martes, 11 de enero de 2011

Ha(blog)durías




Me prometí a mí mismo que no volvería a pensar, pero si hay algo en lo que persevero es en incumplir mis promesas. Hoy ha sido un día especialmente difícil, hoy me he enfrentado al bicho y el bicho ha ido a por el alma de quienes más quiero, de quienes más me quieren. El bicho saber dónde morderme, el bicho lo sabe todo de mí, ha probado mi sangre y se ha vuelto adicto a su sabor; si de algo estoy seguro es que cree que mi sangre le pertenece y que yo... yo sólo soy el imbécil que se empeña en ponerle las cosas difíciles.

Sin embargo lo que no sabe es que hoy he comprendido, que entre ayer y hoy he comprendido de qué estoy hecho y no me ha gustado nada. Hoy sé que estoy relleno de mantequilla por dentro, que me fundo al calor de unas palabras, que no estoy hecho para convivir entre otros seres humanos. Lo que él podría considerar como un triunfo, yo he decidido que sea su muerte, comprender es empezar a hacer, entender es empezar a vivir.

Sinceramente, no sé cómo he llegado hasta este estadio de mi vida. No sé cómo he llegado a acumular tanta tensión, tanta ponzoña, no sé cómo todo este veneno se ha ido acumulando, día tras día, y que se desborda en cuanto el bicho sacude al hombre que soy, la sombra del hombre que soy.

Si pudiera volver diez años atrás no cambiaría nada, quizá un par de decisiones, tal vez apostaría por leer más, por escribir más, por dar alas a todo eso que soy pero en lo que no creo. Si pudiera volver diez años quizá no abriría este blog de esta forma, o sí, no sé, para que tú me leyeras.

Cuando me pregunto qué clase de hombre soy no puedo dejar de preguntar si realmente soy un hombre o sigo estando en un estado de transición, dentro de una crisálida tardía de la que esperan demasiado en crecerme las alas.

La novela se detuvo el viernes y ahí se ha quedado, estancada en mis inseguridades, digiriendo la película de Iñárritu, tomando un nuevo rumbo con palabras viejas y acentos nuevos. Me quedo quieto y perplejo con demasiada frecuencia. Quiero decir que en esta incapacidad de no amar es donde encuentro mi perdición y mi desesperación. Si hay algo con lo que no puedo es con las ausencias de los seres queridos. Me mata. Me deshace como un castillo de arena, me quema como un sol del que no puedo esconderme.

Llevo mal demasiadas cosas y doy gracias por otras tantas que pudiendo parecer una desgracia acabarán siendo una gran suerte.

He apostado por la soledad cuando no sé estar solo, como aposté por ser ingeniero cuando yo siempre fui de letras. Nunca me escucho, nunca rectifico, debería quejarme a mí mismo, pedirme el libro de reclamaciones y llenarlo de arriba a abajo, no dejar ni un espacio en blanco.

Tú lo sabes, lo sabes desde hace mucho tiempo. Sabes que no podré quererte porque neceisto quererte, sabes que no tendré otra opción que creer en ti y eso te asusta. Te asustaste, confiésalo, cuando quisiste llamarme y no lo hiciste, cuando buscaste entre tus libros uno que me cambiara mi fatalidad por una brizna de optimismo.

No importa ahora. Está bien así. Está bien esta distancia, está bien que sólo pienses en mí muy de vez en cuando.

Y mientras, seguiré con estas letras, tal vez vuelva a ver la pelicula de Bardem y se me desencalle la novela. Quizá escriba con esta fuerza que me lleva como el viento llevaba la bolsa de plástico en American Beauty.

Recuerda sin embargo, que no soy aquello que escribo. Soy un hombre que no se ha acostumbrado a caminar siempre al borde del abismo y que está solo para evitar que los que se le acerquen acaben sufriendo y me dejen por imposible. Estoy solo porque no quiero hacer daño a nadie a quien quiera.

Puedes pensar que soy inasible y tendrás razón, pero piensa que si decides dar el paso y te quedas a mi lado será como vivir en un país de lobos-puercoespines. Nadie se queda a vivir en un lugar así.

Y aún no sé por qué te echo de menos.

Te juro que no lo sé.

Ya sabes que esto va por ti, aunque nada lo indique tú sabes que es así.

11 comentarios:

She Says dijo...

"será como vivir en un país de lobos-puercoespines"

A pesar de lo duro que es el concepto, esta frase es hermosísima.

Espera a la primavera, B... dijo...

Me gusta que te guste la frase. No sé hasta dónde puede llegar ese concepto, en todo caso, es lo más parecido a la realidad que conozco.

Te leo

Anónimo dijo...

Y si no fuéramos "humanos, demasiado humanos" nada de lo que aquí escribes tendría peso, sentido, razón...

Con lo cual, aprovecho para decirte algo que leyendo aprendí de Nietzsche: "La vida es un instinto de desarrollo, de supervivencia, de acumulación de fuerzas, de poder.”, recuerda poder es querer, pero si no quieres no puedes, es un "catch twenty-two".

Ama, come, reza, etc.

Saludos con dolores de estómago (porque una no es una roca, como tantas veces he creído ser, no soy y todos somos materia convertida en polvo, uno lo son de estrellas),

Amber

Espera a la primavera, B... dijo...

Polvo de estrellas, estrellas fugaces, somos humanos, demasiado humanos...

Cuídate mucho, Amber.

Un sincero abrazo

Toni

ana dijo...

Sueño o pesadilla que gustosamente hemos de repetir.
Poderosas palabras!

Besos,

Anónimo dijo...

Por cierto, me encanta esta canción... Va tanto conmigo.

Gracias por ponerla.

Saludos desde Chiapas,

Amber

Espera a la primavera, B... dijo...

Siempre tropezaremos dos veces con la misma piedra... la misma piedra, en el mismo camino equivocado.

Espera a la primavera, B... dijo...

Esa canción cantada por Nat King Cole... mmm... ¿va contigo? Entonces tú y yo deberíamos hablar... quizás.

Anónimo dijo...

Sí, quizás... Podemos hablar el año de las Calendas (las griegas). :) Va de broma.

Me puedes llamar a partir de ahora, "Srta. Quizás", en vez de Amber o meiga, como me llaman muchos otros y otras.

Espera a la primavera, B... dijo...

"Srta. Quizás" suena caprichoso, me gusta más Amber, si no te importa.

Anónimo dijo...

Yo también he apostado por la soledad... ¿Qué hacer cuando no te dan otra opción?
Yoli