viernes, 9 de febrero de 2018

Prefiero la música.



No sé si las cosas hubieran podido ser mejor, pero ahora que han pasado tantos años, me gustaría creer que todo estuvo bien, que no faltó ni sobró una coma, una mirada, ni un ojalá.

Y si he de ser sincero, puede que hoy esté contento de cómo acabaron las cosas, que dejáramos una puerta abierta a la que nunca quisimos volver a ver si alguno de los dos la había cerrado a tiempo.

No sé nada de ella, sólo sé que me salvó cuando no necesitaba ser salvado y que pensó que yo no era lo suficientemente bueno para ella. Con toda la razón, no voy a negarlo.

Desde entonces huyo de todo aquello que pueda poner en peligro esta certeza de que nadie ni nada merece poner en duda esta paz que me he ganado a base de decir adiós a modo de saludo. Así estoy bien, y eso es mucho más de lo que podía decir antes.

Desde entonces he perdido vocabulario, pero no me importa. Sólo creo en lo que se puede nombrar con un número limitado de palabras. No quiero más de las que podré recordar cuando me quede sin memoria, no quiero más que las que me priven de su nombre.

Ya no la busco en google.

He renunciado a su Facebook.

Sólo el puto linkedin se empeña en que tenemos demasiados perfiles en común como para ignorarnos.

Sé que cambió de trabajo.

Sólo eso.






No hay comentarios: