viernes, 11 de abril de 2014

No te me acabes nunca.


Sabes que yo sí volvería a buscarte, que me dejaría arrastrar por tu voz hasta el mismo infierno. No en vano a ti y a mí no nos unió cupido sino el diablo y ambos sabemos que yo me quedé con él a cambio de que te dejara marchar. Podría decir que no tuve otra opción que esa, pero mentiría. Tuve más opciones, pero todas pasaban por que tú también permanecieras atrapada.

No sé qué estarás haciendo ahora, ni en qué lugar del mundo estarán dejando huellas de delicados pies de bailarina. A veces, en algunas noches como ésta, me importa demasiado incluso para alguien tan resignado como yo. A mí sólo me queda poder volar cometas de palabras desde este blog que se repite una y otra vez y que pronto tendrá tanta oscuridad que no dejará pasar esa luz que alguna vez se adivinó al final del túnel.

Sé que he convertido mi vida en una infértil colección de despedidas, y sé también que en cada adiós voy perdiendo un poco más de lo que estaba destinado a ser, y no es que me conforme con ello, a decir verdad vivo todos los días como si fuesen el último de la condena, pero se me está haciendo muy larga.

 No sé si el destino se puede cambiar y si ese cambio puede suponer una vida distinta a la que uno iba a tener; si es así supongo que aún puedo permitirme tener alguna esperanza, si no es así, quizá sea porque el diablo siempre gana.

Pero a veces, sólo a veces, ganar es perder y viceversa. Yo sé que perdiendo yo ganaste tú; y que lo contrario hubiera supuesto perder los dos.

Supongo que querer a alguien es un poco eso: dejar que el otro, si tiene alas, vuele aunque sea lejos.

Me pregunto si alguna vez miraste hacia atrás al hacerlo.






4 comentarios:

Anónimo dijo...

...Y si ella hizo algo para que no fueses ahi? Para que no fueses tu el que perdiera?
Abrazos

Espera a la primavera, B... dijo...

Yo ya había perdido, se trataba de no arrastrarla en mi caída.

Anónimo dijo...

La primavera te ha puesto melancólico...deberías estar por estos mares y selvas tan llenos de sol, de verdes, de olas.
Te ponen de buenas todo el tiempo...

Besos Toni. Y abrazos.

S.

Espera a la primavera, B... dijo...

Nada me haría más feliz que esos mares y selvas que me evocan a ti, a tu selva verde esmeralda y tu océano bravío, pero sobre todo a lo que me contabas, y a lo que te leía.

Soy más de esa tierra que evocas que de muchos lugares en los que he estado.

Sé que no me moriré sin pisarla.

Un fuerte abrazo