miércoles, 15 de julio de 2015

La tabla de medir fanegas


Vuelvo a no saber qué escribir, la página en blanco vuelve a ser un precipicio y yo vuelvo a ser ese personaje con vértigo al que le cuesta acercarse a la borandilla. Me gustaría tener alas, pero no sé hacérmelas crecer, a veces pienso que debería hacer otro curso de escritura para poner en marcha la rueda, dar de comer al gusanillo de aquello que, hace ya más de diez años, era importante en mi vida. Antes de que todo se convirtiera en una huida hacia adelante y de que las cosas empezara a ponerse feas.

Ha pasado el tiempo. Casi todo sigue igual.

No me quejo.

Quejarse no sirve para nada salvo para perpetuar los problemas. Hace tiempo que intuyo que el mundo tiene muy pocas reglas, reglas que si las cumples te abren caminos más fáciles de transitar, pero ¿qué le voy a hacer? nunca he sido de seguir normas y no voy a empezar ahora. Así me va. Lo asumo, me ha costado hacerlo, pero así es.

Llevo días extraños, ayer vi una luz en el cielo que brilló de forma muy intensa y luego desapareció en un instante. No era una estrella fugaz, no sé. Fue algo muy raro. No es lo más extraño que he visto y sentido estos últimos días. Hay algo en el aire, algo así como una conjunción de planetas y un presentimiento de que algo bueno-malo está a las puertas esperando a entrar.

O salir.

Me hubiera gustado ser una persona normal, no dudar, pensar sólo en lo material, no ser tan tímido. A veces creo que me rompí hace tiempo y desde entonces no hago más que pegar pedazos. No me gustaría seguir así durante mucho tiempo, no con esta sensación de provisionalidad, no con esta impresión de que las cosas son tan efímeras, de que todo empieza para acabar en poco tiempo. Nunca como ahora había entendido al androide de Blade Runner. "Vivir con miedo, en eso consiste ser esclavo". Si pudiera pedir algo sería vivir sin esta angustia de estar vivo. Pero por otro lado, con el tiempo, he aprendido a vivir escondiéndome, buscando en cualquier parte, con períodos buenos, como éste, pero preparándome para la siguiente embestida.

El miedo consiste en eso, en prepararte para lo peor. Saber que nunca vas a estar tranquilo, que en cualquier momento todo puede cambiar y vas a volver a la calle, que vas a volver a tener que disimular que estás bien, que vas a tener que repetirte que todo va a salir bien aunque muy dentro de ti el bicho te grite que esta vez no, que cada vez eres más viejo y estás más solo.

Aún así no me va mal. He creado mecanismos de alerta y he trazado rutas de escape. A veces me doy cuenta de que esa necesidad de salir en cualquier momento hace que no me apegue a nada ni a nadie. Es algo que empiezo a asumir. Y visto lo visto, es casi lo mejor que podría hacer. Reconozco que aceptar este tipo de vida no ha sido fácil. Nada es fácil, hasta que lo conviertes en una rutina.

Siempre que empiezo a escribir sin rumbo acabo por hablar de lo mismo. No sé si es que esto que pienso ha acabado por convertirse en algo que llevo integrado en el adn, como si de tanto pensar en ello algo hubiera mutado en mí y todo pasara por ese filtro biológico modificado.

No importa, he llegado a esto y bueno, no estoy especialmente orgulloso ni avergonzado. Sigo en ello: esperando el próximo huracán, pensando en que no debería escribir esto en voz alta, pero también sé que al subirlo aquí, en cierta forma, estoy más a salvo que si lo dejara macerar cuerpo adentro, como si esto fuera la maldita terapia de un puto loco que sabe que lo está y lo va aceptando poco a poco.

Pero intuyendo que los locos son los demás.

Con su falsa idea de que las cosas están bien como están y no cambiarán nunca sus circunstancias.


1 comentario:

Jo dijo...

escribir para mi es un escape y también una recreación, una aventura que empieza siempre en una pagina en blanco ...

pocas veces me ha sucedido no saber que voya aescribir pero otras tantas hasta se que una idea vaga anda rondando y solo necesito tener un podo de voluntad para sentarme y escribir,.


sinceramente ya quisiera yo escribir como tu
sentir como tu
querer como tu a alguien
extrañar
y pensar en alguien de esa manera para que hasta la vena poética me brote....

aunque para algunos el escribir se nos facilite hacerlo aunqu eno lo hagamos perfecto. creo que escribir no es para todos.


de hecho sufro de juicios por parte de alguien que tiene millones de cursos literarios y odia que lo haga pero, a lo mejor escribir no es solo saber hacerlo sino sentir.



no lo sé de cierto...