lunes, 10 de enero de 2011

Estrellas fugaces


Si no escribiera no te hubiera conocido. Si un día, pronto hará tres años, no hubiese abierto esta sucursal de ese alma que creo que habita en el hombre que soy, tú no me conocerías, o tal vez sí me conocerías pero no habría despertado en ti ningún interés. Es extraño el azar.

A veces me siento viejo, tanto que juraría a quien fuese que estuve en la llanura de Gizeh cuando era un solar donde los chacales se escondían del riguros verano. A veces me siento tan viejo que diría que recuerdo que tuve una mascota dinosauria que se alimentaba de sueños. De todos estos siglos que pasaron sólo me quedas tú. Es decir, me quedarías tú si te tuviera.

Hacer el amor (o follar) convocando a una estrella fugaz sobre tu vientre. O dos. O tres... De tu piel de desierto me hice viajero, en tus ojos, cada día de un color distinto, me sumergí hasta la locura, hasta que me faltó el aire en los pulmones y me nacieron flores en la boca, flores blancas de burbujas blancas, acendiendo hacia el cielo, quedándose a vivir allí formando galaxias.

Si tu piel era desierto, tu voz era el susurro del viento. Nunca supe si las voces que empecé a escuchar dentro de mi cabeza eran todas una sola, todas me llamaban por mi nombre y te nombraban, marcaban mi destino, eran oráculo y verdugo, eran la sabiduría del templo de la sabiduría y eran caprichosas como una niña consentida, todo en uno, ángel y demonio, delincuente habitual y juez cruel y estricto, en una de esas, me perdí para siempre. Me perdí para encontrarte. Te encontré, te fuiste, me llamabas por teléfono desde una pertinaz distancia, sé que nunca te tendré del todo, si tu piel es desierto, tu cuerpo (y tu alma) se escurren entre mis dedos como arena.

Ahora sólo soy un viajero, ciego, sordo, mudo, manco, cojo, pobre, loco... Un hombre ha de estar loco, ha de vencer y vencerse, ha de ser capaz de hacer lo que los demás tildan de estupidez y hacerlo arriesgando la vida como si de ello dependiera no sólo él sino toda su estirpe. Un hombre ha de ser valiente en lo que cree, un hombre ha de ser el hombre más estúpido que puedan creer que es y el mejor compañero de sí mismo que pueda soñar tener. Yo, soy viajero de ti y por ti, aunque no te lo creas, aunque se borren mis huellas sobre tu piel, aun cuando las estrellas fugaces ya no surquen tu vientre... después de ti, me quedará errar por el mundo o buscar la muerte en el mostrador de una farmacia, dicen que si pones atención oyes como si las olas del mar se ralentizaran, es como si el mundo se durmiera, se detuviera el viento...

Sé que hoy en día es una estupidez creer en el alguien sin embargo yo creo en ti. Creo en ti aun cuando no te salgan los planes, aunque no pueda tenerte, aunque tengas hijos con otro, aunque te des cuenta de que somos agua y arena, fuego y madera, aunque dios se beba el universo como quien se termina una copa y sólo deje un redondel sobre el mármol del tiempo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso es creer. Un beso

Anónimo dijo...

Y supongo que a ella le viste la luz, y te sigue a ti... delimitando tus fronteras cual el mejor acuerdo de paz perpetua. Te acaricia. Y se mueren de dulce lujuria tus tímidos dedos. 

Y la observas pausadamente y con mucho cariño desde cualquier espacio mientras ella se viste de destellos. La luz se refleja en sus rincones y sus ojos sonríen sólo para ti.
Y entonces..., entonces te rindes.

Y ella adivina ése tu pensamiento
de querer ser sombra y mirar sin ser visto, quieres ver como nada entre la luz que se escapa para verte. Entre el agua que se te escurre entre los dedos y la arena del reloj que no cesa.

Afortunada la damisela que hace que tu corazón crea así de profundamente.Y afortunada porque te tiene. ¡Ya me gustaría a mí que alguien me dijera ni la mitad de lo que aquí pones!

¡Precioso tu post!

Espera a la primavera, B... dijo...

Li, creer sólo merece la pena cuando te has sentido decepcionado muchas veces antes. Creer puede ser un acto de ingenuidad o un el mayor acto de consciencia que nunca tendrás, todo depende de hasta donde y hasta cuando. Y cuánto.

... y cómo.

Espera a la primavera, B... dijo...

A veces me pregunto si ella lo sabrá algún día. Si una mañana se levantará, se mirará en el espejo del cuarto de baño y verá lo que yo veo (veía)... me pregunto si pensará en mí y si en ese momento yo sabré que está pensando en mí, y si esa gran luz blanca de la que hablas iluminará las habitaciones hasta que parezca que la luz sale de las paredes, si se dirá que merezco la pena no sólo por lo que escribo sino por lo que soy (por lo que puedo llegar a ser)...

Y puede que después de pensarlo se diga que las cosas están bien así, o puede que piense que de verdad, no merece la pena, ...yo nunca me daré por vencido.

Hoy escribiste un post maravilloso, un post que desprendía luz.

Siempre habrá alguien que te escriba no la mitad, sino el doble de lo que escribí ayer en este blog para alguien que no sé si sabrá reconocerse.

Hace frío en Barcelona. Disfruta de la calidez de "tu" México

Iris Valentina dijo...

Solo algunos:
sumergí
estirpe
ralentizaran

Espera a la primavera, B... dijo...

gracias Iris