lunes, 14 de marzo de 2011

Demasiada lluvia


No puedo escribir. Hace días que mis dedos y las teclas se han declarado una guerra atroz de silencios, de la biblioteca a casa y de casa a la biblioteca ya nada tiene sentido, ninguna frase que escribo parece tener un alma (o alambre) que, al atravesarla, le dé consistencia.

Anoche el hectoplasma de Gregorio Samsa se sentó en la silla junto al armario, me observaba divertido como si, de un momento a otro, fuera a recrease ante sus ojos el suceso que lo convirtió en leyenda. Me di media vuelta y oí como cruzaba las piernas, encendía un cigarrillo y susurraba "venga, sólo te falta cambiar el cuerpo, tu alma hace tiempo que es de las nuestras".

Mi cuerpo refulgía en medio de la noche como si por mis venas corrieran ríos de lava incandescente, mis gatos se acercaron al calor de mi cuerpo venciendo el miedo al fantasma de Gregorio Samsa, un espíritu viejo, lento, pesado, pero cuyas manos (patas) conservaban aún cierto temblor inquietante. Cuando el calor se me hizo insoportable, me levanté y fui al baño, me remojé la cara con agua fría y volví a la cama algo más aliviado. Me duró poco.

Gregorio Samsa se fue hacia las tres y media, se levantó y se disolvió como si, en realidad, hubiera pedido prestados los átomos de su cuerpo al aire de la habitación y se los hubiera devuelto para irse. Yo seguía sin dormir, cansado de deambular por entre las dunas en que se habían convertido el edredón y las almohadas.

Llevo mal despertarme por las noche. No dormir me desata la cuerda con la que he amarrado su nombre a un árbol del bosque. Su nombre es como uno de esos grafittis que no se van del todo cuando se lavan. Tendrían que abrirme la cabeza y cepillarme el cerebro con fuerza. Mañana, cuando vaya a sacarme sangre le pediré a la enfermera que me extraiga también su recuerdo...

El fantasma del fantasma de Gregorio Samsa se ríe sin risa en la anarquía de electrones improbables y descoordinados ante mi estupidez y mi desgracia. Se van volando (si vuelan) combinándose entre ellos en una danza soez y primitiva, rechinan al frotarse contra las paredes. Algunos se van por debajo de la puerta.

Por la mañana el correo me dice que soy un hombre difícil y yo le doy la razón al viento sin pensarlo muy bien del todo, y entonces mi cama se vuelve de arenas movedizas donde me engulle la tristeza, quisiera escribir y no puedo, aun así lo intento como el que se agita para salir y se hunde más y más.

Y entonces pienso para quién es mi último pensamiento cuando sólo me queda la nariz fuera. Y mi último pensamiento es precisamente el que me salva, el que, como una cuerda a la que agarrarme me libra de la muerte.

Gregorio Samsa disperso por el universo exclama "Oh!" y yo empiezo de nuevo, a recorrer en silencio los mantras olvidados y, como casi por arte de magia, la ruleta me devuelve a la recámara sin bala...

... donde te echo de menos, aunque tú no puedas saber cuánto.

En el silencio escucho tu silencio.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué bien que has vuelto! Tu hiatus se había notado mucho. Ha sido toda una agradable sorpresa ver que has actualizado. Ya cfeí que dabas por cerrado definitivamente tu blog.

Lo que dices sobre el bloqueo en la escritura, nos pasa a todos (los que escribimos de verdad), así que tranqui, no te preocupes, que seguro es algo pasajero, ya verás. Con lo retebién que escribes tú...

Y respecto a ella y sacártela de la cabeza, eso es algo que sólo TÚ mismo puedes hacer, nadie otro u otra te puede echar una mano... Eso es algo intransferibley totalmente individual.
Please, no sufras tanto.

¡Me encantaría poder ayudarte! Déjame saber si necesitas algo, que le que esté en mis manos lo haré. Me produce mucha tristeza ver que, a pesar de tanto tiempo que ha pasado, aún la llevas en tu mente, pero te comprendo, no es nada fácil.

Me gusta la foto. Y, ¿sabes? Estoy muy triste por lo de Japón... Y pensar que nosotros aquí, en esta parte del planeta, estamos intactos y lejos, muy lejos de ése desastre... No obstante, cerca en la empatía con el pueblo japonés, y con el libio, el egipcio, el tunecino y los que aún quedan por venir.

Que sepas que la abajo firmante te quiere mucho, mucho. Mi casa ALMA ABIERTA siempre estará ahí para cuando la necesites.

Cuídate mucho,

Amber

Mía dijo...

Me alegrta ver tu blog de nuevo por aquí.
Benvingut!
Ciao.
;-P

Espera a la primavera, B... dijo...

Gracias Heidi, yo te leo siempre.

Anónimo dijo...

escribir es ponerse.

flower dijo...

(silencio)