domingo, 2 de enero de 2011

LA infinita luz


Llamó por teléfono. Es mentira eso de que el diablo sabe más por viejo que por diablo. Me felicitó el año nuevo con un "todos los analistas dicen que este 2011 va a ser mucho peor que el 2010" y a mí me empezaron a temblar las piernas, me pregunté si se refería sólo a la economía y ella sonrió desde el otro lado del hilo telefónico (sé que lo hizo) y adelantándose a mis pensamientos me dijo que, en cambio, me tendría a su lado, quisiera yo o no, y que eso quizá no me ayudara como yo necesitaba pero al menos contaría con menos tiempo para pensar en tonterías.

Yo me pregunté si era consciente de que yo no podía darle casi nada a cambio, que yo sólo me tenía a mí mismo y una constante caída hacia un abismo de intereses bancarios e ingresos paupérrimos, que mi vida era la de un fracasado de cine independiente americano y que, tras mi mirada vidriosa, había un niño decepcionado y un adulto misántropo, herido dos veces en el mismo sitio y por el mismo arma. Alguien en construcción tras dos terremotos en tres años, un país pobre, con el solo ideal de sobrevivir.

L. es para mí como la Cruz Roja es para Haití, una promesa de que no estoy del todo solo, a pesar de que no pueda llegar prácticamente a ninguna parte porque mi vida es sólo mía y salir de ésta me corresponde a mí.

Podría decir que L. lo está pasando peor que yo, y es precisamente esa fuerza la que me sorprende, la fuerza de sus convicciones, me sorprende y me avergüenza porque yo hace tiempo que encontré deshechas las mías como esos papeles que uno encuentra en el bolsillo del pantalón recién salido de la lavadora. Como ya he dicho, llevo demasiados años en la subsistencia y he sentido grandes decepciones que me han llevado a este estado de hombre-corcho que sigue luchando por inercia, una inercia que cada día se ve más frenada por las circunstancias.

Sin embargo, sigo con la novela, ya casi estoy por la mitad reescrita, me gusta el tono pero no sé si tendrá cabida o salida comercial. No me voy a engañar, lo que quiero es que se venda y me aporte un dinero que necesito. LA historia está bien y espero que llegue, sin embargo hoy en día escribiría otra novela distinta y en otro tono. Las circunstancias mandan y creo que la historia engancha.

Sigo acabando los proyectos que me darán de comer este principio de año, no sé qué ocurrirá de aquí a final de febrero ni si llegará el día en el que no pueda más y los bancos se avalancen sobre mi piso. Si llegara ese día, si no lo he vendido antes o no he podido colocar la novela, no sé qué será de mí.

Hay quien pudiera estar cansado de este pesimismo de estos últimos meses, sinceramente, estoy agotado, lo tiraría todo por la borda pero no lo voy a hacer. Hay días en los que lo haría. Pero entonces, recuerdo que hay tanta belleza en el mundo... y hay personas a las que quiero tanto...

... y a veces recibo correos extraordinarios, o hablo con personas queridas, me enfrento al reto de encontrar una motivación extra, porque a pesar de todo, la vida es lo que uno hace con ella y yo... yo hace tiempo que decidí que mi vida iba a tener buenos momentos y que éstos llegarían tarde o temprano, aunque ahora no los pueda ni intuir.

4 comentarios:

hécuba dijo...

No sé si has leído El tiempo mientras tanto, pero lo acabé ayer y tiene tanto que ver con el final de American Beauty y es que hay tanta belleza en el mundo. Un beso, Toni. Un beso grande.

Sam dijo...

Hola, he conocido tu blog a través de Amber. En primer lugar quiero felicitarte por el blog, un buen trabajo. También quiero darte mucho ánimo, fuerzas para que sigas hacia adelante, que no te rindas, y que creas en tu obra.
Muchos ánimos desde Madrid.

Espera a la primavera, B... dijo...

No he leído el tiempo mietras tanto, quizá me lo pida para reyes. Últimamente los reyes saben que no leo mucho, así que puede que este año no me traigan nada de nada...

Un beso grande para ti también

Espera a la primavera, B... dijo...

Gracias Samuel. Si de algo estoy seguro es de que la determinación y el deseo no es algo de un día, se viene tramando a diario, es algo que fermenta, que crece, que se no se distrae con las distracciones. Es probablmente lo que algunos llaman destino.