lunes, 31 de enero de 2011

Tu voz en la orilla


Tu voz en la orilla, lo recuerdo como si fuera mañana, llevabas una blusa blanca y tu pelo se creía libre hasta que tus manos lo devolvían tras las rejas de un pasador de hojalata. Era invierno tardío, o tal vez uno o dos días después de que regresara la primavera a hacerte prisionera. Se nos hizo casi de noche, te crecieron mariposas en el pelo, teníamos frío y la piel ardiendo, los corazones hechos de caparazones de tortugas en los que se escuchaba, si ponías el oído, el silencio del viento.

Yo te decía que las palabras se las lleva el hombre del saco a un escondite secreto, y que yo sólo estoy hecho de palabras. Tú creías que nada de lo dicho muere del todo, que las palabras quedan, en silencio, flotando alrededor nuestro vacías de sonido, huecas e invisibles, como una niebla que no cala y que nos siguen allá donde vamos "desde la primera palabra que dijimos hasta con la que nos quedamos en la boca antes de irnos". Entonces yo no sabía que tú guardabas en una cajita todas y cada una de mis letras.

Esta noche me pregunto si lo habré soñado y si ese sueño está aún por llegar. Si te estoy esperando o si llegaste hace días, si las palabras son el tesoro de un viejo avaro o son tan libres como nosotros esclavos de ellas, si se convertirán en purpurina si se rompen contra el suelo o mojarán las calles de rocío con gotas de letras

No sé si te recuerdo o te estoy adivinando.

Tras el fósil caparazón de un galápago gigante.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

En su voz habita el mar, las aguas del destierro voluntario, el vaivén de la esperanza y la vida que no muere ni espera, sino que se agita libre entre las olas.

Bonito post donde escribes sobre las sombras, los musgos, el sexo, la muerte, los ires y los venires de todo cuanto está vivo y late en tu memoria.

Así lo veo yo y te lo digo desde mi voz en el exilio, voz de aguas, de ríos, de mares, de sueños. 

Con este comentario entenderás por qué ahora surco las hojas con las que llegaré libre y colorida a esa otra orilla que también todo lo nombra.

Espera a la primavera, B... dijo...

Gracias por tu bello comentario, Amber, espero que en tu orilla mexicana viva la certeza del regreso.

Mía dijo...

Hace unas noches, cuando leía este post, tenía las palabras exactas que describían cada uno de los pedacitos que me había descubierto.
Me desesperé cuando creía haberlas perdido, sin darme cuenta que las encontraría de nuevo, días después, y decidida a hacer mis deberes en lo que a comentarios de textos se refiere...
Ahora creo que es mejor guardarlas para mí. Teniendo la certeza de que ya sabes de qué palabras te hablo...
Un abrazo.
;-P

Espera a la primavera, B... dijo...

Heidi, mujer, que mis premoniciones no llegan a tanto.

Dicen que las cosas que no se nombran es como si no existieran, que la burbuja puede ser un agujero dentro del agua o aire rodeado de miríadas de gotas unidas entre sí.

Las palabras de las que me hablas... háblamelas, ahora tengo algo más que curiosidad.

i dijo...

'lo recuerdo como si fuera mañana'