viernes, 18 de noviembre de 2011

Déjame dormir


Soñé contigo. Hace dos días. Desde entonces no puedo sacarte de la cabeza, y eso que lo he probado hasta con un sacacorchos. He intentado encontrar todo lo malo, meterlo a presión en una bolsa de té y hacerme una infusión con ello. Es una mierda querer y que no te quieran. Lo dulce sabe amargo, uno se acostumbra a un sabor áspero y cuando, al cabo del tiempo lo vuelve a probar la boca se inunda de nostalgia con toques de cereza y vainilla... ha envejecido en roble lo nuestro, mierda! cuánto ha envejecido.

Hasta ahora escribía para exocizarte, aunque este blog es más una invocación al diablo que una forma de desterrarlo, dicen que uno se enamora de cómo se siente cuando está con la persona que provoca esa sensación, que nos colgamos del chute de endorfinas, que somos unos yonquis químicos. Pues yo soy un yonqui del diablo que te habita y sí, qué quieres que te diga, haría un ritual de esos para atraerte para siempre o alejarte de mi vida.

Y no te soñé sola, que te soñé con complementos, los suficientes como para salir decepcionado del sueño. Íbais vestidos de blanco. Te odiaré hasta el día en que me muera porque te siente tan bien el blanco. Nunca quise querer a nadie tanto a quien no quería, me costó tanto confiar de nuevo pero me dabas confianza, te pedía que no me la dieras, que la dejaras en casa cuando salieras no fueran a robártela.

Yo ya lo tenía todo perdido. Lo había admitido y no esperaba nada. No des nunca nada a nadie que no te lo pida si luego vas a quitárselo cuando más lo necesite.

Ahora las cosas van mejor. No sabría decirte por qué te soñé hace dos noches, no debería haberlo hecho, han sido muchas lunas, el silencio se ha convertido en un océano de infinitas orillas. No te voy a engañar, te sigo deseando lo peor, aunque ahora que lo pienso lo peor que se me ocurre es que te encuentres a gente tan desencantada como yo. Y yo no quiero encontrarme a gente como tú y al mismo tiempo daría lo que fuera para encontrarme contigo el día en el que me encontré contigo. O no haberlo hecho nunca.

No iba a publicar esto, era una reflexión en voz alta, sabía que si lo escribía acabaría por convertirse en algo feo y sucio. Pero es que yo me he convertido en algo feo y sucio. Porque que alguien que antes era un tío divertido y optimista lleve casi cuatro años con un blog como éste es que se le ha podrido algo por dentro.

No sé dónde esconderme de tanto hijo de puta.

6 comentarios:

Tonta dijo...

No tienes que esconderte, que se escondan ellos!
Ve despidiendote del desencanto, q 4 son muchos años!!!Eso sí, sigue con el blog :)

hécuba dijo...

Casi me da un yuyu cuando he visto la foto, toni. Un caracol...

No te escondas, no merece la pena. Un besito.

Tonetxo dijo...

Una manera como cualquier otra de estar en este mundo.
Prefiero disfrutar con algo tan feo y sucio antes que con su indiferencia.

Espera a la primavera, B... dijo...

Cuatro años son muchos años, supongo...

Espera a la primavera, B... dijo...

Y eso que son hermafroditas... no sé si es amor o curiosidad, jeje.

No sé si era necesario esconderse, pero lo he hecho. Y estoy más o menos bien, acabando cosas... creando algo que creo merece la pena.

Espera a la primavera, B... dijo...

No sé, Tonetxo... a veces me gustaría poder ser indiferente. Pero es difícil. Gracias por pasarte.