miércoles, 6 de octubre de 2010

Miércoles por la tarde


_ Me gustaría que estuvieras aquí conmigo, pasearíamos por las calles viejas, venceríamos al tiempo y sus secuaces. Hoy lo estuve pensando, si hay alguien con quien me gustaría compartir estos días es contigo. No me preguntes el porqué. No quiero que me preguntes nada. Debe de ser que está cambiando el tiempo _ me dice al otro lado del teléfono.

_ No sé si soy buena compañía. Me gustaría serlo pero a mí el tiempo me afecta de forma distinta. A mí el tiempo me acentúa la nostalgia y yo, nostálgico, no valgo nada _ le digo.

_ He leído tu entrada de esta mañana, en el hotel, me ha entristecido pensar que aún estás así. No quiero decirte nada, tú ya sabes qué hacer. Me gustaría saber qué puedo hacer yo pero creo que será mejor que me mantenga al margen _ me dice.

_ No estoy de ninguna forma, ya sabes que yo escribo para sentir que aún sigo vivo, me gustaría que leyeras cómo está quedando la novela. No tiene nada que ver el blog con la novela. Si me leyeras no me reconocerías. Te alegrarías por mí.

_ No te imaginas las ganas que tengo de que la termines _ me dice _ no sé por qué pero creo que hay mucho de mí en ella.

_ Mucho más de lo que crees, no sé que hubiera sido de mí si no llego a conocerte _ le digo.

_ Me gustaría que dejaras de escribir esos posts tan amargos. Por mucho que digas que sólo son ejercicios, sé que no te hacen bien.

_ Si tú me lo pides dejaré de escribir estos posts.

_ Te lo pido. Escribe posts eróticos, esos sí me gustan.

_ ¿Cuánto te gustan?

_ Hacen que me pierda en la selva de tus ojos verdes, hacen que me vengan ganas de que me quites la ropa y me abraces muy fuerte.

_ A partir de ahora sólo escribiré posts eróticos.

_ Vas a acabar conmigo.

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