lunes, 27 de agosto de 2012

Corazón de Pirata



Si tuviera el valor de volver a volar, de decir no más, de no ser lo que yo quise ser porque creía que era la mejor alternativa... si tuviera el valor de volver a ese punto en el que todo pudo cambiar, quizá volvería a tomar la misma decisión. Eso me asusta. Me miro en el espejo y me doy miedo, porque ese de ahí es alguien que no sabe querer, es alguien que antepone las cosas a él, que se cree capaz de ser quien no es, que se cree capaz de ser cualquiera menos él.

Estos días de vacaciones me ha sobrevenido una sensación casi física de que algo se termina, y no me refiero a eso que sale en las noticias, no se acaba el mundo; era algo mucho más eléctrico, mucho más no se puede seguir así, Toni, no se puede estar huyendo siempre hacia cualquier parte a cualquier precio. Creo que he llegado a esa maldita crisis que dicen que nos llega a los cuarenta, creo que ha llegado todo aquello que he estado evitando tanto tiempo: detenerme, tomar la decisión y actuar.

Porque si miro hacia atrás soy incapaz de distinguir los años, de discernir entre lo que estuvo bien y lo que estuvo mal, soy incapaz de ver las caras de las personas que estuvieron junto a mí, apenas veo algo que creo que no sé si mereció la pena. Siento que me he equivocado en todo y por tanto, quiero empezar de cero, casi de cero, pero no tirándolo todo por la borda, sino desde todo eso que sé que me hace humano, que me hizo humano, porque hay algo que no somos y no somos al mismo tiempo, porque somos y no somos el personaje que interpretamos, no somos ni tú ni yo, somos eso que vive y eso que es capaz de vivirlo todo de una forma única e irrepetible.

Me cansé de ser el respetuoso con los desconocidos al que no respetan, el comprensivo al que no comprenden, el que espera cuando los demás piden paciencia, me cansé de callar para que no hablen mal de mí, me cansé de escuchar lo que no quiero oír.

Uno debe ser respetuoso con los que quiere y le quieren, comprensivo con quien es comprensivo, esperar al que te llama y te dice que va a llegar tarde, uno debe sentarse y escuchar a quien quieres escuchar, porque vivir es algo sagrado, las relaciones humanas no son nada si no las sostiene el hilo del cariño.

Tanto tiempo pensando y me he dado cuenta ahora que uno no puede cambiar el mundo, no puede evitar que le pasen cosas malas, no puede evitar ni el dolor ni la pérdida, no puede esperar de los demás lo que, probablemente, no quieran compartir.

He buscado mi bienestar en contentar a tanta gente que ahora está disperso en millones de segundos esparcidos por el tiempo, tanto tiempo pensando en que debía hacer lo correcto, ser un hombre de provecho y me olvidé de ser quien yo era.

Empiezo a descubrirme, a quitar capas de mí, empiezo a empezar a buscarme. No sabría decir cómo ni dónde, quizá alguien sepa más de mí que yo mismo. Yo sé que tú siempre miraste en el fondo, a través de todas esa mentiras que creía que necesitaba creerme para ser alguien a quien tuvieran en cuenta.

Era esto lo que estaba intuyendo todo el tiempo. Era esto lo que sentía que necesitaba ver. Siento como si toda mi vida hubiera sido un pasatiempo, que ahora voy a empezar a vivir de veras. No sé qué me deparará el destino, y sé que no va a ser fácil dejar de ser yo. Me he pasado toda mi vida con miedo a desear, creo que lo que nos define, lo que más nos hace nosotros mismos es el deseo genuino, saber qué queremos realmente, atrevernos a desear vivir con todas las letras.

Ahora empiezo a comprender.

Y no te lo vas a creer pero ahora también empiezo a respirar.

1 comentario:

Darío dijo...

Es que sacarse ese lastre, debe ser un poco, descargar un peso pesado...
Un abrazo.