domingo, 24 de mayo de 2009

Demasiado tarde o demasiado temprano


A veces regreso a la superficie de las cosas con mis manos tratando de que al menos una me grite tu nombre y yo no tenga más remedio que hacer de él mi todo. Y vuelvo a ser un niño. Y te echo de menos. Y sé que es tarde y que debería estar durmiendo. Pero no puedo. No sé por qué no puedo. Me quema algo por dentro, algo que sólo vive de noche, algo que ansía verte con las palmas de las manos, el alma y el cuerpo desnudos.

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