miércoles, 14 de abril de 2010

La larga noche


Nunca debí salir de aquí, del color negro. A veces creo que todo puede cambiar pero entonces recuerdo por qué Bandini y por qué el color negro. Entonces... entonces todo vuelve a su sitio y yo me siento mucho más tranquilo, las cosas en su sitio y yo de nuevo en el mismo infierno. Pocas cosas cambian aunque parezca que pueden hacerlo. A veces, lo peor es tener esperanza. Esperanza de que ella regrese, esperanza de que un buen día ya no necesitaré el dulce sopor de unos cuantos tragos, esperanza de que yo en realidad no seas yo, sino ese tipo mejor que yo, que creo ser.


Todos los días lucho y venzo al mismo ejército de demonios, unos demonios que saben que han ganado desde el momento que acepté su existencia. Ellos saben cómo hacerme caer al mismo pozo sin fondo y saben cúando. Luchar contra ellos me hace fuerte y al mismo tiempo me da una falsa seguridad que sé que será fatal para mí. Sé que el primer día que crea que los he vencido será ya demasiado tarde y no habrá remedio. Tal vez por eso esté empezando a vivir cada día como si fuera el último, no hago planes más allá de esta tarde, quizá cuando me leas ya sea otro el que escriba aquí, no yo.


Podría decir que nunca tuve esperanzas pero no estaría siendo sincero. Esta vez sí, esta vez estuve a punto de creer que mi suerte había cambiado pero también era un espejismo. Dice Khrisnamurti que en el amor de verdad no se espera nada a cambio, que es como cuando vas por un camino y ves una piedra afilada por donde sabes que van a pasar gente descalza: simplemente la apartas. Eso es un acto de amor. Yo siempre espero algo a cambio. Algo que no sé muy bien qué es. Todos esperamos algo a cambio. Eso que Khrisnamurti llamaba amor es para las piedras.


Ahora que todo vuelve a ser negro sé que ya no tendré más visitas pero no puedo dejar de pensar en negro, en volver a ser aquel personaje que moriría por ella; quizá porque ahora sí moriría por ella, en un futuro hipotético, en un lugar y un tiempo en donde no caben otras manos que no sean con las que arrancarle la ropa.


Bienvenidos de nuevo a una larga noche.

11 comentarios:

Rizar el rizo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rizar el rizo dijo...

Me alegro mucho de ser el primer comentario en esta explosiva entrada. Una vuelta al negro, con todo lo que se le pueda venir a uno a la cabeza sobre el color negro. Curiosamente hace ya un tiempo escribí sobre el color negro y comenté lo que me parecía, en esos momentos tenía el color negro en el blog, y me dio por hacer remodelación y lo puse de color amarillo, verde y rojo. La cosa es que hace poco volví a cambiar colores, y no me pude resistir a volver a poner el negro, es un color que siempre me ha gustado y me ha parecido como muy místico. Ahora que acabo de leer tu entrada mi gusto por el negro se refuerza porque sé que hay alguien que se siente "bien" en el negro o por lo menos con más paz. Por cierto, que resignación más profunda al decir que los demonios sabían desde el principio quién se iba a proclamar vencedor y que sutileza con lo de "bienvenido a una larga noche"

Me ha fascinado

Espera a la primavera, B... dijo...

Los demonios, Rizzo, son más viejos, más inteligentes, más perversos; pero su gran ventaja... es que viven dentro de nosotros.

(Y viven por y para nosotros)

Gata dijo...

Toni, te lo mereces y llegará. Sé que algún día llegará todo aquello que en realidad necesitas.
A mi me gusta más esta cita de Tagore:
"El amor es una celda. Pero con sus puertas abiertas".
Te dejo un poquito de gris para cuando te haga falta.

Un beso

Olga Taravilla dijo...

Esperas algo a cambio y aún así, regalas gratuitamente palabras y pensamientos, escritas sobre fondo blanco o fondo negro, poco importa el fondo. Si escribes sobre fondo negro, las palabras son blancas, si escribes sobre fondo blanco, las palabras son negras. En realidad siempre, en cada momento, están presentes los dos colores, como en todos nosotros.

Espera a la primavera, B... dijo...

Ay, gata, cuánta sabiduría en los aforismos de Tagore... Gracias por los grises.

Espera a la primavera, B... dijo...

Sí, Olga, todos vivimos en el trayecto entre dos puntos demasiado alejados uno del otro. Todos estamos condenados a confeccionar nuestro propio mapa.
Creo que lo único importante es ser honesto con uno mismo para evitar las trampas (ser sincero con uno mismo es ser sincero con los demás).

Olga Taravilla dijo...

No sé.. yo no vivo como una condena confeccionar mi propio mapa, es, en todo caso, una responsabilidad que quiero asumir. Es un juego, entre el blanco y el negro, entre el que contiene todos los colores y el que es negación de ellos….pero, la negación necesita de la afirmación para ser en sí.

Espera a la primavera, B... dijo...

Gracias por la idea de que confeccionar nuestro propio mapa no es una condena sino una responsabilidad. Ni te imaginas el bien que me ha hecho esa afirmación.

Cerezos en flor para ti.

Olga Taravilla dijo...

Muchas gracias por los cerezos, sobre todo en flor.. sueño con el día de poder viajar a Extremadura para verlos..

Espera a la primavera, B... dijo...

Todo sueño es posible