viernes, 31 de julio de 2009

Llego tarde


Jueves, las 2:22 h, no sé si había dicho que soy un tipo poco recomendable. Sí, soy de esa clase de gente cuya sinceridad le condena, cuya soledad es, en realidad, el síntoma y no la enfermedad que se padece.

En el primer capítulo de la novela el protagonista dice: "... alguien dijo de mí que yo estaba solo porque había comprendido que estar junto a mí era sufrir inútilmente y para ahorrarle ese dolor a las personas queridas había decidio apartarlas de mí para siempre". Bueno, quizá no fueran las palabras literales. He leído mucho ese principio de novela porque siempre quise rehacerlo, darle algo más de humanidad al personaje desde que se presenta al lector. Nunca lo he conseguido, es más, si alguna dificultad se me presentea a la hora de reescribir ese primer capítulo es que el personaje es demasiado parecido a mí y al mismo tiempo demasiado distinto. Y me confunde y me atrae hasta un abismo en el que no quiero precipitarme. Si alguna cosa sé de mí mismo es que si alguna vez caigo en ese agujero sin fondo, no podré salir de él. Por eso soy un luchador, por eso soy un superviviente, porque no me queda otro remedio, porque me juego la vida en cada palabra que te escribo. Tú ya lo sabes. Lo has sabido desde el preciso instante en el que entraste en este blog y sentiste el vértido de la tela de araña sobre tu piel. Sí, claro, lo he dicho otras veces. Yo soy la tela y soy la araña, ambas son lo mismo, como tu ropa y tú, como tu trabajo y tú, como tu cuerpo y tus sentimientos temblando dentro de tí.

Si estuviera delante de tí te miraría a los ojos y ya no existiría nada más para nosotros. Quien es el cazador y quién el cazado habría que verlo mucho tiempo más adelante. Sospecho que las cosas no serían como parecen, al fin y al cabo, qué fácil es deshacer una tela de araña, y en cambio, qué esfuerzo es construírla para atraparte. Porque si alguna vez tuve claro para qué escribía este blog es para que te quedes en él. Sí, no empezó así, empezó de otra forma mucho más inocente, empezó para escribir la novela, empezó para poder olvidar a una mujer a la que ya he olvidado, y eso es algo que me tengo que recordar todos los días, "toni, la has olvidado".

Hoy jueves (viernes) he salido a tomar algo con amigos, he hablado demasiado, he tensado la cuerda, he dicho ciertas verdades de las que duelen porque no te voy a decir lo maravilloso que eres cuando te comportas de una forma distinta a como siempre fuiste. Nunca te diré lo que quieres oír. Te diré lo que me dicta mi corazón. Puede que el destino de un amigo sea estar a tu lado pase lo que pase, pero estar a tu lado significa decir lo que piensas. Luego decidirás qué es lo que quieres. Nunca dirás de mí "podías habérmelo dicho entonces". No, nobleza obliga.
Sé que he hecho mal, tenía que haber sido más cauto, pero tienes que saber que no todo se consigue por la fuerza, que como dijo no recuerdo bien "el tacto es hacer ver la luz sin que te deje ciego el rayo". Si te aprecio te diré qué pienso. Si me das igual, tal vez me quieras toda la vida.

Con esto no quiero decir que sea como un elefante borracho en una cacharrería, quiero decir que si me preguntas qué es lo que pienso te contestaré lo que realmente pienso. Siempre y cuando no te haga daño. Ante todo no quiero que te duela, quiero que tú mismo entiendas el porqué soy así, por qué las cosas son así.

Soy un tipo poco recomendable, soy pendenciero, irreverente, diplomáticamente sincero, a veces duelo como una herida abierta. A veces hay que abrir heridas para extraer el veneno.

Supongo que es tarde, he acpetado demasiadas invitaciones y tengo demasiado sueño como para ser coherente.

Me gusta cuando me escribes, no dejes de hacerlo, por favor. Necesito esa dosis diaria de ilusión, saber que estás ahí, que tienes aunque sea sólo una frase para mantenerme a flote. Sé que no lo entiendes pero no pierdo la esperanza de que algún día lo hagas. Y me abraces. Y me sienta a salvo. Y yo pueda dicirte que no me dejes. Y tú me digas, estáte tranquilo, estoy aquí.

Pero es jueves y son casi las tres de la mañana. Y se me cierran los ojos. Y necesito pegarme a tí, a tu mirada profunda como el océano, al olor de tu piel a la que aunque me abrase me aferro como si me fuese la vida en ello. Y no quiero dejar de escribirte. Y se me duermen los dedos encima de las teclas como niños agotados de tanto jugar.

No pienso revisar este texto. Maldita sea, te echo de menos. En estos momentos, me faltan tus palabras, y con ellas tu cuerpo.

4 comentarios:

Fiebre dijo...

Querido a mí no me pareces un elefante en una cacharrería porque tu blog es sumamente correcto:
Pero olvídate de todo...

Toni, algún día el "sentir" será tuyo.
Y te aseguro que si yo tuviera ése ´puntito contigo´ hubiéramos probado el ´vivir´...

Genética Inexacta dijo...

Hay veces que al leerte es como si lo hubieses escrito susurrando, asi a media voz, despacito... tanto que hay que acercar la cabeza a tu boca para oirte, será dependiendo de la hora en que lo escribes, este como es demadrugada está escrito en voz baja.
Me gusta escucharte, bueno, ya sabes, no dejes de hablar.

Besos nublados.

lunia dijo...

Nada de elefante, nada de chatarrería, sino mucho de cercano, muy cercano. Es un gusto leerte y …. oírte. Y sí, por favor, di siempre que lo que piensas (pero mejor sí, con un chorrito de diplomacia).

Fiebre dijo...

"alguien dijo de mí que yo estaba solo porque había comprendido que estar junto a mí era sufrir inútilmente y para ahorrarle ese dolor a las personas queridas había decidio apartarlas de mí para siempre".

La otra noche con el insomnio me quedé con la frase, hice un comentario superficial - no me resistí, me encantó la entrada- y me propuse volver más despejada.

El "puntito" (del personaje) del que hablaba es el siguiente:
Digamos que más o menos, yo no lo veo inhumano, sino todo lo contrario.
Lo fácil es dejar que se acerquen por egoismo, y vivir tu momento particular para que luego salga el sol por Antequera.
Por supuesto, hablo de lo sentimental,a mis amigos suelo acercarlos todo lo que puedo.

Pero cuando sabes que todo tiene fecha de caducidad, cuando la gente espera una vida plana y te dicen, no ese "moriría por ella", sino... vamos a tener una casa en tal sitio, dos churumbeles, y las vacaciones en la playa...es hora de alejar a una persona a la que vas a hacer daño.
Sí, el personaje la echa de menos, quiere abrazarla ¿durante cuánto tiempo?...

Me gusta tu personaje. Parece cínico, pero no lo es. Parece huidizo, pero es "mirado" para con los demás.
O yo lo quiero ver así. Un enamorado del amor.