sábado, 16 de julio de 2011

Duende


Nunca oiré su risa, ni le escribiré cuentos ni se los leeré por la noche junto a su cama, no me cogerá la mano para cruzar la calle, ni esperaré despierto hasta que se duerma, no oiré mi nombre en su voz ni en mi voz sonará el suyo. Se perderá el destino en el limbo a donde van las relaciones que nunca supieron ser. Pero de algún modo que no puedo explicar sé que nuestras vidas estarán ligadas para siempre por una línea discontínua de los "pudo haber sido" y soñaré sin recordar los sueños y enfermaré cuando enferme, me entristeceré cuando esté triste, me alegaré cuando ría.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si me lo permites, apreciado y recordado Toni, te diré que  al haberla perdido (como muy bien expresas a lo largo y ancho de este blog), te sugiero que no te fijes en lo que has perdido, sino en lo que te queda por ganar, que seguro es mucho, seguro...
:)

 A mi modo de ver y sólo a mi modo de ver, si te empeñas en luchar por todo lo que aún te queda por ganar, lo conseguirás, de ahí que es más producente no decir "de este agua no beberé" y aún menos usar tanto el adverbio "nunca".

Me gusta ver el lado positivo de las cosas, Toni, de ahí que te diga esto que te digo y desde el aprecio, eso siempre.

Por cierto, exceptuando  la tristeza, esta es una entrada muy bonita y sentida.

Abrazos desde la piscinita, y pasa buen resto de San Sábado,

Ámber 

Espera a la primavera, B... dijo...

Quizá nadie me crea cuando digo que soy un gran optimista. En la mayor parte de entradas me estoy despidiendo.

Aunque despedirse sea acordarse de quien uno se despide.

El caso, Amber, es que las cosas a veces son difíciles, las situaciones complicadas, uno entra en ciertas espirales de donde es muy difícil salir. Aunque no imposible.

Un abrazo y felices chapuzones