viernes, 1 de mayo de 2020

Tres rosas amarillas


Me ha pasado tres veces en mi vida.

Conocer a alguien y saber que iba a ser importante en mi vida y que al mismo tiempo sería un amor imposible, pero que durarían años y me marcarían para siempre, al menos durante esa burbuja de tiempo que ha sido mi vida estos últimos doce años.

La primera vez que oí hablar de la chica de la bicicleta, años antes de conocerla.

La primera vez que te leí, y los meses siguientes.

Y cuando conocí a la mujer de lo infinitamente minúsculo.

Sé que es fácil decirlo ahora, que es el truco infalible de los malos profetas para equivocar al pasado y hacerlo creíble.

Durante los últimos años he tenido la sensación de que me perdía muchas cosas y que nunca alcanzaría aquella tecnología que evitaba que tuviera tiempo y recursos para dedicarme a la vida.

Lo elegí yo, y cuando alguien me dijo o tu sueño o yo, siempre elegí seguir soñando. Voy a cumplir medio siglo, llevo eones poniendo por delante un propósito en el que siempre creí. A excepción de las veces que no creía alcanzarlo o de las veces que no creeré, que seguro que las habrá.

Partiendo de que la vida no tiene sentido, y que de todo lo que hacemos nada o casi nada va a tener éxito; y de que tendremos amores imposibles y sueños inalcanzables (y viceversa), y que nos encontraremos en tiempos y espacios pero no al unisono, que nos quedaremos con la música que dejan a su paso algunas personas y no volveremos a verlas, y que hay otras que tararean la melodía que dejamos nosotros a nuestro paso... partiendo de que todo eso existe y se pueden contar en átomos como se cuentan las pecas de la nariz de la personita que tienes ahora mismo soñándote en otra habitación, he llegado a la conclusión de que "¿y qué, que nada tenga sentido?"

¿Acaso pensamos alguno salir vivos de todo esto?

¿Alguien se va a llevar algo al otro lado que no sean los afectos?

Desde que murió mi padre he andado obsesionado con la idea de que el alma desencarna y se va libre para volver al origen. Quizá lo pensé antes, porque cuando se fue y yo estaba allí "supe" que estaba "viéndonos" tal como describen los que han tenido experiencias cercanas a la muerte.

Ahora lo siento cerca. Aunque sé que no está, en otro espacio-tiempo sí.

Si este blog nació como una argucia para poder escribir porque no me salía nada cuando estudiaba en l´escola d´escriptors, con el tiempo ha sido una forma de aprendizaje, un viaje hacia mis miedos, pero también mi efecto pigmalión para sortear mi realidad.

Creo que entos últimos diez años me he convertido en mejor persona.

Porque se aprende en la derrota y supongo que eso si bien no es en sí mismo un sentido, es algo por lo que merece la pena seguir.

Nada es fácil.

As`que sigue. Trillones y trillones de átomos viajando por múltiples universos de infinitas posibilidades no pueden ser sólo azar. Y si lo son, configuran un bello caos.

Y en cualquier caso, en ese caos tú y yo nos conocimos y nos quisimos aunque sólo fuera compartiendo distintas partes de una sola conciencia.

Somos las historias que nos contamos versus las realidades de las que huímos.

Eres mi historia, el gran hubiera sido.

De los átomos que me faltan tú los tienes casi todos.

De todas los universos en los que estaré o he estado, te llevaré y te he llevado.

Porque ahora mismo estás.

Aunque no lo notes, estás.

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