lunes, 13 de julio de 2020

El retrato de maría nikoláyevna románova



Siempre empiezo con la misma frase y luego la borro. No sé si es una manía o es que estoy obsesionado con ello. Creo que hay un concepto (del que ya te habrás dado cuenta) que me tiene atrapado y a pesar de que sé que no tiene solución, y que nunca entenderé cómo funciona, ahí estará siempre porque lleva mucho tiempo y no se ha ido.

Supongo que todo eso ocurre porque algo pasó y como consecuencia de ello no pude convertirme en alguien normal; y si me preguntaran diría que sólo trato de comprender y sobrevivir, porque en el fondo no soy capaz de crear sinergias con casi nadie. Y lo que yo creo que son equívocos probablente son, en realidad, esa grieta que indica algo roto y que por mucho que quiera imaginar que al estar pegado está entero, no es así.

Es algo partido.

Es algo que no tiene sentido mantener en secreto, porque cualquiera con quien me cruzo lo nota enseguida. También el hecho que sea bilingüe en dos idiomas de dos culturas tan parecidas y tan distantes me tiene desconcertado.

Si pudiera decir algo que describiese lo que pienso o siento, algo que tuviera una o pocas palabras diría que lo que me ocurre es que voy perdido porque no sé sumergirme en la vida. No soy capaz de vivir en alla. Me camuflo bastante bien, observo y he aprendido a dar los buenos días y todo eso, pero la verdad es que me resulta difícil sentir algo por alguien y al mismo tiempo no puedo dejar de empatizar con él hasta extremos ridículos.

A veces pienso que es porque elegí estudiar ciencias en lugar de letras, y por ese motivo me quedé en tierra de nadie. Como lo de la cultura de mis padres y la de mis amigos, que eran distintas, creo que, estar demasiado en esa equidistancia en tantos frentes me ha hecho más observador que activador. Supongo que no se puede estar vivo y no actuar, quizá por eso me muevo por inercias y cuando llego a un punto que debo superar no tengo la energía cinética necesaria para hacerlo. Me gustaría tenerla, ya lo creo.

Otras veces creo que sólo es distimia, una fase que pasará en cuanto las cosas me vayan mejor. La última versión de una melancolía propia de mí o aprendida en todas esas novelas que me atravesaron a través de los ojos, todas las capas de eso que soy y que no conozco.

Nadie se conoce a sí mismo tanto como cree conocer a otra persona.

Ahora, que se van cortando casi todas las historias de los últimos años, que me desprendo de algo que creía para siempre, en lugar de sentirme libre, me siento cansado, como si todo eso, en lugar de darme vida, me hubiera dejado exhausto, y en lugar de tener miedo a seguir sin todo eso que me daba seguridad, me dejara varado en una playa tras un naufragio.

Como en La Vieja Sirena.

Sé que llegan tiempos intereantes, pero que tardaré en recuperarme de lo que está a punto de irse.

Me he pasado casi la mitad de mi vida adulta creyendo en algo que no quería que sucediera.

Y ahora, que estoy en el punto de no retorno, al darme cuenta de eso, creo que necesito algo así como una refundación de mí mismo, y aunque sé por dónde empezar, no sé muy bien hacia dónde quiero ir. O al revés.

Siempre hay un primer paso hacia cualquier parte y siempre habrá un impulso que nos reinicie y nos lleve hacia donde queremos ir.

Ahí estaré.

Por si me buscas.

O por si te cansas de buscar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

preciosa canción. y cosas que dices que me identifico con ellas.