viernes, 28 de agosto de 2020

Todo irá bien




Creo que hubiera dado lo que sea por saber escribir. Lo que fuera. No esta sarta de frases inconexas y sin sentido. Me hubiera gustado poder armar frases largas, llenas de comas y matices, de deseos y esperanzas, de pensamientos y sentimientos sinceros. Me hubiera gustado poder haber llegado más cerca de ti de lo que lo he hecho, que te sintieras, al leerme, como en casa. Como un gato frente a una estufa, como estar debajo de una manta en un invierno especialmente duro.

Me hubiera gustado escribir como canta Teddy Swims, que deja siempre algo en el aire cuando acaba una frase, porque creo que se trata de eso: de dejar algo tras cada acto que se hace, ganar o perder no importa tanto si al final alguien puede decir que le conmoviste, aunque sea sólo un poco.

Hace tiempo que no tengo la intención de interactuar con nadie. Me he vuelto jodidamente huraño y no suelo promover el contacto con nadie. En ese sentido, la pandemia me ha venido bien. Vivo en mi Matrix y nadie me molesta demasiado. La familia cercana y mis gatos son los únicos a los que soy asiduo. Aunque tendría que decir que, en realidad, es al revés, que son ellos los que tratan.

Eso y los whatsapps

El resto es un dejar que pase el tiempo. No sé hacia dónde.

Los inversores entraron hace días, pero las cosas, de momento siguen igual. Vivo esperando el tsunami que viene, creo que este año lo va a cambiar todo y no precisamente para bien. 

La semana que viene hará un año que mi padre se fue. Cada día que pasa me acuerdo más de él, en que se fue pensando que no me vio triunfar y quizá con la idea de que nunca lo haré. Me acuerdo del hospital y de que pudimos estar con él. 

Pero no puedo pensar en casi nada más.

Y en que no pude darle nada de lo que estar orgulloso.


 

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