miércoles, 22 de julio de 2015

Volverte a ver



Tendríamos que encuadernar lo nuestro, hacerlo libro, manosearlo hasta que se desgaste, releerlo cuando la lluvia no nos deje salir de casa, subrayar el tiempo, escribir notas a pie de página, recitarlo en voz alta, susurrárnoslo al oído como quien cuenta un cuento a altas horas de la noche para que alguien muy pequeño se duerma al oírnos, acurrucarlo con el tono, hasta que los personajes se conviertan en algo casi tan real como la realidad misma.

Deberíamos dejarnos de tonterías y volver a ser un cúmulo de palabras que desordenamos el uno en el otro hasta volvernos haikus casi sin sentido, sin objeto. Y volver a ser eso que un día fuimos, para empezarnos de nuevo con otra historia que contarnos el uno al otro, más viejos y con menos tiempo que perder, más lentos pero con los horarios de los trenes y los autobuses siempre a mano. Me gustaría volver a conocerte cada mañana para empezar todos los días con la sensación de que es el día más feliz de mi vida.

Y volar...


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