lunes, 25 de junio de 2012

Espejismo de lluvia

Diría que está lloviendo, afuera suena como si cayeran gotas desde el cielo, pero si fuera así mi cuerpo lo sabría. Mi cuerpo se despierta y se adormece con la lluvia, como si cada gota que cae sobre la superficie de la tierra fuera un dedo haciendo un masaje en su piel.

A mí me tranquiliza, puedo estar días enteros nervioso, sin dormir, como si tuviera una corriente eléctrica recorriéndome el cuerpo, y entonces aparece la lluvia y yo me desconecto, como si el agua fuera mi conexión a tierra por donde se va la electricidad estática.

Esta mañana he hecho algo así como una cura de sueño a medias. Me he quedado despierto en la cama, dando vueltas, leyendo a Murakami y esa forma lángida que tiene de dar forma a historias de gente que habla poco. Antes me gustaban las personas que hablaban poco, porque pensaba que su prudencia les hacía hablar sólo lo justo para no decir tonterías. Antes pensaba que la gente que hablaba mucho perdían lo esencial en un mar de consideraciones, prejuicios, como si tanta palabra se volviera un murmullo silencioso, algo que está ahí incluso cuando ya no estás con esa persona. Pero luego cambié de pensamiento. Me di cuenta de que yo era una de esas personas que hablan poco y lo era porque no tenía capacidad para transmitir lo que pensaba o sentía de una forma ordenada, ni emocional ni lógica. Así que cambié de gustos. Ahora me gusta la gente por la luz que emite y me fijo menos en las palabras. No sabría cómo explicarlo, la luz es algo así como la proyección positiva que se genera en los demás. Yo me entiendo.

Respecto a esa luz, no tengo muy claro que clase de ella emito. No sabría decir si las personas que pasan por mi lado tienen una percepción de mí lúgubre o radiante. Supongo que debe ir por días (soy bastante ciclotímico) y también he de admitir que he pasado muchos años solo y eso aísla tus pensamientos, tu forma de enternder el mundo y los demás... aunque quizá la soledad sólo haya sido un consecuencia de esa timidez, no sé. Tampoco quiero darle demasiadas vueltas a todo eso. Creo que no voy a encontrar una explicación razonable...

Definitivamente sí que está lloviendo. Poco, pero llueve, mi cuerpo ha entrado en modo lluvia. Mañana será un día importante por dos motivos, primero porque llegan los ingenieros para evaluar mi trabajo y el trabajo no está del todo acabado. No ha sido culpa mía pero sí es mi responsabilidad no haber sabido leer entre silencios la implicación a medias de quien yo creía que sí lo estaba. Al final creo que lo he logrado a medias y eso me deja en un lugar a medias.

También mañana me reúno con Business Angels para que inviertan en la máquina que potabilizará toda el agua que se necesite en cualquier parte del mundo.

Y el martes se fallan los premios de los que la máquina es finalista.

Miro hacia atrás y reconozco el vacío, veo al bicho agazapado, mudo, con miedo a no volver a tener fuerzas nunca más. Pero me conozco lo suficiente como para saber que un día estaré roto y él aparecerá con sus palabras y sus idas y venidas hacia el infierno. Pero algo ha cambiado. Ahora ya no me da miedo perder el control de las situaciones, ahora estoy casi en paz conmigo mismo.

No voy a caer en el error de pensar que he llegado hasta aquí por mis decisiones. El mundo, la vida y otras personas también tomaron decisiones que me llevaron a un punto casi sin retorno. Lo que hice a partir de entonces sí que forma parte de la decisión que tomé de ir a por todas. Y me salió bien porque tenía el deseo de llevar agua potable al mundo desde hacía muchos años.

Uno siempre tiene la oportunidad de ir hacia adelante, de demostrarse a uno mismo que puede lograr cosas que parecen, a priori, imposibles.

El mundo no tiene sentido si no colaboramos.

Si no estamos dispuestos a levantarnos y crear nuestros propios retos y creer en ellos, si no somos capaces de ir más allá cuando el siguiente paso puede ser un paso hacia el abismo, si no piensas con el corazón cuando la cabeza dice basta pero sigues al corazón sin reparar en peligros, si no nos arriesgamos por amor, entonces ¿qué crees que te va a emocionar el resto de tu vida?

Estos días me he ido acordando de las personas que me dijeron que no lo lograría, los que me aconsejaron que me dedicara a otra cosa, los que me dejaron a un lado. Hay personas para los que la medida de los demás se mide en lo que pueden sacar de ellos. Soy un hombre poco rentable, ¿qué le voy a hacer? He pensado mucho en ellos, lo he escrito en voz alta y lo he pensado abrazado a la almohada en el silencioso crepitar de las estrellas.

Y hoy, mientras remoloneaba en la cama, me he preguntado si cuando me muera habré dejado un mundo mejor. Y me he respondido que por lo menos lo habré intentado.

Porque a pesar de todo, seguimos siendo pequeños, niños en el papel de adultos, capaces de reír y capaces de ilusionarnos, de ser altruistas o de ser codiciosos, pero seguimos siendo insignificantes en comparación con aquello a lo que pertenecemos.



3 comentarios:

elena dijo...

El hecho de haberlo intentado, de haberte dejado llevar por el corazón, la posibilidad de llevar agua donde es necesaria, tu altruismo al luchar por lo que has creido posible...por existir y crear, por desear y actuar en consecuencia...por todo eso te deseo que las evaluaciones y tu reunión den el resultado que tanto esperas!
Un beso

Espera a la primavera, B... dijo...

Yo creo que sí, que existe un lugar en alguna parte en el que el corazón tiene un hogar, en el que el líquido elemento cobra sentido. Yo creo que existe un lugar en el que todo se haga realidad... en este caso no fue así...

... pero siempre nos quedarán las estrellas que a la salida del evento me acompañaron y me enmudecieron, pensativo, abstractamente feliz sin motivo. Hambriento de humanidad y de justicia... inmensamente agradecido por la oportunidad y por lo encontrado.

elena dijo...

Ese lugar en el corazón existe seguro...que las cosas se hagan realidad...ufff!! ojalá fueran asi...me quedo con esas estrellas que nos guían, nos acompañan y con las oportunidades que vienen y quedan por venir...igual que nuestro camino!!!
Besos Toni.