lunes, 26 de abril de 2010

Teléfono


Suena el teléfono. Una cifra indecente de números me indica que me llaman desde muy lejos. Si es de tan lejos sólo pueden ser dos personas. Apuesto. Apuesto y pierdo. No me importa, no pienso pagarme, además, deseaba perder.

"Hola" me dice en un tono neutro. Sólo ella es capaz de llamar después de cinco años y de despedirse con un "luego te llamo" y conseguir que me alegre de escucharla. "Hola, M" le digo. Se hace el silencio, quizá se arrepienta de haberme llamado. "Temí que te hubieras cambiado el número" me dice.

Podría decirle que lo conservo por ella, que incluso después del acoso de mis acredores seguí teniéndolo por si llegaba esta llamada. La temida y tan esperada llamada. "Soy un animal de costumbres fijas" le miento "el mismo lugar, los mismos amigos, la misma novela sin acabar, el mismo número de teléfono. Ya sabes" todo lo contrario que tú, estoy a punto de decir. He imaginado esta conversación como el que sueña que le toca la lotería y hace planes de en qué se lo va a gastar. He soñado con su voz, con el lugar desde donde me llamaría, si estaría en Barcelona y nos veríamos, he imaginado todas las posibilidades. Todas.

"Me he casado" me dice en el mismo tono neutro. Y yo caigo en la cuenta de que entre todas esas posibilidades no había tenido en cuenta ésta. Aturdido le pregunto "¿con John?". "No" responde. "¿Desde dónde llamas?" sin saber ni que estoy diciendo. Silencio. "Bucaré el prefijo luego, no importa". "China" dice por fin. "¿Te has casado con un chino?" estoy a punto de preguntar pero no lo hago. "Philip es de padre inglés y madre china" me dice como si me leyera el pensamiento. Como hace años, cuando sí podía leerme el pensamiento. Y yo a ella. "Nos casamos en noviembre, en Shangai" pronuncia Sanjai y en esa j sé que la he perdido para siempre. "Me alegro de veras, M. Menuda noticia. ¿Por qué no me avisaste antes? Te hubiera hecho, os hubiera hecho, un regalo". Se encoje de hombros al otro lado del teléfono. Lo sé porque siempre se comunicó con un lenguaje gestual que no comprendía que al otro lado del teléfono alguien no pudiera verlo. "No sé. Supuse que no te alegrarías".

Hablamos. Hablamos un rato. Yo tratando de hacerle entender algo que ambos sabíamos que no era cierto y es que me alegraba, ella tratando de enterrar con esta llamada una parte de su pasado, una época, a la chica que fue. Le digo que le irá bien. Ella me dice que tendré suerte. Nos despedimos con un adiós mutuo, uno de esos adioses que llevan incluído un "si voy por Barcelona no te llamaré". Cuelga. Cuelgo.

Podría haber acabado aquí, podría no haber escrito esta reflexión que, probablemente, sobre. La decadencia debe ser esto: tratar de expresar lo que hace mucho tiempo que has perdido y no te has dado cuenta hasta ahora. Llevo una mala racha, años y meses de mala suerte, no lo voy a negar. También sé que la mala suerte es más bien producto de dejar de buscar la buena suerte que del azar. Saco fotografías antiguas y van aparaciendo otras más nuevas mezclándose unas con otras, me pongo nostálgico. La nostalgia es un sentimiento inútil que se asocia a lo que has querido, la nostalgia sustituye al objeto querido y al sentirla creemos que podemos estar en posesión, de nuevo, de él.

Te llamo por teléfono. No me lo coges. Cojo el libro de Concha y por fin soy capaz de leer. Creo que la llamada de M. me ha dejado calma, una inexplicable y peligrosa calma y en cierta forma, me alegra. M, en China y yo entre estas cuatro paredes. Todo en su sitio. Quizá sí sea un animal de costumbres. Un animal que quizá esté empezar a salir de su letargo.

6 comentarios:

Rizar el rizo dijo...

Podría ser el principio de no se qué... Me he entusiasmado mucho con la llamada. Supongo que M es esa persona por la que morirías, y si así ha sido desde el comienzo de tu blog, creo que ya es hora de vivir por ti

Gata dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Gata dijo...

Hola (los colibríes hablan ¿lo sabías?:) Pues te venía yo con ánimo pirata para decirte que cuando has pasado por la terraza al lado del parque, al lado del cementerio de canillejas jeje y estaba yo ahí, batiendo venga que te bate las alas al lado de una jarra de cerveza, para lograr mantenerla bien fría para ti, y tu nada q no has aparecido ;) siempre volando por ahí,se "esque"...y te he leído y te he sentido raro, como si pensaras que todo el mundo tiene una vida y tu no, y he venido a decirte que sé como te sientes ¿por qué será tan raro siempre todo, Toni? Espero que pronto, muy pronto todo lo bueno que te mereces se derrame a tus pies a tu paso (ya sé que te lo digo siempre en plan mantra, pero es que así se cumple antes ;)) y yo que lo vea y tu y yo que brindemos con un chupito de ron. Me encantaria tomar contigo algo un día, que me miraras a los ojos y me dijeras "ya está. Ha ocurrido. Todo es como siempre desee" Ojala sea pronto.
Un besote guapo
G

Espera a la primavera, B... dijo...

M es un personaje, Rizzo. Los personajes tienen la facultad de aparecer y esfumarse; de volver, de morir, de resucitar.

Espera a la primavera, B... dijo...

Gracias Gema por tus deseos de que me vaya bien. Si de algo estoy seguro es que soy un superviviente. Si hay otra cosa que también creo es que sobrevivir no basta. Hay que salir al mundo, hay que comerse el mundo, pero no tragándoselo, sino a pequeños mordisquitos, supongo que eso, el placer de vivir, es lo que echo de menos. Eso y la confianza de que todo saldrá bien, de que todo irá a mejor. No veo, por ahora, el final del túnel. Demasiadas cosas, demasiados abandonos, demasiados y lentos días.

Un beso colibrí para tí

Rizar el rizo dijo...

Y por qué no puede caber la posibilidad de que tú también seas un personaje. Quién sabe, es la magia del blog