viernes, 14 de agosto de 2020

Seremos como esas estrellas fugaces


No quedará nada.

Quizá la purpurina con la que los cometas siembran de elfos y hadas los bosques que se entrometen en sus trayectorias. 

A veces es mejor no empezar nada.

O empezarlo todo, sin que quede nada de lo anterior.

¿Por qué he querido ser tantas cosas al mismo tiempo?

¿Qué planetas habrán confundido a sea lo que sea que vive dentro de este cuerpo?

Sólo sé que cuando hago algo quiero estar haciendo otra cosa.

Que cuando estoy con otra persona, en realidad es contigo con quien quiero estar.

Y el miedo que llena mi vida es que me pase eso mismo contigo.

O que no me pase y sea a ti a quien le sobre yo.

A veces me gustaría empezar de cero, en otro cuerpo, en otra vida, olvidar que me olvidarás y crecer en otro lugar, en otra familia, no saber que he existido aquí y no me atreví a querer ser el hombre que lo apostó todo a quererte, como el que juega a la ruleta.

Quizá vinimos a eso.

A no dejar escapar nada, a trascender las rutinas, a tomar decisiones, en ser los primeros en pisar Marte, a encontrar lo esencial y no dejarlo escapar, o apostarlo todo a atarlo a una cuerda y dejarlo volar como a una cometa asumiendo que algún día se irá lejos.

Sabemos que tarde o temprano desapareceré sin dejar huella, que si aún no ha ocurrido es por que me siento apegado a los que me rodean.

Sólo estoy buscando la excusa o el momento.

Que un rayo me rompa o que el polvo de estrellas me duerma.

Seguiremos siendo algo así como un paréntesis en todo esto. Un día dejarás de leerme y lo sabrás. 

Y no ocurrirá nada.

Todos los que me conocen sabrán que era cuestión de tiempo.

Y pensarán que viví una vida que no era la mía.

Supongo que tendrán razón, pero ¿quién la vive?

No nos da tiempo. Somos como esas estrellas fugaces que duran un instante y se pierden para siempre las haya visto alguien o no.

Sin que nadie pueda hacer nada.

Sólo observar cómo se enciende y se apaga.

 

2 comentarios:

g dijo...

No quedará nada. Nada de nada. Dudo incluso que espacio y tiempo sigan, como hasta ahora, a lo suyo y poco más. A lo mejor se lo piensan mejor cuando ya no quede nada sobre lo que incidir. Pero, para entonces, nada será ya polvo de estrellas y, lo peor: a nadie importará.

Espera a la primavera, B... dijo...

Nada importa lo suficiente.

Si algo importara de verdad no podría pararse. Por eso vamos a la deriva.

Averiados.

A merced de lo que tenga que pasar.

Gracias por pasarte.

Besos