domingo, 16 de noviembre de 2008

A la conquista del corazón



Hace tiempo que no escribo nada de la novela. No escribo porque el bicho se ha ido durmiendo hasta dejarme en paz y eso me ha dejado en un estado de letargo. Echo de menos al bicho, pelear contra él me llenaba de vida. Resulta curioso pero cuanto más me golpeaba contra él, más sentido tenía todo. Ahora que se ha ido no puedo escribir. Ahora que se ha ido me falta la voz que le hacía frente, la voz que le mantenía a raya.
Al mismo tiempo que se fue el bicho se fueron yendo, también, las personas que me fueron acompañando todos estos años. Unos emigraron, otros encontraron a esa persona especial que hace que los amigos dejen de tener ese sabor cotidiano, he dejado de creer en que el hombre es un ser valiente por naturaleza porque me han empujado al vacío mientras se quedaban temblando detrás de las piedras diciéndose a sí mismos que no me empujaron, que salté yo solo. Creo que todavía conservan la esperanza de que sepa volar, vuelva a donde están ellos y les diga que no importa que quisieran hacerme daño. Cada vez soporto menos a los cobardes. No soporto a los que se esconden. Puedo tolerar a quien es malvado pero nunca a quien me dice estar a mi lado y luego, cuando llega el lobo del norte, se esconde y me deja solo.
Solo. Prefiero morir a esconderme. Morir, moriré un día u otro, pero ante todo espero poder mirar atrás y no arrepentirme de nada, no porque haya habido instantes en que creyera que debía hacer otra cosa, sino porque haya llegado a la conclusión de que lo hice lo mejor que pude con los conocimientos que tuve en cada momento. Con los conocimientos y con el corazón; de que no defraudé a quienes me importaron, de que no me defraudé a mí mismo a cambio de sentirme amado. He amado y me he sentido amado durante escasos momentos en mi vida, islas en un mar agitado a las que siempre llegué para quedarme y sólo fueron de paso. Envidio a esos ancianos que llevan juntos desde la adolescencia y todavía ves que se quieren. Me pregunto si alguna vez tuve la oportunidad de encontrar algo así. Aun en esas, ahora no me cambiararía por ellos, está bien tener tus propios héroes pero es mejor no querer ser ellos. Si lo haces, olvidas quién eres y qué has hecho hasta que has llegado aquí. No me cambio por nadie. No me siento especialmente orgulloso de en lo que me he convertido pero es lo que soy, no cuento con mucho más.
Sé que no soy ni la sombra del hombre que fui hace apenas unos años, que he perdido mucho en cada adiós que he tenido que soportar. En cada despedida he visto irse sueños antiguos y queridos, he visto temblar de miedo y huir, he visto que no soy tan fuerte como creía. Curiosamente, creo que ver que no soy tan fuerte me hace más fuerte pero de otra forma.
Ahora voy a abrirme camino, siento que ha llegado la hora de salir ahí afuera y plantarle cara al gran lobo del norte. Me llevo mis libros y mi corazón que despierta, de nuevo, a la vida.

Bicho, despierta! ¿Has oído? Ha llegado la mañana del gran día. Ha llegado el gran Horizonte. Caminaremos a través de la fría niebla. Vamos, despierta. Despierta conmigo, nos vamos a la conquista del mundo.

3 comentarios:

* Sine Die * dijo...

...a la conquista del mundo...

Pinta bien! :)

Vivo con Hades a tiempo parcial dijo...

¿Por qué quedarnos en el mundo si existe el universo?. Pensar en límites es limitar el pensamiento. Bichos, bichos, muchos bichos, bichos por todas las partes. Si el bicho se le busca debajo de todas las piedras, las reales y las ficticias, olisqueando el suelo, el cielo, el mar... olisquea, busca, con nariz de Setter, busca y hallarás. Y cuando esté ante ti, le dices hola.

Tonta dijo...

AY!!!Acabo de encontrarte y de sentirme identificada con cada palabra.
Por eso, sólo quiero agradecerte cada post y eso sí, mañana iré desgranando uno a uno en tu blog.
Qué tanto habrás contado, mi querido Piscis?
Mañana lo descubriré :)