sábado, 16 de octubre de 2010

Mi amiga A


Quedo para desayunar con A, como siempre llega antes de tiempo a la cafetería, se levanta para darme dos besos y de paso para darme a entender que sigue siendo un poco más alta que yo. "Estás más delgado" me dice. "Desde la última vez que nos vimos... ocho kilos" le digo. "Estás guapo, toni, no te adelgaces más".

Nos sentamos frente a frente. A es, probablemente, la persona con quien mejor me llevo. Nunca hemos sabido el porqué. Estudió psicología por vocación y se doctoró porque seguía queriendo ver a su director de tesis presa de un amor platónico que acabó como el rosario de la aurora. Es la mujer que más me ha atraído jamás y no es por su físico, sino porque con ella me siento a salvo y ella siente lo mismo. Cuando nos vemos creamos una burbuja a nuestro alrededor que hasta la camarera debe pinchar para servirnos el desayuno.

Le digo que me hace mucha ilusión verla. Que hacía casi un año que no nos veíamos. Ella me confiesa que ha estado saliendo con alguien demasiado celoso que, al final, acabó yéndose con otra. "Tiene gracia" me dice "me sentí culpable todo el tiempo que estuve con él y me pasaba el día midiendo con quién hablaba y buscando pruebas de haber estado en los sitios que decía que había estado para que él no se enfadara. Me sentí como una imbécil. Y ahora no me digas lo que todo el mundo, que de qué me sirvió ser doctora en psicología". "Te sirvió lo que a mí estudiar ingeniería cuando se me estropea el coche, para saber a qué grúa hay que llamar" le digo.

Se ríe. Se ríe bonito, se le empequeñecen los ojos, le brillan detrás de las gafas. Me cuenta su historia, le digo que el amor es ciego y que nosotros pertenecemos a la extirpe de los culpables hasta que se demuestre lo contrario, que nos enganchan por ahí. Le cuento lo mío, sin dramatismos, con A no sirven los giros dramáticos, a ella no le tengo que demostrar nada, sabe como soy y sabe qué normas me rigen y a qué juego. "Me gustaba cuando me hablabas de ella, al principio. Creí que esta vez sí que habías encontrado a esa persona". Le diría que yo también pero los hechos son los que configuran el paisaje, y ahora, tanto tiempo después, me queda una vaga tristeza en la que aún se esconde un "pudo haber sido".

Le digo a A que le estoy siendo infiel. Que he empezado a ir a una psicóloga. Le digo que he hecho el test de 16 rasgos de personalidad. Sonríe y me pregunta que si estoy muy loco, le extiendo una copia, la mira y se vuelve a reír. "Es como una radiografía, te muestra más por dentro que si te hubieran hecho una placa". Observa los dos picos (10 sobre 10), "Inteligencia abstracta y creatividad. En todo este barrio no creo que haya nadie con esa combinación. Puede que alguien se acerque 9/10 y 10/10 pero muy difícil. Pero eso no indica nada, todos los que te conocemos sabemos que eres muy inteligente e increíblemente creativo pero ¿ves?" y señala el único valle (1/10) del test "eres tremendamente emocional. Es como si a un Ferrari de competición le pusieras ruedas de bicicleta en lugar de las que le corresponden. Si no mejoras eso, no llegarás a desarrollar tu potencial".

"¿Por qué me pasa eso?" le pregunto. "¿Por qué acabo yo con mentirosos compulsivos siendo psicóloga? Pues porque está el factor carácter, la rebeldía, la herida... no te voy a hablar como psicóloga, te voy a hablar como amiga. A veces, toni, algo que nos hace tremendamente buenos en algo se convierte en algo así como una maldición. Yo soy muy empática, sonrío, me abro a la gente y siempre acabo atrayendo a hombres que son iguales a mí, simpáticos, detallistas, agradables... pero un hombre empático suele ser un ligón (por lo de la labia y todos eso) y piensa que una mujer empática es igual. Y no lo es, toni. O por lo menos no tiene por qué serlo" dice. "Eres la mujer más divertida que conozco y a la vez más seria. Confiaría en tí a muerte pero me moriría sólo al pensar que podría perder tu alegría. En parte los entiendo". le digo.

"¿En serio?" pregunta. "En serio. Tú y yo nos hemos reído hasta caernos al suelo, nos hemos aguantado los enfados y hemos tenido que reconciliarnos porque era demasiada la tristeza de no vernos, a parte nos lo hemos contado todo, yo por lo menos, y nunca me he sentido juzgado y yo nunca te he juzgado a ti. No nos hemos hecho daño conscientemente y estoy seguro que preferiríamos hacérnoslo a nosotros mismos que al otro" le digo. "Un poco pelota tú ¿no?" pregunta con fingida seriedad. "Es que me he dejado la cartera en casa y vas a tener que pagar el desayuno. Me voy a pedir dos bocadillos más; para luego" le digo.

