miércoles, 27 de agosto de 2008

Dos mundos


Hace días que no sé nada de ella. Creo que ha decidido que es mejor así. Es mejor olvidarme poco a poco, dejar que el tiempo abarque distancias, que no hayan más lunes por la mañana ni miércoles por la tarde. Sí, es mejor así. Siempre es mejor así. Podría decir que extraño su voz pero sé que a veces entra de puntillas y me lee. Extraño cosas. Mi vida está vacía de tanto añorar momentos y personas. A veces pienso que la vida es un contínuo adiós en el que uno ha puesto demasiado empeño y que acaba cortando como la hoja de un cuchillo lo que va quedando del día. Quizá por eso escribo de noche con las migajas de lo que pudo haber sido.
Reconozco que pongo nada de mi parte. Siempre tuve la certeza de que soy un animal dañino para el resto, como un tejón rabioso, como un topo en un huerto. Supongo que me he vuelto huraño y pienso que así es mejor. Así no lastimo durante demasiado tiempo a nadie.
A veces me pregunto qué clase de tipo soy y casi nunca llego a responderme. Necesito la referencia de alguien externo a mí que me diga esto o aquello. Entonces creo me hago una idea de quien soy. Pero yo, la verdad, soy incapaz de responderme quién o qué soy. Y eso me angustia, eso hace que me frene, me intimida.
Hoy tengo la sensación de haber cerrado un ciclo. Creo que he abierto una puerta al cerrar otra. Creo que soy más yo y al mismo tiempo soy mucho menos yo. Dos mundos en uno. Hoy me he dado cuenta de lo fuerte y de lo vulnerable que soy. Hoy me he dado cuenta de que estoy solo frente a un mundo que cambia constantemente. No sé hacia dónde voy pero sé que emplearé todo lo que soy en el camino. Estoy muerto de miedo y terriblemente excitado por la oportunidad que tengo delante de mí.
Hoy sé que voy a vivir sabiendo que tarde o temprano moriré. A veces he pensado que voy a vivir para siempre y eternamente joven. Creer que vas a vivir siempre es, probablemente, el más atroz de los suicidios. Apuesto por la vida... y te echo de menos.

No hay comentarios: