sábado, 12 de julio de 2008

Glaciaciones

Mejor así. Llegó la era del gran frío. Este blog permanecerá bajo una capa de hielo, ¿se conservará lo que hay aquí escrito por tiempo indefinido hasta que infinitos soles derritan lo que lo envuelve? Quizá, aunque no lo creo. Empezó una noche de sábado después de ver en la televisión Sin City y la voz (versión española) de Bruce Willis me dijera que por ahí había una forma de escribir. Luego todo se complicó y tomó un rumbo que llenaba mis clases de novela. Empezó para no acabar. Como todo lo que hago. Es difícil explicar lo que me lleva a terminar aquí, no sé si es una desilusión general o es que, simplemente, lo del blog era una tregua en este día a día que cada vez se me va haciendo más cuesta arriba. Si no encuentro una motivación durante los próximos meses supongo que todo esto no acabará nada bien. Era de esperar. Hace mucho que el bicho se adueñó de mi vida. Cuanto más joven eres cuando te posee más difícil es poder sacártelo y yo era muy joven. Luego todo se conviertió en una huída hacia adelante, un buscar qué es lo que más tiempo podía ocuparme el tiempo para no quedarte a solas con él. Uno es su propio infierno y sólo se puede huír a través de hacer cosas y más cosas. Y yo estoy cansado de huír.
Hace tiempo que empezaron los primeros fríos, hace tiempo que se me hace muy difícil estar con otras personas y cada vez es más grande el sufrimiento. Sé que es inútil desear que esta distancia que pongo no se me tenga en cuenta y que tarde o temprano dejaré un sentimiento de rencor a mi paso. Me dolerá pero creedme, es mucho mayor el sufrimiento que me supone mirar a los ojos de a quienes no puedo dar nada y de quienes no puedo (no sé) recibir nada. De veras que lo siento.
Creo que ha llegado la hora de la despedida y no me gustan las despedidas. Tal vez sea un hasta luego... pero sólo es un blog, tampoco importa demasiado. Espero que os haya entretenido tanto leerlo como a mí escribir en él.





"Hasta entonces nadie a quien yo quisiera me había demostrado tanto afecto y me sentía roída por la necesidad de darle algo más que mi compañía, por la necesidad que sienten todos los seres poco agraciados de pagar materialmente lo que para ellos es extraordinario: el interés y la simpatia"
Carmen Laforet "Nada" 1944

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