajo, tengo que hacerme el encontradizo para ganarme su confianza. Está comprobado que a las mujeres le gustan los hombres que le gustan los perros y por quiene éstos muestran confianza mediante asquerosos lametones (del perro a la persona y nunca al revés).

El martes pasado encontré la ocasión perfecta para resarcir a mi vecina de todos los padecimientos a la que le sometido. Cuando yo subía por las escaleres ella estaba en el rellano moviendo un armario que posiblemente, había llegado allí por mediación de unos transportistas y que, llegada su hora del almuerzo habían dejado la carga allí para volver luego. La vecina, en cuanto me vió salió corriendo hacia la puerta de su casa, por lo visto el verme a mí le había refrescado en sus memoria que debía de tener algo en el fuego. Como quería hacerle entender que yo ya no era un acosador salí corriendo detrás de ella y cuando fue a cerrar la puerta metí mi pie entre el marco y la puerta (algo que ella no advirtió porque intentó cerrarla seis o siete veces con bastante fuerza). Yo entonces, para tranquilizarla le dije que sólo quería ayudarla y que si me dejaba le metería ese enorme trasto donde más le gustara. Ella como respuesta se fue a la cocina y salió de ella empuñando un cuchillo. Yo para entonces ya estaba empujando el armario hacia su casa. El armario no pesaba casi nada pero yo hacía gestos y posturitas para que se me viera que estaba fuerte (y no sólo gordo). En un último esfuerzo y ya dentro de su casa hice una exibición de fortaleza sobrehumana. Sí, aquella era la culminación de un sueño, ella admirando al hombre total, fuerza, músculo y desvergüenza. Así era yo, un héroe anónimo y sencillo, poseedor de un temple e inteligencia excepcionales pero con la suficiente modestia como para no destacar y humillar así al resto de hombres. Allí estaba yo en todo mi apogeo y ella, ella me miraba con ojos desorbitados (y con el cuchillo aún en la mano). Un último esfuerzo, Dios ha muerto, viva el hombre, empuja con fuerza Zaratrusta, así mmm... prrrfffttt.

Mi vecina me miró con asco y agitando una mano mientras con la otra se tapaba la nariz. Yo, sin saber qué hacer miré a Klaus que estaba justo al lado. El perro al verse acusado desvió la mirada hacia su ama que, a su vez, también lo estaba mirando. Klaus puso cara de pena (perro traidor) y al unísono ama y chucho se giraron para mirarme sin pudor. Salí llorando de la casa de mi vecina a lágrima viva tropezándome con los operarios que entraban en el piso de ella, yo... yo me introducía en la mía queriéndome morir. Y casi lo consigo cuando oí que el que parecía el jefe de la cuadrilla decía "Señora, no es que pese pero con lo que nos ha costado sacarlo ¿para qué lo mete otra vez dentro? Joder, si que huele mal aquí, eso es que se le ha reventado la cañería del váter, nada en el mundo huele peor que eso. Hace usted bien en mudarse".

Ya sé que es indigno de vosotros pero tenía que contarlo, que supiérais lo mucho que se sufre por amor del verdadero.

8 comentarios:

Mdme.Macarroni dijo...

Me gusta, sí, me gusta como escribes:)

hécuba dijo...

Creía que me iba a encontrar una peli de Greenaway y casi me encuentro un libro de Mendoza.
Ay, el amor...

Bonita palabra yejew

Concha Barbero de Dompablo dijo...

JA, JA, JA, JA y requetejá. ¡ Pero qué “peazo” de texto! Tiene de todo:

HUMOR

AMOR

y...

HEDOR… Ja, ja, ja

(Sigue así, que estaremos todos tus lectores deseando que aparezca el aviso de nueva entrada ;-)

Espera a la primavera, B... dijo...

Dra. Macarroni, yo también he entrado en su blog y me he quedado de piedra. Me gusta cómo y acerca de qué escribe. La visitaré con su permiso.



Hécuba querida (sí, querida, siento un cariño especial por tí), hace unos meses cené con Eduardo Mendoza. Bueno, técnicamente, él estaba en la mesa de al lado con unos amigos. Se me quedó mirando un buen rato como si me reconociera. Porque intento ir a todas sus presntaciones. Bueno, tal vez él estaba en la mesa de al lado o quizá en el mismo salón del restaurante al que fui a comerme una pizza.
No le pedí un autógrafo por la tontería esa de la orden de alejamiento que tengo hacia él.

Un abrazo, yejew suena bien, como a cawboy

toni

Concha, yo pensaba que siempre estabas deseando que apareciese un post mío para leerlo, snif.
Ya no te ajunto.

jeje, gracias concha, guapa, si en el fondo soy un payaso...

Fiebre dijo...

Todavía me estoy partiendo la caja.
Sublime.

No puedo comentar nada más porque voy al baño juas.

Y la cara de ese perro "esnortao"...
Esta vez te has superao, my darling.

Velda Rae dijo...

Estoy con Hécuba, empecé imaginándote como Tae-suk (Hierro 3) okupando una casa vacía y enamorándose de su dueña y terminé encontrándome con un cruce entre el 'Nota' (El Gran Lebowski) y Ben Stiller en Algo pasa con Mary. ¿Dónde se expiden órdenes de alejamiento?

hécuba dijo...

Me gusta Eduardo Mendoza, toni, y ya me gustaría verle alguna vez porque quiero saber si habla como escribe. Me empiezas a asustar con tanta orden de alejamiento... ;)

Espera a la primavera, B... dijo...

Creo que existe la idea por parte de algunas personas que este texto es inventado.
Si sustituimos a mi vecina por He-man el máster del universo, a Klaus por Maradona, los operarios del trasporte de muebles por los ewoks y al doctor Serrano por Estrellita Castro (en su personaje de Nobleza Baturra) y a mí por Wally (de dónde está Wally) habréis dado con la realidad.

PS: El armario simbiliza el árbol del bien y del mal.

PS2: el cuchillo es una metáfora de la religión (yo no lo veo así pero Fernando Arrabal dice que sí, que él lo ve claro, pero como lo ha dicho después de subir del bar no sé si debería hacerle mucho caso)