miércoles, 18 de septiembre de 2019

Y envejecer a tu lado


Seguir hacia adelante. Sentirse culpable de no sentirse lo suficientemente culpable por no vivir la dosis esperada de tristeza.

La paz que respira la casa.

Empezar a entender eso de lo que verdaderamente importa.

La patada de empatía que de repente te une a las personas que viven con la misma minusvalía que tú.

Renunciar.

Apostar por apostarlo todo a cosas que no te habías planteado antes.

Que lo que creías importante ya no importa.

Que todos tenemos una cuota de osadía que tiene fecha de caducidad y que esa fecha la pone uno, pero que al final, el azar es quien manda.

Saber que tenemos un tiempo limitado, unas fuerzas limitadas, un cuerpo que envejece y se desvanece, pero aun así somos alma, que trascendemos a los trillones de trillones de átomos que nos dan forma.

Saber que llevo millones de átomos de mi padre conmigo y que en parte eso es la esencia de la paz que vivimos.

Que todo lo bueno se hace por amor.

Que somos unos desconocidos.

Que escuchar es la mejor habilidad en algunos momentos

y que leerme es otra forma de escucharme.

que leerte es otra forma de entenderte.

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