viernes, 16 de diciembre de 2011

La centrifugadora


Me pregunto si el invierno traerá las sorpresas que me prometiste y, aunque sé la respuesta, no puedo dejar de pensar que quizá, en algún lugar sigan coexistiendo la magia y la audacia, y me entra la esperanza de que acabe por darse las circunstancias adecuadas, que se generen de una vez por todas, las condiciones que me lleven hasta donde debo y quiero estar. He de decir que estas navidades se presentan extrañas. Puedo tener la oportunidad de vender el piso y puedo cerrar un contrato que acabe con mi precariedad y no tener que venderlo. Creo que la decisión ya está tomada pero me inquieta creer que todo puede cambiar en pocos días, me he ido acostumbrando a una esperanza-frustración-esperanza continua, a navegar en mares de olas de diez metros hasta el punto en que casi se ha vuelto algo normal. Sigo escribiendo post patrocinados por el insomnio, me enfado con el mundo y el mundo se acaba enfadando conmigo.

Casi no salgo de casa, sólo para recados relacionados con bancos o piezas de la máquina. Ya no voy a ninguna parte, no le cuento casi nada a nadie, a veces veo alguna serie de televisión, apenas leo y no escribo. Estoy en una especie de hibernación consciente. A veces tengo esperanza y otras mis gatos me roban el calor de la estufa con la que me caliento los pies. Diría que vivo en una incómoda cueva, en una cómoda cárcel donde el tercer grado me molesta por el frío de la calle.

Sé que hace tiempo que este blog dejó de interesarle a alguien, que afuera la gente evoluciona, toma decisiones, se montan en el vehículo del destino y se van hacia alguna parte, cualquier parte, la mejor de las opciones. Y yo me he quedado aquí, en este bucle de moriría por ella, delante de esta mesa, luchando contra gigantes que sólo son molinos que con sólo rodearlos eliminaría sus peligros.

Pero dice la gente, "con lo que tú eras" y callo y sonrío, y bajo las escaleras hasta llegar a alguna parte que es en realidad ninguna parte, que sólo saludo cuando me saludan, que me llaman del banco y me preguntan, que vivo con lo puesto desde que quise ser algo que no soy ni nunca he sido.

Es cierto que a ras de suelo se ven las cosas de otro modo, los tobillos antes ignorados yo los encuentro hermosos. He desarrollado un instinto fiero, no soy capaz de no morder a quienes quieren hacer negocios con mis sueños, muerdo piernas y manos, me he convertido en algo que muerde, unas tenazas, un gato tras un ovillo, un león asesino. Me alejo de quien quiero, soy una mala compañía, debo de serlo cuando he llegado a esto.

Creo que cuando se me partió el corazón se derramó todo lo que contenía. Claro, yo contaba con que estaba lleno pero no es así. "Con lo que tú eras, ya no esperas primaveras" me dice este invierno. Construyo el prototipo a ratos, espero equipos que han de llegar, me pierdo entre algunas dudas que me surgen. Mi casa es un laboratorio con balanzas, agitadores, vasos de precipitados, phímetros, transformadores, cables, blocs de notas, presupuestos sin aceptar y aceptados, me dedico a construir un sueño, dentro de una caja de plástico, agua... es todo tan extraño... esta precariedad, esta desilusión, esta ilusión, este querer tener un futuro sin un presente, tanta desconfianza, tanto orgullo herido, tan inconsistente, este hombre partido y pegado con cinta aislante. ¿Quién me mandaría a mí jugar con con un cartucho de dinamita y un mechero?

2 comentarios:

Emy dijo...

te leo... no es cierto que este blog no le interesa a nadie, no te dejes llevar por la melancolia y por la desgana, se de lo que hablo porque me pasa lo mismo y cada dia tengo que recordarme que estoy aqui y que no puedo evaporarme como muchas veces me gustaria, sobre todo al estar con gente con la que no tengo nada en común pero que por circunstancias de la vida tengo que aguantar... aunque no me interese nada de lo que hablan y me traslade a mi mundo mientras ellos cuentan sus cosas cuando en realidad quisiera estar en otra parte y con otra persona.. bueno, ánimo con tu proyecto y no te rindas.
Me encantan los gatos.. a veces pienso si no estoy loca cuando los alimento en plena calle... que piensen lo que quieran, no me importa.

Espera a la primavera, B... dijo...

Las circunstancias de la vida... a veces ocurre que las cosas van como van, ¿cuántas personas habrá que hacen realmente lo que quieren?

Gracias por comentar, Emy.

De corazón.