miércoles, 6 de julio de 2011

El dedo en la llaga


Se cierra la puerta, madera de luz, brillo fugaz, de par en par, con los brazos abiertos para la despedida, las manos abiertas listas para agarrar el aire en una gran burjuja imaginaria, si estuvieras aquí te diría que me sabe a sal y a sol cuando paso la lengua por tu piel.

Se baja el telón, terciopelo del color de la granada, silencio de los focos que, uno a uno, se apagan, marcas de pasos sobre la tarima que descansa, que duerme sin querer, sin ser, sin estar... tablas que no admiten su condición sedentaria y sueñan que se van con cada uno de los pies que toman impulso para salir volando, como esos perros que siguen a los coches cuando salen del pueblo, como los niños que extienden los brazos para que los cojan en brazos.

Se apaga la luz y se bajan las persianas, apenas unas rendijas rebeldes espían tu desnuda desnudez, desierto de dunas de arena fina y blanca. Siempre fuiste eso para mí: la sed del desierto. Mi país se extendía por la geografía de tu cuerpo, quise cartografiarte con las manos, hacerte mapa para no perderme. A estas alturas ya debería saber que siempre seré un desorientado crónico, un candidato perfecto a saco de huesos abrasados por el sol y la luna; sabía que me perdería en ti como se pierden los sonidos al poco de salir de la boca. Sabía que moriría por ti en cuento te vi asomando por la esquina, en cuanto tus ojos desbordaron mi timidez como rebosa un cubo de agua bajo un grifo, lo supe, o más bien lo intuí, y quise salir corriendo pero las piernas no me obedecieron. Nunca lo hacen en situación de vida o muerte, hay algo en la fatalidad que les atrae, hay algo de vórtice, de agujero negro, en ciertas personas que anula las comunicaciones entre mi alma y mi cerebro.

Mis piernas nunca obecedieron ni a una ni a otro.


Decías que uno siempre puede elegir hacia dónde ir, quién ser, qué pensar, cómo, cuando y con quién vivir. Y en cuanto te oí decir eso, pensé que eras mi primer cuento, uno de sol y silencio; siempre se me dio bien hablar de desiertos, de hombres que apenas tienen lo que les cabe en una mochila, ¿sabes? sólo se tiene de verdad lo que te cabe en las manos, en las mías cabías tú y por consiguiente, toda la arena de todos los desiertos, todas las gotas de todos los mares y todas las lluvias; cabía tu nombre, cabía tu voz.


Llevo tu voz en los bolsillos, para si alguna vez te oigo reconocerte de inmediato, llevo tu nombre atado a mi tobillo, con la tintineate melodía de mis pasos, que me llevarán hasta ti, en algún lugar o tiempo no tan equivocado, donde la luz no tenga el sabor del óxido de la sangre de los cristales del último beso, donde el último beso dé paso, como en un eterno retorno, al primero.



Coldplay - The Scientist por EMI_Music

8 comentarios:

Lluna dijo...

No sé si es trist o sóc jo que estic trista... millor no em fas cas deu ser un mal dia.

Un petó

Daltvila dijo...

"LLevo tu voz en los bolsillos..."

¡Qué hermoso!

Me había propuesto no comentarte hasta que te dignaras a decirme algo, pero no he podido resistirme tras leer tu último texto.

Espera a la primavera, B... dijo...

Avui ha estat un dia trist... el text és de comiat.

Espera a la primavera, B... dijo...

No sé qué pasa que no puedo dejar comentarios en tu blog, Daltvila. Puede que sea mi ordenador, porque me sale la pantalla de firma en blanco, escribo, pero a la hora de que te llegue, vuelve al principio...

... no sé cómo hacerlo.

Daltvila dijo...

No tengo ni idea de esto de la informática, ella y yo somos como el agua y el aceite. Es más, me pone de mal humor cuando empieza a fallar.
Anoche y esta mañana he tratado de colgar una entrada y me ha salido en blanco. si te metes lo podrás comprobar. Es bastante cómica la situación porque se titulaba "Un desierto de palabras". A tí,¿ te ha pasado alguna vez? Si es así, dime cómo podría solucionarlo. Me siento como si me hubieran amputado una parte de mi.
Es increible lo que engancha esto.

Un abrazo

Espera a la primavera, B... dijo...

Sí, alguna vez me ha pasado pero ha sido un problema momentáneo de blogger. Creo que está fallando globalmente. Durante un tiempo escribía en word y lo pasaba luego al blog.

Pero perdía frescura... así que volví a lo inmediato...

a mí me pasó al contrario, hacía días que quería escribirte un comentario y no me dejaba y ayer, sí me dejó.

Alex B dijo...

The Scientist, es una de mis canciones favoritas.

Durante un tiempo alguien se apoderó de ella. La sacó de mi y se la quedó. Pero hace poco la volví a recuperar ( o estoy en ello). Me alegra verla aquí.

Ya sabes, a veces damos pasos en círculos, o las piernas no nos obedecen, que viene a ser lo mismo porque nos quedamos donde estábamos al principio.
Un saludo

Espera a la primavera, B... dijo...

Las canciones siempre hablan de lugares del alma explorados a dúo. Es difícil volver a los visitarlos.

Cada vida tiene asociada una banda sonora...