lunes, 28 de julio de 2008

Fante y el calor

Hace un bochorno del demonio. No puedo dormir y la espalda me está matando. He estado leyendo a Fante durante un rato. Pero en la novela "Camino de Los Angeles" también es verano y también hace calor. La he dejado encima de la cama porque ambos, Bandini y yo, estábamos sudando la gota gorda. Dios, el aire está quieto. Subiría a la terraza pero no tengo ganas de hacerlo, abrir la puerta corredera y salir afuera porque entonces los gatos saldrían y Ulises le iría a zurrar al gato del vecino dentro de su casa, porque me imagino que vecino dormirá con las ventanas abiertas y dos gatos pelándose hacen un ruido importante. Los niños del vecino se asustarían, el vecino se asustaría, la mujer del vecino le diría "cárgate a ese maldito hijo de puta" y el vecino obedecería esas órdenes con la ceguera que produce el amor o las legañas y en su corto entendimiento iría a por el gato o a por mí, según haya entendido.
Antes he salido al balcón. Me gusta ver el coche limpio desde arriba. Lo miro y pienso "joder, cómo brilla" y luego pienso "¿quién cojones me mandaría comprar un coche negro? con lo sucio que es". Eso sí, cuando lo lavas, es de lo más elegante, pero dura poco, unas horas, un día como mucho, luego la mugre de la ciudad lo envuelve y sigue siendo negro pero mate. Me lo he quedado mirando durante un buen rato y he estado pensando en cómo describir un coche negro y brillante. Se me han ocurrido un par de cosas buenas, de escarabajos después de la lluvia y toda esas cursiladas. Luego me han dado ganas de leer un rato y ha sido cuando me he ido a la cama con la novela de Fante. Me jode un montón que haya una bebida que se llame casi igual que mi autor favorito. Fante de Naranja y Fante de Lima-limón. Luego ha sido cuando me estaba muriendo de calor y me he levantado a escribir estas tontadas. Ahora creo que tengo más calor porque el puto ventilador del portátil saca un aire subsahariano. Sí, he dicho subsahariano y no sahariano. Es una historia larga que me ha hecho reír un buen rato. Sí, alguien me dijo que venía un viento subsahariano para explicar este calor. Yo le he dicho que debajo del sáhara está el ecuador o el trópico o qué sé yo. En todo caso, selva. Una selva cabrona, llena de mosquitos por la humedad. ¿No serán los inmigran los subsaharianos y el aire sahariano? Creo que no es la primera vez que alguien me dice lo mismo este fin de semana pero este fin de semana no cuenta. Entre los relajantes musculares, las cremitas para el dolor de cabeza y la borrachera de ayer noche, tengo el cuerpo y la cabeza como para donarlos al museo de los horrores. En fin, voy a apagar este cacharro infernal y a meterme otra vez en la cama a ver si duermo. Tengo ganas de que lleguen las vacaciones. Esta semana haremos jornada intensiva; es decir, por la tarde el teléfono lo va a coger su padre.

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