domingo, 9 de mayo de 2010

Me queda la esperanza (y los domingos por la mañana)



Me llamas porque sabes que yo te diré lo que quieres oír. Nada fuera de lo común, te digo que sólo tú sabes qué es lo que quieres y qué no. Tú asientes con la cabeza al otro lado del teléfono, sabes lo que quieres pero te avergüenza reconocerlo. Hablamos. Cuelgas. Dejo de existir para ti. Yo me quedo un buen rato pensando en ti.

Al principio pensé que para olvidar es una gran ayuda que te olviden primero. Luego, con el tiempo, fui cayendo en la cuenta de que hay cientos de (quizá cientos de cientos) formas de olvidar. Tardé en aprender a saber que ante ese lenguaje, nuevo para mí, mi léxico era limitado y acabé concluyendo que soy un ser demasiado sencillo o que, simplemente, el olvido habla dialectos personales más difíciles de entender cuánto más diferentes somos. Posiblemente ande desconcertado, he leído los mails que me enviabas, son las 10:45, va a ser un día muy largo.

A bonsai dejaron de nacerle flores. Sinceramente, yo pensaba que le iban a brotar todas a una. No sé qué le ha pasado, quizá le haya asustado la primavera, tal vez la lluvia de éstos día lo ha confundido, quizá las flores blancas eran como los dientes de una sonrisa que se ha muerto en el primer gesto de las comisuras de los labios al saber que ya nunca volverías. Antes me asustaba la tristeza que me provocaban tus desplantes, ahora lo que me preocupa es esta la calma, esta calma que me pone tan nervioso.

El tiempo corre, quiero acabar cosas. El lunes vendrán a hacer fotos al piso para colgarlas para su venta. Tengo ganas de acabar con todo esto. Si miro hacia atrás no sé si he sido fuerte o solamente tozudo. A día de hoy, eso me da igual. Me empiezan a dar demasiadas cosas igual. No es que me haya resignado es que, sincermante, no voy a dar prioridad a lo que no tiene remedio.

1 comentario:

Marina dijo...

"No sé si he sido fuerte o solamente tozudo".

Me gusta mucho esa frase, y el post en general. Un abrazo.