martes, 25 de agosto de 2020

En algún lugar entre nosotros



Sabíamos que esto iba a pasar, pero la verdad es que no me imaginaba que fuera a ocurrir tan pronto. 

Mientras el mundo se vuelve loco, a mí me parece que todo cobra más sentido, que siempre pensé que somos hojas al viento, plancton flotando en la superficie de un océano al que dan vida corrientes invisibles.

Salimos en los periódicos. El éxito en los tiempos del Covid. Nos llaman de todas partes, creamos tendencias, pero dentro de mí sólo pienso que son los últimos estertores, que vamos de cabeza a un invierno sin piedad que durará años. Oniria suele decir que me gusta ser dramático, que eso es lo que menos le gusta de mí, que siempre espero lo peor en todas las circunstancias. 

Dice que es miedo y que el miedo no lleva a ninguna parte.

Pero el miedo vende, asegura. Nada como ir por delante del miedo cuando quieres hacer dinero (ella lo llama armar un proyecto), cuando tienes a millones de personas buscando a un fantasma que está en todas partes.

Es casi perfecto, un enemigo invisible que puede atacar en cualquier parte. Todas las armas son pocas y necesarias.

No sé si estoy de acuerdo con eso. Es verdad que me había cansado de ser pobre y ahora todo es diferente, no sé si voy a poder acostumbrarme a esto, levantarte por la mañana y no tener esa sensación de ahogo, pero al mismo tiempo de tener una oportunidad única por delante. 

Confieso que me da vértigo, que no me imaginaba las cosas así. Siempre pensé que en cuanto llegara esta etapa de mi vida estaría solo, que no dependería de nadie ni de nada. Y añoro eso: el soñarme en un futuro siendo otro, pero al mismo tiempo siendo yo.

Pero no es así. 

Ahora soy otro, y no me siento cómodo aún. 

Aunque me guste escribirte, lo has notado ya, ya no es el mismo el que lo hace.

Si no otro que es incapaz de imaginar que piensas alguna vez en mí.

 

No hay comentarios: