martes, 22 de marzo de 2011

Penélope


Últimamente Penélope viene a recibirme a la puerta, me sigue a una distancia prudente, espera a que deje la bolsa y me sigue con la mirada hasta que decido sentarme delante del ordenador.

Entonces viene a restregarse contra la silla y a emitir un maullido corto y lastimero. Quiere que la acaricie. Y yo lo hago.

Penélope es torpe a la hora de recibir caricias. Se ha pasado la vida creyéndose hija de Ulises y Ulises, con la edad, se ha vuelto un cascarrabias. Sospecho que ha pasado algo entre ellos. Algo de riña de gatos. Imagino que cansada de recibir arañazos, Penélope descubrió que si se acercaba lo suficiente a mi mano recibía caricias, yo nunca pude acercarme a ella. Después de siete años de concubinato, Penélope se dio el permiso de acercarse al monstruo (yo) para comprobar que el monstruo no era tal, sólo un bicho grande, un bicho que le da jamón de pavo con paciencia infinita. Penélope tarda un buen rato en decidirse a probar lo que le doy.

Porque Penélope es una señorita.

Para beber moja la patita y se la relame como si mojara una magdalena en el café con leche. Es tan suave... su pelo negro y blanco (como Silvestre)... es azabache con la barriga de nube, rabo negro con la punta blanca como si la hubiera metido sin querer en un cubo de pintura.

No por casualidad vino de las laderas de la Alhambra, es princesa y mora, de ojos verde aceituna, silenciosa y sensible, a veces juega con el invisible.

Llevamos siete años juntos (la ví nacer) y apenas hace unos meses que la oigo ronronear. No sé que conjuró ese cambio, si la pelea con Ulises o que decidió explorarme con curiosidad felina. El caso es que ahí está, tumbada encima de la cama de la habitación del ordenador.

Como una esfinge negra como la noche. Gata. Cansada de esperar a Ulises.

6 comentarios:

María dijo...

¡¡Vaya afortunada que es Penélope!!

No teje, no se da cuenta que debe esperar por Ulises, no debe alejar a los pretendientes que la agobian y además tú le da pavo con paciencia infinita, tras lo que además, la acaricias...¿¿¿puede haber una Penélope más afortunada sobre la faz de la tierra???


Un placer... lo siento, ni sé como he llegado aquí, ni veo nombres, pero me ha gustado tu ternura con la gata:)) ¡¡ah!! y también me gustan los Secretos.


Good night.

Anónimo dijo...

¡Me encanta la foto! Y para que luego digan eso de que se pelean como el perro y el gato... Este no es el caso...

El perrito se parece muchísimo a mi peludín (del alma mía), sólo que el mío tiene una carita incluso más linda. ¡Es todo un guaperas!

¿Es Pé como la minina de la foto?

Espera a la primavera, B... dijo...

Seguro que eres buena gente. Si te gustan los secretos es que eres de lo mejor. Me paso por tu blog!!

Espera a la primavera, B... dijo...

Penélope es como la de la foto, sí, quizá sea más negra. Lo antagónico de perros y gatos no es un mit, pero a veces...

flower dijo...

Si la acaricias con la misma sensibilidad con que acaricias las palabras, seguro que se paseará bajo tu mano. Y ronroneará. Cualquiera lo haría.

Besos,

Mía dijo...

Suertuda que son algunas Penélopes....
Tema precioso.
Un abrazo.
Cuídate.
Ciao.
No dejes de ronronear.
;-P