miércoles, 7 de agosto de 2019

El destino es una patada hacia adelante. Cuanto más fuerte le pegas más tardas en llegar a él.


La chica de lo infinitamente minúsculo (e invisible) sigue organizando encuentros. No sabría explicar el porqué de esa confluencia. En verdad creo que no tengo nada interesante que aportar aparte de los artilugios que invento... y eso que ya todo está inventado. He llegado a este punto del camino con un serio problema de cansancio, pero no importa. Hace tiempo que supe que esto, en realidad, era una carrera de fondo y que pasara lo que pasara, no abandonaría.

Antes de ayer vino el director de operaciones de una compañía de mi sector a ver nuestro último invento. Salió diciéndome que le pidiera lo que quisiera, que llevaba años intentando conseguir lo que yo he conseguido en unos pocos meses. La verdad es que no sabía qué decir ni qué hacer. Le dije que sí y salió por la puerta. Aún no sé a qué le dije que sí.

A veces pienso que lo ideal sería ir despacio, pero entonces me doy cuenta de la edad que tengo y los años que le he dedicado a todo esto y pienso que ha llegado el momento. Y en eso ya no tengo paciencia.

Hace días, desde que A. volvió a ese lugar en la otra parte del mundo que no acabo de encontrar mi sitio. Hay cosas que debería estar haciendo y no hago y al revés.

Sospecho que la aparición de la chica de lo infinitamente minúsculo (e invisible) es algo así como la posibilidad de abrir una puerta a lo desconocido.

Al mismo tiempo empiezo a pensar que existe un plan predeterminado en el que yo no acabo de encajar del todo.



Ayer vino a verme el director general (y propietario) de una compañía de esas que participa en las conferencias de apple, samsung y todos esas cosas de grandes corporaciones porque estaba interesado en mi tecnología. Estas cosas me sobrepasan

A estas horas algún pez gordo de alguno de estos mosntruos estará oyendo hablar de lo de potabilizar agua conectando un teléfono.

Sospecho que no será inmediato.

Nada es rápido.

A veces me gustaría que todo sucediera con la velocidad de la luz.

Pero es tiempo de reflexión.

Me gustaría que todo acabara bien y que mis padres lo vieran.

Acabo de recibir un correo suyo... dice estar entusiasmado. Me gustaría decirle que esperaré su oferta, pero no sé si podré aguantar hasta entonces.

Todo se acelera.

Creo que la chica de lo infinitamente minúsculo (e invisible) es como un talismán.

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