viernes, 25 de noviembre de 2011

Otro mar



Si escuchas atentamente puedes oír el rumor del mar, no el de las olas que rompen en la playa; puedes oír el rumor de viento sobre su superficie cuando hay temporal. No puedes entender su lengua ni comprender qué o quién la habla, sólo puedes entender la voz traducida de miles de voces... pero ya no es el nuestro; es otro mar.

Te conocí mientras aún navegaba por ese otro mar, tenías la sonrisa de Audrey Hepburn cuando acaba de cantar Moon river en Breakfast at Tifanny´s y ve al alter ego de Capote asomado por la ventana del piso de arriba a través de la escalera de incendios. Y lo recuerdo perfectamente aunque no estuviera allí.

Ahora las cosas han cambiado. Aquel otro mar es ahora otro distinto, uno que susurra otra lengua u otro dialecto. Pero te llevo dentro, es algo que no puedo explicar, te llevo dentro como si de alguna forma mi cuerpo hubiera absorbido algo que desprendías.

Es tarde. El insomnio se ha convertido en algo previsible. Dentro de cuatro minutos caeré en un sopor que me llevará a dormirme. Ya no puedo recordarte pero mi cuerpo aún está enganchado a esa sustancia hecha de ti que corre por sus venas. Tú también me has olvidado. Es lo que tiene el tiempo, que rellena los huecos con más y más historias.

Hoy he estado a punto de tener un accidente de tráfico. Después me ha entrado un no se qué en las piernas que no tenía fuerzas para apretar los pedales y he tenido que parar a un lado. Me he llevado un buen susto. No he pensado en nada, pero luego, cuando he llegado a casa me he dado cuenta de que era el camino que llevaba hasta tu casa. Igual he pasado por esa carretera apenas dos veces en el último año. Antes la recorría todos los días. Pasaba por casualidad, hubiera sido una crueldad del destino que me hubiera quedado a trescientos metros de donde vivías... a setenta kilómentros de donde vivo.

Ahora ya no importa.

En realidad nada importan nada. Pero he pensado en ti y en lo que no fuimos y he pensado que el tiempo sigue siendo un gran traidor, que la vida es una gran hija de puta.

4 comentarios:

hécuba dijo...

Ayer yo tuve un accidente. Todos los involucrados en el accidente tienen algo, aunque nada realmente grave: un hueso roto, las cervicales mal, el coche megaabollado. Curiosamente yo no, ni mi coche. Claro que a mí me dieron de refilón, pero me llevé susto, sobre todo porque cuando estaba allí con la poli y la ambulacia y toda la parafernalia pasaron Gorka y Paula en autobús y lo vieron. Les llamé para que supieran que no me había pasado nada. Pero les afectó, especialmente a Gorka. Creo que te caería bien. Es muy sensible y tiene una risa muy bonita y contagiosa.

Un besito, toni. Ciertamente es una pena no vivir más pegados. Yo también creo que seríamos buenos amigos, amigos de muro y regaliz.

Espera a la primavera, B... dijo...

Me caen bien Gorka y Paula. Siempre he pensado que son muy sensibles, y que tienen suerte de tenerte a ti... y tú a ellos.

Curioso lo de tu accidente y lo de mi casi. Al final sí vamos a estar conectados de alguna forma. Suerte que no te pasó nada. Me alegro por ello. Hoy beberé sidra para celebrar que no te pasó nada.

A veces hay que celebrar que no pasaron cosas.

Amigos de muro y de regaliz... qué bien suena.

Besos

Toni

Nada más importa dijo...

Por lo que leo, tu casi accidente puede haberte devuelto a tu casa o su casa, como quieras llamarla, pero hagas lo que hagas, ese mar, ya es de otro, no de ustedes ni tuyo.

Me siento de la misma forma.
Con un imsomnio tan traidor que siempre logra que escriba lo que siento, aunque, durante todo el día, trate de evitar sentir todo eso.

Un beso grande

Espera a la primavera, B... dijo...

El insomnio es la gran otra forma de no vivir, no poder dormir es una condena.

Sigue siendo mi mar, pero ya no me importa. Todo pierde fuerza cuando a uno de los dos deja de importarle.