jueves, 6 de junio de 2013

El centro de gravedad se está agravando por momentos


Yo sé que usted no entiende que yo no entienda, o no comprende que yo no comprenda, como a mí también me deja perplejo que no se dé cuenta de que si usted se aleja yo no soy el que se va, que la distancia no es otra cosa que hacer crecer una burbuja de aire entre nosotros, llenar de aire el aire, no me pregunte el porqué pero ese hueco se me va convirtiendo en herida, no porque yo la necesite, sino porque sin necesitarla la echo de menos, echo de menos mi mano sobre su hombro, echo de menos que usted me llame por mi nombre y llenarme con el diminutivo del suyo el filo de mi boca, usted no entiende que a veces siento que las palabras me faltan justo cuanto creo que más las necesito, que usted se aleja porque yo no soy capaz de hilvanar diez o más frases que le hagan pensar que a mí, lo único que me conmueve, es usted.

Usted ya sabe que un hombre lleva impreso en el reverso de la piel una decálogo en el que bajo ningún concepto ha de mostrar cosas básicas, uno no ha de mostrarse niño, ni llorar jamás, ni jugar con las mascotas, ni dejar ver que ama por encima de todo, un decálogo que dice que que va a ser fuerte cuando todo flaquee, que va a empezar una y otra vez de nuevo cuando todo se derrumbe, que un hombre es una roca, que un hombre puede con todo. Hace tiempo que mi vida se convirtió en otra cosa, que cambié las certezas por la incertidumbre del agua, que la perseverancia la malvendí para llegar a cuantos más mejor, cuanto más pobres mejor, y que sigo en ello, porque uno, para amar, ha de ser solidario; no compasivo sino solidario, porque el verbo amar se conjuga en los tiempos oscuros, recuerde: la solidaridad sólo es amor cuando más difícil es construirla.

Pero claro, a veces se me olvida que su voluntad está hecha a prueba de palabras, que es como un chaleco anti-sílabas a las que yo me tengo que enfrentar un día tras otro, acercarme sigilosamente hasta quedar a un palmo de usted sin que me vea, y entonces decirle por sorpresa y a quemarropa que la quiero, porque todo lo que he escrito, todas las palabras que he construido, todas, siento que sólo fueron un pretexto, una forma de entrenarme, para que cuando me encontrara con usted, yo supiera convertir su miedo en esperanza, y su llanto en risa, y su apatía en juego, y su corazón en una razón más para seguir latiendo.

Yo sé que usted no entiende, Avellaneda, que su proximidad me aproxima, y su lejanía me aleja, pero usted sabe que me gusta la compañía de su cuerpo, que soy adicto a cómo se estremece, que mis manos buscan en braille mensajes ocultos y mapas del tesoro en los relieves de su piel. Y a mí me gustaría saber expresar todo eso de una forma hermosa, pero entonces recuerdo que siempre fui un torpe. Y que usted se va.

Y a mí me gustaría gritarle palabras frescas y olorosas como flores para que no se fuera.

Y a veces tengo la impresión de que, en realidad (por la forma de mirarme) usted no quiere irse.

6 comentarios:

hécuba dijo...

2º intento (en el primero solo había puesto una palabra: vaya...

En el segundo pongo que me has dejado sin palabras, en sentido positivo, por eso el primer vaya.

Un beso.

Daltvila dijo...

¡Qué hermoso texto!

No se puede decir más bonito.

Besos

Y de qué me suena a mí eso de Avellaneda!?...
¿?

Anónimo dijo...

Usted escribe hermoso, pero eso, usted ya lo sabe.
Besos desde lejos, con pedazos de Selva y Manantial.

S.

Espera a la primavera, B... dijo...

Hécuba, al final quizá si que escribir acabe demostrando quién es cada quién.

Y supongo que es por eso que me enganché a tu forma de escribir, a tu forma de decir las cosas, todos tenemos un lenguaje que nos hace únicos.

Gracias por escribir, por pasarte por ésta que es tu casa.

Un fuerte abrazo

Espera a la primavera, B... dijo...

Daltvila, me acuerdo muchas veces de cuando abriste tu blog y no tenías plantilla, o no se te subían los textos... y en lo mucho que me he sentado a tu lado mirando a través de tus ojos, leyéndote las letras.

A veces uno debe dar un paso, debe decir "no te vayas" a quien no quieres que se vaya, cuadrar el círculo entre lo que dice nuestra boca y lo que dice nuestro cuerpo.

Gracias por pasarte por mi blog. Se te echa mucho de menos.

Abrazos

Espera a la primavera, B... dijo...

A mí su selva y su manantial se me convierte en mapa, en corriente marina, en océano, en puñado de nubes que vienen del oeste...

Usted y yo escribimos de forma similar y eso une más que la distancia que nos separa.

Un fuerte abrazo