lunes, 13 de abril de 2009

Día


Si el amor es flor de un día entonces el tiempo es una apisonadora desbocada por un prado recién estrenada la primavera. Y junto con el crujir de las conchas de los caracoles se va exprimiendo el zumo de las margaritas, dejando un barro dulzón y fértil. Quizá haya llegado el día en el que todo deba empezar de nuevo. Quizá haya llegado el día en el que tenga que empezar de nuevo, en el que deje de tener miedo al vacío, en el que pueda aprender a convivir con el vértigo. Quizá haya llegado el día en el que al acabar todo pueda empezar de nuevo, un día en el que deje de ser un niño para convertirme en un hombre. Quizá ha llegado ese día que tanto temía porque tenía la sensación de que no había un regreso posible, de que a partir de ahora, debo coger las armas que nunca quise coger.
Sí, quizá haya llegado el día.

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