viernes, 8 de mayo de 2020

Tal vez en otra vida dentro de ésta.



Ya sabes. Veo difícil que acabemos en un mismo universo bebiendo de la misma botella. No sé. Esto de la pandemia era lo último que faltaba. Yo viviendo en el epicentro, imagínate, y tú en otro. No sé. Todo esto es una locura. El tiempo se acaba agotando antes de que empiece a faltar ese otro tiempo que creímos infinito y no lo era tanto.

Los átomos son otra cosa. El espacio sólo es una sábana extendida sobre la que ir de un lugar a otro. Mera conciencia. Se está en todos los sitios a la vez. Y todo tiene sentido hasta que te echo de menos. Ahí no hay átomos, ahí hay otra cosa que la ciencia no creo que encuentre, ni que tan siquiera lo busque.

Pero el tiempo... el tiempo es la vida y siento que se escapó en otra dirección, con la rapidez y la sorpresa con la que se te escapa el hilo de la mano que sujeta un globo. Ya sabes, como cuando eras niño, y tras la sorpresa... bueno, los primeros tres segundos pensabas que podrías volverlo a coger.

Luego asumías que nada en el mundo te lo devolvería.

Supongo que la sensación es esa, que estoy en ese segundo tras el tercerlo, el de transición de la esperanza a la certeza.

Siempre me he sentido así, en el instante después de ese minifracaso, en el momento de descubrir la magnitud de la pérdida, buscando con la mirada esa rama milagrosa que atrape el cuerpo redondo de látex o las hojas en donde se enrede el hilo.

Algún lugar encontraré

tal vez donde llegan los sueños que se escapan.

Al país a dónde van a parar todos los globos.

y no me preguntes cómo, sé que ahí estarás.

Con mi globo en tus manos, como recién recuperada de entre las ramas de un roble

Sé que estés donde estés me lo devolverás con un "que no se te vuelva a escapar".

Con esa solidaridad casi infinita que sienten los que también tienen los dedos tan frágiles que siempre se les escapa casi todo lo que aman.


No hay comentarios: