lunes, 8 de junio de 2009

vocación


Siempre me gustaron las nubes. Cuando pasan lentas y cuando vuelan raudas. Cuando elegí el piso donde vivo lo hice por la terraza, por estar más cerca de ellas. Hay dos etapas en mi vida. Cuando vivía arriba y cuando he vivido abajo. En función de las horas que paso en un piso u en otro alguien externo a mí podría decidir qué estado de ánimo me sustenta. Hice una escalera que los comunicase pero no sirvió para cambiar casi nada. A mis gatos les pareció una gran idea pero yo seguí viviendo abajo. No sé el porqué.
Hoy, mientras iba a votar, he pasado por las calles por las que iba al cole y por donde iba a jugar a veces, donde iba a comprar chuches... Ahora ha cambiado todo un poco pero en el fondo es casi igual. Supongo que las nubes eran, de niño, el símbolo de algo, de una libertad soñada. Siempre me sentí un extraño, alguien que no pertenecía al lugar donde vivía. Imagino que sí quería pertenecer pero nunca lo conseguí. Siempre me he sentido un poco así, pero las nubes... las nubes no me juzgan, me cogen de la mano y me llevan a otro lugar... como mis libros. Los libros me aislaron al mismo tiempo que me salvaron, como una especie de jaula de Faraday.

No sé por qué he escrito esto. Igual porque siento la necesidad de conectarme con las cosas que quiero.
El viernes M... me preguntó si creía que tenía una vocación. Y yo le dije que sí. No sé si le mentí a ella o me mentí a mí mismo.

Creo que me voy a dormir.

15 comentarios:

hécuba dijo...

Cuando voy a Gernika hay un punto en el camino, un alto en la carretera desde el que el paisaje me gusta mucho. Al frente a lo lejos la entrada del pueblo, los montes, el cielo. Solo lo veo durante dos segundos y siempre me sorprendo. El otro día, no sé cuándo, el cielo estaba lleno de nubes de varios tonos de gris. De esos cielos quietos en los que las nubes parecen no moverse. Cuando llegué a mis dos segundos fue como ver un cuadro. Las nubes parecían estar pintadas al oleo sobre un lienzo.
¿Es importante tener una vocación?
un beso.

Espera a la primavera, B... dijo...

A veces, el mundo son esos dos segundos y el resto del tiempo sólo una búsqueda de ese instante. De vocación: Buscador de tesoros.



Ayer estuve reflexionando acerca de la vocación y llegué a la conclusión de que lo importante es no tenerla. Es decir, lo que importa es no ajustarse a patrones tipo "bombero, ingeniero, tirititero...". Creo que lo importante es saber haciendo qué sientes bien y tú mismo te harás un sitio en el mundo, hasta el punto de inventarte un nuevo empleo.
Es mucho más trabajoso porque es como cuando un niño entra en una juguetería y le dicen "puedes llevarte lo que quieras y él piensa ¿Cualquier cosa? y luego se da cuenta de que sólo tiene dos manos, y tiene que elegir, se qudará más con lo que no se pudo llevar que con lo que sí se llevó. No sé.
Supongo que durante los últimos años he hecho muchas cosas, me he formado en algo muy diferente a lo que estudié y he estado trabajando y ahora debo decidir. ¿Vocación?

Todos nacemos con un talento excepcional para algo concreto, algo para lo que somos los mejores.

Abierto a quien quiera responder. ¿Qué es lo que te gusta tanto y haces tan bien que lo harías incluso gratis?

Charlotte dijo...

Maquillar

BlogNETariza dijo...
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Nebroa dijo...

Hablar, me gusta hablar
Pensar, reflexionar... ya sé que no vale como respuesta, pero me gusta mucho. Mirar por dentro qué tienen los demás escondido

Concha Barbero de Dompablo dijo...

Sé que me gusta escribir, que lo necesito y que, como dices, me hace sentir bien, y creo que eso es lo que me indica que voy bien. Como a Nebroa, me encanta comunicarme, pero también me gusta cantar e imitar (os libráis porque no habláis delante de mí... ) y bailar y un montón de cosas.

Creo que todos nacemos con muchas posibilidades y desarrollamos solo algunas. A ver si en otras vidas...

Lo que me resulta curioso es que cuando le digo a alguien que vale para tal o cual cosa casi siempre responde: "No creas...".

Falta de confianza... con lo claro que lo veo.

hécuba dijo...

Gustar, me gustan unas cuantas cosas, lo de hacerlas bien ya es otra historia. Como supongo que no te pagan por mirar cuadros u ovejas o por leer (bueno, a veces sí) y que, por lo tanto siempre son gratis, pues diría que traducir, por ejemplo. Además, ya lo he hecho gratis varias veces, para Ongs, para gente que me lo pide. No sé si lo hago bien, pero me gusta mucho.También escribir, aunque no sé si me gusta.
Y eso de que todos nacemos con un talento excepcional para algo concreto... supongo que todavía no he descubierto el mío. Ya llegará. O no.
Feliz noche!

Velda Rae dijo...

Escribir, de hecho lo he hecho gratis más veces de las que conviene a mi cuenta corriente. Pero eso no significa que sea mi talento natural. ¿Hay algún tipo de contador Geiger para vocaciones y talentos? Me pido uno.

Espera a la primavera, B... dijo...

Probablemente no exista un detector de talentos y, probablemente, eso es lo mejor de todo porque obliga a probar tantas cosas... ¿te imaginas que en el cole nos dijeran que la máquina ha dicho que eres bueno para tal o cuál cosa y te encaminas para ello dejando de lado otros caminos que explorar?
Creo que era Tagore que decía que tu trabajo era averiguar cuál era tu trabajo y después de encontrarlo dedicarte a él con toda el alma.
Y creo que tiene razón pero teniendo en cuenta que uno no es eterno, claro.

Espera a la primavera, B... dijo...

Hécuba, podemos llamarlo como queramos: talento, habilidad, predisposición, lo cierto es que "eso" vive bajo nuestra piel, de una forma confusa a veces y clara otras.

Un amigo dice que le preguntamos a los niños qué quieren ser de mayores para así poder recabar ideas.

Supongo que la gente que nos quiere también nos dan pistas. De cualquier forma, tenerlo todo claro evita que investiguemos. A veces va bien plantearse quienes somos y qué es lo que queremos.

Yo tampoco tengo muy claro "para qué sirvo" pero tengo cierta intuición.

Nebroa dijo...

Y has puesto en marcha algo que tenga que ver con esa intuición?

Espera a la primavera, B... dijo...

Velda Rae dijo...

Espera a la primavera,B, nonononono, qué horror, me has recordado a Gattaca, con todo milimetrado y previsto. Pero es que si a uno se le ve acabando la vida sin dar con su lugar al sol, su talento o su vocación, consolaría pensar que nos queda el comodín del detector.

Genética Inexacta dijo...

Para mi de pequeña las nubes eran como grandes bolas de plastilina, ahora ( que casi sigo siendo igual de pequeña) las nubes son..... son.... creo que de pequeña tenía las cosas más claras.

ME gusta leerte, es como estar en casa.
Besotes.

Espera a la primavera, B... dijo...

El comodín del detector... suena bien, ya lo creo. El detector de talentos.

Cuando crecemos sólo hacemos que añadir confusión a ciertas verdades inexorables que uno aprende en los bocadillos de nocilla, los juguetes de trapo y madera y el amor incondicional de los abuelos por ser quien eres. Luego, todo se tuerce.

Me gusta que estés en casa. Esta casa tiene más luz cuando entras, huele a mar y... hasta creo que sabes donde están todas las cosas.