sábado, 9 de abril de 2011

Ayer


Hay días en los que te das cuenta de la deriva de tus actos, días en los que te despiertas como si hubieses estado durmiendo los últimos diez años.

Ayer fue el cumpleaños de mi padre. Cumplió setenta y siete. Me dijo que se tomaba este tiempo como algo añadido y que le gustaría, antes de morirse, saber que yo saldría adelante. Me sentí como si tuviera quince años. Esta crisis nos está jodiendo a muchos. Ayer, en un programa de televisión española 24 horas, alguien decía que había 4,5 de parados que no podían consumir pero que había 18,5 millones de gente trabajando y que éstos sí que debían consumir para tirar esto hacia adelante. Supongo que yo, como autónomo estoy entre esos 18,5 millones. Imagino que fue como el beso del príncipe a Blancanieves que la despierta. Miré a mi padre y miré hacia atrás todo lo que he hecho y lo que tengo entre manos, y creo que saldré adelante porque además, no hay nada mejor que tratar de llevar agua a quien lo necesita. Quiero decir que siempre he tenido la imagen de que un hombre solo no puede hacer nada y que hay pensamientos que limitan. Ayer miré a mi padre y pensé que qué bien de tenerlo a mi lado y lo mucho que lo echaré de menos, como supongo que tú echas de menos a quien te cantaba nanas o jugaba contigo cuando eras un proyecto de lo que eres.

Ayer me crucé con el padre de un compañero del colegio. Siempre nos saludamos, yo siempre saludo a las personas mayores que conozco, a los vecinos de mis padres, ayer me paré a hablar con él. Su hijo era como el chico más popular de esas películas americanas, era bueno en todos los deportes, era el que todas las chicas suspiraban por él, el más valiente, el macarra de buen corazón, el que crece demasiado deprisa y prueba las drogas antes que nadie, el que muere demasiado pronto y deja a unos padres preguntándose qué hicieron mal. Se tiró por un puente, un puente por el que paso tres o cuatro veces a la semana. Ayer me crucé con su padre, mi entrenador de fútbol de séptimo curso, y me preguntó que cómo me iba, si trabajaba, le dije lo que hacía y me dijo que llevaba una firma de trabajo temporal y que si necesitaba a alguien para bueno, hacer planos, proyectos, que lo llamara, y que le escribiera un mail diciéndole exactamente qué es lo que hacía. Le prometí que lo haría.

Ayer las cosas dieron un paso más para que todo se colocase en su sitio. Hablé con la cambra de comerç, llamé a un laboratorio al azar que encontré por internet y se me heló la sangre al comprobar que la persona al otro lado del aparato y yo nos conocíamos. Últimamente me pasa mucho eso de las coincidencias.

Y no, no estoy en esto para hacer dinero. Estoy en esto para ser feliz (y sí, eso incluye el dinero), porque mi padre, el padre de mi amigo, mi madre, tu madre, tú, yo... buscamos sentirnos bien, o sentir que los que queremos están a salvo (y las aseguradoras lo saben). Sí, la felicidad es lo que hacemos de ella.

Y si lees este blog y piensas, joder, cuánto se queja este tío, tienes razón. La tristeza es ese estado de ánimo que me indica que no voy por buen camino. Respeto tanto a la tristeza porque me susurra que las cosas no están bien, porque me ayuda, porque me quiere tanto que no se separa de mí, porque siempre que se va me deja mejor, porque cuando me equivoco vuelve y hablamos, porque me inspira poemas, porque me ayuda a echar de menos a quienes han sido importantes, porque se va discretamente cuando llega la alegría.

Hace un buen día, una tarde cálida y fresca al mismo tiempo, demasiado cálida para un 9 de abril, demasiado fresca para ser el primer día que me pongo manga corta.

Me quedo acabando planos, luego iré a por Danacol al súper y veré el partido con mi padre.

8 comentarios:

Mía dijo...

Disfruta.
Y que las visitas de la tristeza, la nostalgia, la melancolía y el abandono, sean cada vez menos.
Me alegra saberte mejor entre letras.
Un abrazo.
Ciao.
;-P

flower dijo...

Para mí ésta es la mejor época del año, como una fusión de temperaturas cálidas, tibias y frías pero con amplia mirada al color y la luz del verano.
Cuando salgo a tender la ropa, me sorprenmdo ensimismada mirando entre tejados y escuchando el canto de los pájaros. Da igual que haya nubes o que el cielo rebose de azul: el anuncio de la alegría está impreso en el ambiente.


Me gusta leerte.

Un besico,

i dijo...

Sol, padre y letras. La felicidad de a ratitos.

Espera a la primavera, B... dijo...

Al final la tristeza es sólo una señal de alarma, como la fiebre lo es de la enfermedad.

Besos

Toni

Espera a la primavera, B... dijo...

La alegría siempre está en las flores y en los colores fuertes y estridentes... por esa razón de tres tú despiertas alegría.

Espera a la primavera, B... dijo...

La felicidad de a ratitos... qué bonita definición....

Las Espirales de Brígida dijo...

El caluroso 9 de manga corta fué mi cumpleaños.
Y te leo y no me quejo de la tristeza, ni del miedo que te leí hoy..


Que tire la primera piedra el que no se sienta triste en algún momento del día...
(aunque sea el 9 de abril, el día de un cumpleaños feliz)...
Beso
S.

Espera a la primavera, B... dijo...

Felicidades atrasadas... espero que disfrutaras.