Estábamos dañándonos a nosotros mismos casi sin darnos cuenta. Tengo la amarga sensación de haber empezado demasiado pronto y haberme jugado demasiadas cosas y por tanto, haberme perdido la vida y habérsela hecho perder a las personas a las que tenía cerca.
Imagino que es el precio de llegar a esta parte de la madurez con algo así como una misión cumplida y, aunque el mundo cada día sea más difícil de cambiar, haberlo cambiado aunque sea sólo un poco.
Y poder contarlo como si fuera una historia.
Porque al final se trata de eso: dejar un bonito relato aunque esté escrito a medianoche y a miles de kilómetros de donde has nacido y ha transcurrido todo.
El equivalente a contar historias alrededor de una fogata hace miles de años. Cuando todo estaba por hacer y nadie imaginaba lo que podríamos construir (y destruir).
Imagino que las cosas empiezan así.
Y se terminan también así.
1 comentario:
siempre te leo. y a veces no digo nada.
no estoy en un momento tan prolífico ni grato emocionalmente hablando...
pero me reconforta a veces asomarme aqui
o en otros blogs...
no se escribir bonito. ni siquiera con profundidad. a veces confieso que intermitentemente solo vengo y escojo un post pasado tuyo
pero ultimamente escucho esto siempre que poso los ojos aqui...
perdona.
https://www.youtube.com/watch?v=PMD6PYDO_UU
Publicar un comentario