"Pues eso, tú tienes una mala combinación, toni. Lo que te hace escribir de esa forma es lo que te hace vivir con esa sensibilidad a flor de piel, es lo que te inestabiliza. Seguramente tus parejas se han sentido atraídas por tí por tu creatividad, por tu sentido del humor, por que haces partícipe a tu pareja de tu inteligencia, pero se han alejado al darse cuenta de que eso no lo aprovechabas. Ya te dije que en todo este barrio hay muy pocas probabilidades de encotrar a alguien así. Tú vas por delante de casi todo el mundo pero te pierdes sin saber muy bien en qué. Para tí el mundo es de los mediocres. Hace años que llevas diciendo que escribes la novela. Yo he leído como cinco principios distintos, incluso una estaba más allá de la mitad. Son muy buenas, escribes muy bien. Pero están ahí, tienes treinta y nueve años y no has acabado ninguna. Y eso pasa con todo" me dice casi con enfado.

"¿Y qué hago?" pregunto "Yo me tomaría en serio la terapia de tu psicóloga. Creo que el primer punto es tener objetivos. Para una mente creativa como la tuya, todas esos ejercicios son de lo más tonto, pero te ayudarán a subir ese índice de estabilidad en tu vida. Probablemente pienses que has entrado en un período de estúpida monotonía pero curiosamente eso te ayudará a tener más tiempo y más energía para crear y disfrutar. También debes asumir que con la inteligencia no basta, debe haber un orden que la encauce".

"Pero entonces yo dejaré de ser yo y seré un tio aburrido" le digo. "Vas a subir tu índice de estabilidad, de ese (1/10) a (5/10) ó (7/10) pero a no ser que quieras no bajarás ese nivel de creatividad. Escribirás la novela porque sabes escribirla y porque tendrás esa estabilidad". "Pero no seré divertido. ¿No hay un método para acabar la novela sin dejar de ser yo?" pregunto. "Pero mira que eres burro. ¡Que no vas a cambiar tu forma de ser! te digo". En ese momento todos los del bar se callan y se giran para mirarnos. Nos reímos.

"¿Haces algo esta noche?" me pregunta. "Estabilizarme" le respondo. "Te invito a cenar en mi casa y vemos una peli" me dice. "Ya está, alguna de algún genio que acaba consiguiendo lo que queire" le digo. "Toni, no eres un genio, tu coeficiente de inteligencia es normal, teniendo en cuenta como te va la vida es posible que hasta seas un poco retrasado" me dice sonriendo. "Entonces, ¿el test este?" pregunto.

"No mide tu C.I. No eres superdotado" me dice.

"Eso es lo que tú te crees" susurro pero con el tono justo para que me oiga.

Me mira y deja de sonreír. Se pone seria en extremo. "Tú vas a acabar esa novela aunque tenga que atarte a una silla" me dice.

"Me conformo con que te vistas de látex y me amenaces con un látigo y a veces lo hagas restallar" le digo.

"Sí, pero tú atado a la silla".

6 comentarios:

Marnie J. dijo...

que bonito, en serio, me gusta mucho. No sé si es verdad o no, si existe esa tal A y eso, pero me gusta muchisimo o que ha escrito, porque ha escrito un momento bonito, positivo, con luz, que se abre... joder, como me ha gustado, usted no me ha visto pero yo estaba sentada en esa mesa, entre los dos (pero fuera de la burbuja, eso por supuesto, no querría reventarla...)

Concha Barbero de Dompablo dijo...

¡Esta chica sí que es un buen partido! ;-)Te lo ha puesto todo clarito :-)

Pero, al final, tú sigues distrayéndote con el látigo y demás. Todo con tal de no acabar la novela. ¡Si eggg queee!

Un abrazo, Toni.

Espera a la primavera, B... dijo...

Me has visto porque tú eres muy parecida a mí, Marnie. Tienes un talento igual o mejor. Por eso creo que te entiendo, creo que por eso somos eso extraño que tú y yo somos.

Un beso, ladrona de palabras.

Espera a la primavera, B... dijo...

Concha, he empezado un proceso de coaching y tengo enfilada la novela. Esta tarde seguiré escribiendo para cumplir objetivos. Tampoco creas que me lo tomo a rajatabla, tengo otros asuntos diarios más urgentes que resolver, pero ahí estoy. Esta vez sí.

Un abrazo

Marnie J. dijo...

arrebatador

Anónimo dijo...

Esos desayunos con los buenos amigos se dan tan poquitoooo, menos mal que tú sí que puedes hacer eso. Mis desayunos con mis amigos siempre suelen ser de ésos que se dán sólo tras una noche de copas y bailoteo.

¡Me cae genial A! Y eso que no la conozco.

Bicos,

Amber(iña)
P. D.: He puesto más fotos de mi amor: GALIZA, a ver qué te parecen.